A quiénes perjudican las nuevas medidas económicas

El ministro de Hacienda de la Nación y ex director del Banco Central entre los años 2002 y 2004, Alfonso Prat-Gay, anunció en conferencia de prensa el fin de las restricciones gubernamentales a la compra y venta de dólares; una medida que, aunque el ministro haya evitado mencionar, provoca una fuerte caída del valor de la moneda nacional. “No se trata del fin del cepo –declaró inmediatamente Axel Kicillof–, sino de una brutal devaluación que va a triplicar las ganancias de los exportadores, mientras se licúan los salarios de los trabajadores”. Palabras más, palabras menos, eso es lo que los economistas explican que sucederá a corto plazo, luego de la decisión del nuevo Gobierno.

“Lo que se espera a partir del jueves es una salida del dólar oficial a 14 o 15 pesos, que va a tener un impacto inflacionario descomunal porque implica una devaluación de aproximadamente un 55%” (Arnaldo Bocco).

Arnaldo Bocco, quien dirigió el Banco Central de la República Argentina desde 2004 hasta 2010, comentó a Contexto: “Lo que se espera a partir del jueves es una salida del dólar oficial a 14 o 15 pesos, que va a tener un impacto inflacionario descomunal porque implica una devaluación de aproximadamente un 55%”. Según explicó Bocco, esa devaluación acarrea un impacto inflacionario instantáneo del 44% o 45%, “sin dudas altísima –sostuvo–, en detrimento de los salarios reales, nominales, y en la capacidad adquisitiva: se está golpeando muy fuertemente al mercado interno, se deja contenta a la clase media-alta desesperada por comprar dólares, mientras se le pega un palazo a los sectores con ingresos fijos, porque su salario cae al menos un 20% en términos reales”.

Son tristes noticias, en un momento especialmente delicado para las finanzas mundiales, donde las expectativas no son de crecimiento. Agustín D’attellis, especialista en mercados financieros internacionales y en macroeconomía, consideró: “Lo más preocupante de todo esto son las declaraciones de Prat-Gay acerca de liberar el mercado externo completamente”, y sostuvo: “Es grave para la economía del país jugar así con las importaciones, es muy complejo; se trata de un esquema de apertura de mercado que seguramente tendrá un impacto muy negativo sobre la industria nacional”. Según comentó, las pymes se verán fuertemente perjudicadas por estas medidas. “Lo más esperable es que salgan a pedir que se revisen estas medidas, porque con esta desprotección súbita es una locura creer que se van a poder mantener”.

Preocupado por las consecuencias de las medidas anunciadas, D’attellis explicó a Contexto: “Al corto plazo, lo urgente sería la caída del poder adquisitivo de los salarios, producto de esta devaluación; y la segunda mayor preocupación respecto de estas medidas es el golpe que va a sufrir el empleo, por la combinación entre la caída del valor real del salario, el debilitamiento del mercado interno y la explosión de apertura indiscriminada a la importación”.

Para D’attellis, se trata de una combinación de políticas completamente ortodoxas, que no sorprenden, pero que están presentándose en shock. “Eso sí que nadie se lo esperaba”, comentó, y opinó: “Probablemente, la estrategia sea hacer todo junto y después tener tiempo para ver cómo proseguir”. Sin embargo, el especialista en macroeconomía destacó que el impacto de este paquete de medidas lo van a sufrir drásticamente los sectores de menores ingresos, y eso no es algo que se pueda dejar sin atender. “Si este espacio político viene a representar a las grandes corporaciones –sostuvo–, como evidentemente no teme ocultar, entonces esos intereses ya se están viendo favorecidos; pero los sectores que tienen ingresos en pesos, es decir, el pueblo, sale terriblemente perjudicado por estas decisiones”.

“Si este espacio político viene a representar a las grandes corporaciones, como evidentemente no teme ocultar, entonces esos intereses ya se están viendo favorecidos; pero los sectores que tienen ingresos en pesos, es decir, el pueblo, sale terriblemente perjudicado por estas decisiones” (Agustín D’attellis).

D’attellis explicó que es sobre la canasta alimentaria donde se traslada con mayor fuerza el aumento de precios, y que al no estar anunciándose políticas que lo prevengan, los jubilados, los asalariados y cualquiera que no viva de grandes ahorros en dólares saldrán perjudicados con estas medidas. “Los únicos beneficiados son los sectores dolarizados y el agroexportador, el resto es el que paga el ajuste; porque acá hay un tema distributivo. Se lo vende como algo justo e inevitable, pero eso no es cierto: están haciendo pagar la cuenta a los sectores más vulnerables, y la verdad es que, si para eso es la economía, entonces no sirve de mucho”.

Agustín D’attellis, quien se desempeñó durante los últimos años como asesor de la Cámara de Diputados y la de Senadores en cuestiones económicas, consideró que la economía es una ciencia social que estudia factores y herramientas para el crecimiento, el progreso de la calidad de vida y la mejor redistribución, pero que, si se implementa un ajuste desmedido que impacte masivamente sobre los sectores de menores ingresos, entonces se la está utilizando mal.

La mecánica inflacionaria

D’attellis explicó también cómo impactarán sobre la situación real de la economía argentina las medidas anunciadas por Hacienda: “Lo primero es que mañana ya vamos a tener un dólar oficial mucho más alto del que tenemos. El propio ministro habló de 14,50 pesos, pero yo creo que ese valor se dará sólo si existe un acuerdo con el Banco para venderlos a ese precio, porque en definitiva son del Central; y hay que ver a qué ritmo caen las reservas, y cuánta demanda habrá luego de implementada esta medida”. El economista explicó que, si la idea es dejar que el mercado fije el precio sin que el Banco Central acuerde un precio de venta, entonces va a ser bastante más alto de lo considerado. “Acá empiezan a jugar las expectativas muy complejas de la liberalización del mercado de cambio, y la economía de hoy tiene un nivel de dólares en stock que es bajo en el BCRA, especialmente en líquidos, que no son suficientes como para soportar una corrida cambiaria. Y fue justamente por eso que se implementaron las restricciones en primer lugar”.

Según la explicación de D’attellis, como la generación de dólares de la economía argentina es muy baja, a menos que en los próximos días se confirme un fuerte ingreso de dinero norteamericano para calmar las expectativas (y el rumor dentro de los sectores financieros es que debería ser de al menos 15 mil millones de dólares), no será posible sostener la estabilidad financiera del país sin la intervención del Banco Central. “Es un escenario complejo –consideró el economista–, y todo apunta hacia una espiral devaluatoria que empuje los valores hacia precios más altos”.

La estrategia en política económica de Prat-Gay depende exclusivamente de la captación de dólares para las reservas argentinas. Sin embargo, el momento económico mundial no lo acompaña. Con el anuncio de la Reserva Federal de los Estados Unidos, horas antes de la conferencia del ministro de Hacienda, de levantar las tasas de interés, los capitales mundiales se replegarán nuevamente sobre los confiables bancos del primer mundo. “Se inicia un ciclo alcista en las tasas norteamericanas –continuó D’attellis–. Los mercados inician eso que las finanzas llaman vuelo hacia la calidad, y los capitales empiezan a salir de los activos con riesgo (la inversión productiva) y se refugian en activos sin riesgo (la especulación financiera): se debilitan aun más los precios de las commodities (las materias primas) y, en el esquema general, se vuelve más difícil conseguir dólares para el país, y obviamente más caros”.

Para el especialista en macroeconomía, tampoco se puede confiar en que el gobierno conseguirá esos dólares con la recaudación de los millones de toneladas de soja contenidos en silobolsas por los especuladores rurales. “Los exportadores de soja, que tienen poder para influir en el comportamiento cambiario, van a continuar jugando a retener su producción y especulando con el precio del dólar hasta quedar convencidos; y, a todo esto, tampoco sería extraño que a su vez los comercios prefirieran guardar la mercadería en stock, esperando una suba de los precios”.

La época de las fiestas, que se caracteriza por un shock estacional en la demanda de productos, sorprende este año a los comerciantes sin precios de reposición en mente, ya que nadie sabe cómo pueden quedar las cosas en materia financiera. “Sin establecerse medidas antiinflacionarias para proteger el bolsillo de la gente –aseguró D’attellis–, los precios van a subir a completa voluntad del libre mercado”. “Son medidas bruscas para una economía delicada. El propio ministro anunció el levantamiento de las restricciones para compras de hasta 2 millones de dólares, sin siquiera tener que pasar por la AFIP; o sea que cualquier narcotraficante puede venir a hacer sus transacciones porque nadie le va a preguntar nada, y se los va a vender el Banco Central. Políticamente, eso es un salto al vacío sin medir las consecuencias”.

La consideración general del economista de la UBA es que de ninguna manera se trata de anuncios que traigan calma y tranquilidad a los mercados. “Prat-Gay habló de un dólar con valores cercanos al contado con liquidación, que es una operación fiscal a la que muy pocos acceden, y si se abren las ventanillas de los bancos para que todo el mercado vaya a comprar de golpe (con las movidas especulativas y la esperable dolarización de carteras de empresas), vas a tener tanta demanda que difícilmente puedas mantenerla al valor actual del contado con liquidación”.

Respecto del precio del dólar librado a la suerte del mercado cambiario, D’attelis aseguró: “Si dejan que el precio flote hasta donde la demanda esté dispuesta a convalidar, puede trepar por encima de los 20 pesos, pero si la idea es acordar con los bancos para venderlo a un precio de 14,50 pesos, entonces sí puede sostenerse; porque en definitiva los dólares son del Banco Central”. Sin embargo, las esperanzas de una exitosa negociación entre el Gobierno y los bancos se ven amenazadas por la sombra del conflicto que mantuvieron los dos sectores en los últimos días, a raiz de la venta del dólar futuro. “Finalmente lo arreglaron –contó D’attellis–, pero quedó una situación tensa con ese sector, porque el Gobierno no respetó lo que estaba acordado; entonces quizás estas negociaciones no sean tan automáticas”. De todas formas, por el carácter especulador de los sectores exportadores, si trasciende que la venta es a 14,50 pesos, no porque sea un valor de equilibrio de mercado sino porque es una orden del Banco Central, es esperable que no liquiden sus granos a ese precio y esperen una mayor devaluación; un factor que puede terminar de estancar la economía de este gobierno. “Es un esquema de shock muy fuerte –concluyó Agustín D’attellis–, donde además del daño al salario, el empleo y demás, se pone en riesgo la estabilidad del país; porque si no llegan a ingresar esos dólares que supuestamente van a ingresar, entonces nos caemos en un espiral devaluatorio e inflacionario extremadamente complicado de superar”.


 

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