La epistemología del barro

Por Franco Dall’Oste

¿Cuáles son los desafíos de las ciencias sociales en la próxima década? ¿Para quién y por qué se investiga? ¿Desde dónde? Estos fueron algunos de los ejes sobre los cuales se explayaron los disertantes en un aula repleta de investigadores, docentes y alumnos de todas las carreras.

“En este tiempo histórico nos hemos hecho cargo de muchos lenguajes, que tienen que ver con una toma de la palabra pública”, declaró Saintout, y destacó que “nos va interpelando cada vez más hablar diferentes lenguas, y hay que rescatar de entre ellas la recuperación de la lengua política, de los destinos políticos de nuestra región”.

A su vez, la decana de Periodismo habló del abordaje de las Ciencias Sociales desde la comunicación como campo de estudio, campo que se funda en el país en la década del ochenta “atravesado por un tiempo histórico donde se va cristalizando la idea de que el único mundo posible es el orden neoliberal. Y también se define como un campo que debe hablar de todo, y debe ser hablado en todas partes”.

Sin embargo, Saintout destacó cómo, a medida que los medios van concentrando más poder y tomando la centralidad, se conforma dentro del campo de la comunicación un saber que va a dejar de hablar de los medios.

“Hoy estamos en un nuevo contexto, donde existen rupturas con el orden neoliberal, y también continuidades que nos obsesionan”, dijo la decana, y destacó que hoy “hay gobiernos populares que disputan el Estado en nombre de los pueblos”. “Estamos en un contexto donde el Estado logró articular, horizontalmente, demandas que parecían hechas en el vacío”.

A su vez, dijo que este tiempo histórico nos llama a construir “un nuevo modelo histórico, académico y científico, alternativo al que durante mucho tiempo fue hegemónico”. “Contra una ciencia social neutral y objetiva, proponemos, entonces, la necesidad de una toma de posición explícita para la producción del saber”, agregó.

Finalmente reflexionó que, a estas academias blancas y limpias, “es hora de hacerlas indias, de hacerlas mujeres, de hacerlas trans, de hacerlas putas también; necesitamos una academia de ‘otras’, pero en el centro de una sociedad de iguales”. “Contra la cultura del laboratorio séptico, proponemos la epistemología del barro; contra la idea del Iluminismo y la luz, proponemos un conocimiento de la mugre, de la negritud, de la oscuridad, de la transpiración y de los fluidos; de la recuperación de las enfermedades y de la locura”.

El decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, por su parte, reflexionó sobre esta última década, en la cual “las Ciencias Sociales han sabido ubicarse de nuevo en la centralidad”.

A su vez, recordó el relato hegemónico y propuso, como un primer desafío para la Ciencias Sociales, “imponer un relato distinto”, más consciente de para qué y para quién se produce conocimiento.

Viguera, describió tres posibles desafíos para las Ciencias Sociales: “tienen que descubrir y develar, deben imponer un paradigma legítimo, e instalar pisos de conocimiento evitando la fragmentación del mismo”.

Por otro lado, destacó el “avance de lo social y público sobre lo privado”, y la generación de políticas que “nos permitan llegar a niveles de crecimiento e igualdad”. “El desafío”, declaró, “tiene que ver con cómo integrar las funciones académicas, intelectuales y políticas”.

La decana de Trabajo Social, al igual que Viguera, destacó el accionar del Programa de Investigación sobre la Sociedad Argentina Contemporánea (PISAC) y la inversión estatal en este tipo de programas durante la última década.

En este sentido, remarcó que en las nuevas normas y políticas estatales “se ven las marcas de las Ciencias Sociales”. Y habló de las tesis doctorales en esta área, que aumentaron de doscientas a alrededor de setecientas en los últimos años, junto con el desarrollo de becas y políticas que beneficiaron su expansión.

Por último, llamó a “atacar las injusticias entre conocimientos” y desarrollar una “socialización del conocimiento”.

La directora del CONICET, quien cerró las exposiciones, se mostró de acuerdo con sus pares, aunque destacó que es una “enemiga de la totalidad”. “Son los sujetos en fuga los que nos deben interesar”, agregó.

En un interesante debate, Barrancos dialogó con la perspectiva de Florencia Saintout, quien luego destacó la importancia de este tipo de discusiones académicas en la UNLP. En este sentido, la investigadora del CONICET declaró: “quiero manifestar que las Ciencias Sociales no fueron ciegas y sordas al neoliberalismo” y que “Argentina es el país que más estudió la pobreza”.

A su vez, adhirió a la posición de “democratizar el conocimiento”, y refirió a que las Ciencias Sociales “deben ocuparse de todo, y, sobre todo, deben acompañar los derechos humanos”.

El intenso debate se extendió hasta entrada la tarde, y contó con intervenciones de los asistentes, quienes pudieron debatir, junto a los conferencistas, al respecto de los desafíos y las formas de llevar a cabo las ideas y reflexiones expuestas.

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