Violencia en la ópera

Por Gabriela Riera

#NiunaMenos. Bajo esa consigna, Adriana González, contrabajista de la Orquesta Estable del Teatro Argentino, convocó a sus compañeros para tomarse una foto en el foso del coliseo y con el cartelito en alto antes de comenzar el ensayo de la ópera Carmen. Sin embargo, la convocatoria fue ajena a la polémica que desde hace una semana recorre las redes sociales, por la utilización de una imagen que muestra una mujer asesinada y con banderillas de torero aún en su espalda con la que el Teatro provincial promocionó su nueva producción.

La foto fue una propuesta que los escenógrafos de la obra le hicieron a Guillermo Genitti, fotógrafo del Teatro ubicado en la capital de la provincia de Buenos Aires. “Fue una producción artística. Antes que nada pensé en sensualidad, en la arena, en los toreros”, afirma el fotógrafo. Pero agrega: “Para mí, la violencia está, la muerte, la agresión es para cualquiera, sin distinciones de hombres o mujeres”.

En la ópera Carmen, de Georges Bizet, la protagonista es asesinada al final de la obra por su amante despechado. En casi todas las óperas las sopranos mueren, se suicidan, son asesinadas de formas tan aberrantes como sus escritores pudieron imaginarlas, sin distinción de clase social, rol protagónico o época histórica.

¿Qué es arte? La pregunta se discute casi desde la creación misma de la sociedad. La oportunidad de difundir esa foto (una mujer asesinada y abandonada en la arena) con una frase a contrapelo del debate instalado en la sociedad sobre la violencia de género, y a pocos días de que se lleve a cabo la marcha #NiUnaMenos, de amplia difusión, es precisamente lo inoportuno. Una desventura en la comunicación institucional que lastima la sensibilidad del público y de los artistas.

Valeria Ambrossio, la responsable de la concepción escénica de esta obra, afirma que quiere componer una mujer no víctima, sino decidida. Y que, “si de alguna manera  es una víctima, es una víctima del destino y de la fatalidad, pero no de la fuerza de un hombre que la mata. El hombre no la mata porque es más fuerte y porque no tolera que lo hayan engañado, sino que la mata como resultado de una reacción violenta”.

Y asegura que “es el amor, es la traición y las reacciones que tienen que ver con eso: con una mujer que está puesta en un lugar, hasta casi masculino, porque es una mujer que tiene el poder, que decide ser libre”.

La foto con la que los artistas del Teatro se sumaron a la campaña #NiunaMenos (que trascendió por un video), que  discute la imagen con la que el Teatro promocionó la ópera, aún no tuvo difusión.

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Gestión sciolista

Valeria Ambrossio también es la directora artística del Teatro Argentino (y la primera mujer en ejercer el cargo), bajo la concepción política de Jorge Telerman y la gobernación de Daniel Scioli en la provincia. Es productora televisiva y teatral de “la calle Corrientes”, de los espectáculos de Pimpinela y de Moria Casan. Esta es su primera experiencia en la gestión pública, bien recibida por los artistas y trabajadores del coliseo bonaerense porque mantiene la concepción del teatro de producción propia, que elabora desde los zapatos, el vestuario y la escenografía hasta la compleja dirección orquestal o escénica que coordina todos los eslabones de la producción de una ópera o un ballet.

Para esta temporada programó óperas y ballet clásicos, a los que el público puede asistir sin tener demasiada experiencia, o sin conocimientos previos, y mantuvo varios y generosos descuentos que facilitan la concurrencia masiva. Incluso estableció la entrada libre y gratuita para el ciclo de conciertos sinfónicos.

Pero “el presupuesto es acotado y se trabaja con lo que hay”. Esa es el latiguillo de gestión. Toda esta semana, la sección Sastrería, se mantuvo en estado de “asamblea permanente” en reclamo de puestos de trabajos estables y recategorizaciones. Hay trabajo precarizado, contratos y sala escenario (una especie de pago por jornal).

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