Venezuela elige su futuro

Este domingo 20 de mayo, millones de venezolanos y venezolanas participarán de una nueva jornada democrática al acudir a las urnas para elegir a su futuro presidente. Más de 150 veedores internacionales controlarán la transparencia de los comicios, que se transformarán en la elección número veinticinco desde que el chavismo llegó al gobierno, en 1998. La derecha se dividió en dos sectores: uno participará de la disputa electoral, y el otro decidió desconocer la voluntad popular y llamar a la abstención.

El actual mandatario y candidato a la reelección, Nicolás Maduro, encabeza las encuestas frente a los opositores Henri Falcón, de Avanzada Progresista (AP), Movimiento Al Socialismo (MAS) y Copei; Reinaldo Quijada, de Unidad Patriótica Popular 89; y Javier Bertucci, de Esperanza por el Cambio.

Por su parte, los miembros de Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia decidieron no participar y llamar a la abstención.

Todo indica que Maduro puede obtener la mayoría de los votos, y, teniendo en cuenta que la Constitución venezolana no prevé segunda vuelta electoral, ser reelegido para el período 2019-2025. Además de elegir presidente, los venezolanos votarán por diputados para los consejos legislativos regionales.

Segundo en las encuestas se encuentra Henri Falcón, quién ya anunció que, de ganar, pedirá ayuda al Fondo Monetario Internacional. “Hay que recurrir al FMI, buscar financiamiento para Venezuela. Si hay que hacerlo con el Banco Mundial también, y con el Banco Interamericano de Desarrollo, con el gobierno de los Estados Unidos […]. Venezuela debe insertarse en la comunidad de naciones en las condiciones de competitividad”, señaló Falcón.

La mayoría de los analistas indican que la participación será masiva, a pesar de la gran campaña lanzada por un sector de la derecha local y de Estados Unidos (y sus alfiles regionales, que integran el Grupo de Lima, o desde la propia Organización de Estados Americanos), quienes exigieron que se suspendan las elecciones y llamaron a la abstención y a desconocer el resultado.

En contraposición a la política injerencistas desatada contra Venezuela, el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, señaló por la red social Twitter: “Denunciamos que EEUU y la OEA implementaron un plan para derrotar a Venezuela: Antes de las elecciones realizarán acciones violentas apoyados por los medios de comunicación y después de las elecciones intentarán una invasión militar con FFAA de países vecinos”.

A pesar de que la realización de elecciones presidenciales era uno de los pedidos más firmes hechos por la oposición, una parte de quienes integraban la Mesa de Unidad Democrática (MUD) decidieron no participar, llamar a la abstención y desconocer los resultados, tras perder gran parte del apoyo popular con el que contaban como consecuencia de las violentas manifestaciones que protagonizaron en 2017 que causaron más de cien muertos.

Al ver las grandes dificultades para que la derecha llegue al gobierno por la vía democrática, Estados Unidos y un sector de la derecha local comenzaron una campaña para desconocer los resultados, convocar a la abstención y así deslegitimar lo que parece un claro triunfo del chavismo. En esa campaña antidemocrática tiene un rol fundamental el vicepresidente norteamericano Mike Pence, del senador ultraderechista Marco Rubio, y los alfiles de Washington en la región. Entre ellos, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y de los miembros del Grupo de Lima (encabezados por el presidente argentino, Mauricio Macri).

A pesar de toda esa presión, Venezuela ejercerá su derecho a elegir y la fiesta de la democracia no podrá ser empañada por las presiones externas ni por los esbirros locales.


 

SECCIONES