Sofía Viola: mi casa es donde yo canto…

Por Ramiro García Morete

“Sofía: vos cantás”. No fue una pregunta, sino uno afirmación enfática. Sofía tenía nueve años apenas y la madre de una compañera sólo puso en palabras algo que se advertía: la niña inquieta cantaba de verdad. ¿Acaso hay otro modo de jugar? En una casa poblada de música y tradición artística, Sofía escuchó a Tita Merello y pensó: yo quiero ser así. No necesariamente sonar así, al igual que le ocurrió con Billie Holliday o Violeta Parra, sino plantarse así, a viva voz, siendo quien quiera ser. Y donde quisiera serlo. Ni de aquí ni de allá, citará a Facundo.

Por eso a los dieciséis no toleró que un profesor de la Escuela de Música Popular de Avellaneda le dijera cómo cantar tango. Ocurre que ella siempre cantó “porque es fácil”. Y así sus canciones la llevaron por el mismo mapa que trazó la geografía de sus discos adorados.

Un viaje de ida, dirá también. Quizá por eso su próximo disco (que anticipa este domingo a las 21 hs en Guajira) se llama La huella en el cemento. La síntesis perfecta de un recorrido que ha conciliado la herencia de la tierra con la contemporaneidad de la ciudad: folklore, blues, cueca, jazz y tango tamizado por un timbre distintivo y adaptado a sus propias reglas. Las únicas que quiere aceptar Sofía Viola.

El disco se editará el 21 de septiembre y estará disponible en todas las plataformas, por lo cual el show de este fin de semana será “una exclusiva. Va a ser como siempre la ensalada de estilos que hago. Se llama así porque nos pareció que representa la impronta que venimos llevando, los caminos, la carretera… he dejado muchas huellas en el cemento. Hay una cosa muy urbana, tenemos estilo de blues, de suburbio, tiene su nostalgia y su saudade”. Sofía siente que es una postal de “mi territorio, pero también de mis viajes. De otras sociedades, los sentires, su parte romántica…”.

Vos escuchás música de viejas, también le dijeron. Su madre, más precisamente. Sofía escuchaba rock de los cincuenta, boleros… “Es la música que hago, que me sale y la que escucho. Pero no me quiero parecer a nada, es mi historia. Me gusta adaptarme a formatos de folklores del mundo (ahora estoy componiendo en décimas, por ejemplo). Por momentos me pongo conservadora, pero por otro lado soy muy desestructurada y hago lo que siento. Creo en lo autodidacta y la rebeldía.” Verborrágica e intensa, Sofía se explaya: “La música es libre. No entiendo estereotipos. Es una canal de libertad y de sentimiento. Uno hace mientras le van pasando cosas. No estoy casada con nadie. Me gusta disponer y proponer”. Sofía ejemplifica: “Los colegas despotricando contra el reggaetón. Es verdad: puede ser sexista y es un ritmo que impusieron, porque la música radial es lo que los mercados y multinacionales imponen; pero a la vez tiene una raíz africana. En vez de criticarlo, se lo puede uno apropiar, mejorarlo. La música no tiene la culpa del capitalismo”.

“Canto porque es fácil para mí. Era un camino. Algo que yo sentía, cantaba todo el día, hacia unos karaokes. Tenía mucha relación, era un juego. Y un día vi que ese juego podía también ser un sustento.” Y se define: “Gracias a la rebeldía encontré mi identidad. Vos no tenés que cantar como nadie. Y sucedió. Yo no lo busqué, mi voz es mutante, va cambiando, y ahora estoy llegando a cosas. Y es muy interesante y llego a otros territorios donde hallo dificultades, que es la parte interesante. Hay obstáculos que atravesar, aprender el cuidado de la voz, del espíritu, me exige más. Si no, me aburro. Esas dificultades estoy laburando. No soy la más estudiosa de todas, pero sí me siento a estudiar. Estoy en búsqueda constante, hasta que sea vieja, si es que llego. Voy a seguir buscando en el canto de mis ancestros y de mis futuros. Es una misión. Es un viaje de ida”.

Los planes futuros de la cantautora van más allá del inminente disco producido por Ezequiel Borra. “Tras presentar el disco en Argentina, voy a migrar. Con tantos palos en la rueda es difícil avanzar, donde la cultura está ninguneada, la educación deja de existir. Falta fuego en la gente, que no reacciona del todo. Estoy agotada y necesito que mi canción se siga expandiendo. No soy de aquí de allá. No soy argentina, soy latinoamérica. Se está hundiendo todo el sistema capitalista. Sólo que acá salió el tapón.” Cuenta que también tiene “ganas de grabar otro disco. Estoy con muchas giras: España, Chile, México. Y me interesa ir a lugares del país que no he visitado: La Pampa, Santiago del Estero, Misiones, dejar de centralizar todo. Mi foco no es Buenos Aires, es el mundo”.


 

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