Laika Perra Rusa: tiempos modernos

Por Ramiro García Morete

“No tengas miedo, el tiempo no es mejor/ pero acá estamos/ Versiones de mi amor”. El año pasado -no es primicia, ya lo saben- el mundo detuvo su marcha. O al menos redujo la velocidad. Como todxs, les artistas se vieron forzados a reinventarse. Precisamente Laika Perra Rusa atravesaba el punto álgido de una reinvención –o una evolución musical- donde el rock y la música bailable se fundieron como cuerpos en una pista. Ahora, sin esa materia prima de su propuesta que es precisamente el roce y el goce, el concepto se volvería a pulir. Y tras “MARCHA” (I y II) la banda imaginaría trasladarse al formato de streaming pero sin perder intensidad ni concepto. Así es que este sábado 15 de mayo presentarán “JORNADA”, un show enmarcado en el Taller Zilio dirigido por Teo Palvi.

“Hacía mucho tiempo que teníamos ganas de registrar el vivo de la banda -introduce Guido Dalponte-, mostrar un poco del calor que se genera en los vivos de Laika pero con una calidad que supere al registro del show. Durante 2020 ese formato se hizo protagonista y creímos que era una buena oportunidad para retomar el proyecto. Por el tipo de producción que propusimos, el amor que se le puso y lo detallistas que fueros todxs lxs involucradxs en la realización, terminó demorándose más de lo planeado… en definitiva llegamos tarde pero llegamos a tiempo”.

Como una banda que claramente trabaja la estética y los conceptos, “el disparador fue imaginarnos a los personajes de MARCHA en sus puestos de trabajo. En ese recorrido nos encontramos con una locación, el Taller Zillio, dedicado a la reparación metalmecánica. Y comenzamos a construir el carácter de JORNADA en relación al trinomio Fuerza-Máquina-Producción.  Quizás lo interesante a nivel conceptual que plantea la película sea el juego de reemplazos que habilita: un mozo, una ama de casa, una periodista, un docente, estamos todxs golpeando el yunque sin parar”.

Se  dispara también una asociación con otras máquinas (musicales), que han impactado tanto en el sonido de la banda. “El vínculo cuerpo-máquina es interesantísimo y nos resulta un campo fértil para pensar conceptualmente, si bien es raro que lo explicitemos en las líricas -expresa Dalponte-. Creo que es interesante, en relación a eso, pensar los cambios en los instrumentos que utilizó Laika en este tiempo. No es que nos haya dejado de gustar el post-punk y las guitarras espaciales, sino que las necesidades de hacer una música que te haga bailar lleva a un cambio inevitable en qué instrumento elegís y cómo lo hacés sonar.

A principio de año, LPR llegó a tocar un par de veces con muy buena respuesta, sintonizando con un ánimo particular de la ciudad: “Me hace pensar dos cosas, una que estoy bastante seguro de afirmar y otra que me encantaría que me desmientan enseguida si me estoy equivocando. En primer lugar, la banda llegó al mejor sonido de su historia, estoy hablando desde la presentación de MARCHA 2, en septiembre de 2019, hasta las dos últimas fechas que hicimos en marzo. No se bien qué fue, qué ficha se movió, pero la banda está afiladísima. Creo que en gran parte es porque somos un grupo de amigos y la banda es un poco una excusa para vernos crecer. Eso te da tiempo para sonar bien”. Dalponte va más allá. “En segundo lugar, siento que faltó un recambio de bandas nuevas en La Plata, quizás porque ‘la banda’ como formato quedó viejo, quizás porque hay una perspectiva de profesionalización de lxs músicxs sub-25 mucho más arraigada y la idea sostener un colectivo se les hace complejo, quizás porque la pandemia se llevó puestos a muchos grupos en formación, no lo sé. En ese contexto creo que Laika cayó un poco como una sorpresa para mucha gente que buscaba este tipo de energía en vivo. Tuvimos la suerte de crecer mucho a nivel audiencia durante la cuarentena, como si algo se estuviera cocinando de a poco”.

Mientras tanto, Laika trabaja en un nuevo material: “Sí, estamos en pre-producción de un disco nuevo, medio sin darnos cuenta ya estábamos con una carpeta con 15 maquetas nuevas y empezamos el lento proceso de armar un disco. Ya tenemos creado a grandes rasgos el universo imaginario donde sucede y algunos personajes que interactúan. Eso en general nos orienta para escribir, más cuando la producción es colectiva vienen bien algunos acuerdos previos. No es marcha, ni en la temática ni en el sonido. La búsqueda es pulir el cascote que tiramos en MARCHA, en ese sentido también hay dos incorporaciones que están dándolo todo para Laika: Elías Zapiola, batero desde 2019, y Felipe Muñoz, percusionista desde este año. Ellos son el yin y el yang del ritmo de la banda: uno es un reloj suizo y el otro mete sal y pimienta arriba. Hermoso match”.

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