Arte y paz donde ayer hubo muerte y guerra

El proyecto Arte por la Paz, organizado por los ministerios de Cultura y de Desarrollo Social de la Nación, y por el Plan Nacional Igualdad Cultural, se presentó este 2 de abril en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). La propuesta fue acompañada por miles de visitantes que participaron, desde temprano, en una serie de murales junto a artistas plásticos.
Como valor agregado, la propuesta repite una postal 37 años después: León Gieco y Raúl Porchetto creando juntos, esta vez unidos como fundadores en Argentina de Arte por la Paz. Según la muestra fotográfica “Capturando el alma del rock argentino”, Gieco y Porchetto compartiendo una grabación.
El museo fue inaugurado por la Presidenta el 10 de junio del año pasado y tiene una arquitectura imponente. En la parte exterior se destaca un gran espejo de agua del que surge una réplica a escala de las Islas y una escultura del ARA «General Belgrano», y el recorrido incluye muestras de fotos, objetos, cartas, pinturas, un espacio infantil de Paka-Paka y proyecciones documentales.
Arte por la Paz es una iniciativa internacional conformada por un colectivo de artistas que, a través de sus obras, espectáculos y trabajos educativos, intentan promover “la convivencia, la solidaridad, la justicia, la igualdad y la verdad”. Estas palabras, que constituyen su manifiesto y que fueron leídas por Estela de Carlotto, también fundadora del proyecto, tuvieron un significado especial.

Es que Porchetto le presentó el proyecto a Estela la mañana del 6 de agosto pasado y unas horas después le comunicaban la noticia de la aparición de su nieto Ignacio Guido. Imposible no pensar el arte como un puente que nos hace volver a creer en la vida: Ignacio Guido es músico y participó del primer encuentro del proyecto en octubre pasado.

Ya promediando el atardecer, los visitantes fueron buscando un lugar para contemplar el recital. Se sentaron en el campo que bordea el agua y en el mismo sobrerrelieve de las islas. La gente sentada en las Malvinas, una imagen poética de la justicia y de lo que todos seguimos esperando: recuperar nuestra tierra.

Al comienzo, Gieco presentó un conmovedor video de su canción “Sólo le pido a Dios”, interpretada por Gabriel Meyer y Human Project, pidiendo por la paz en Medio Oriente. Durante la noche, la música movilizó a todos los espectadores a cantar y bailar, sobre todo en los temas más rockeros. Es que el rock, que nació como un símbolo de la resistencia juvenil, sigue siendo un modo de expresión de la música de protesta, la rebeldía y el compromiso con la realidad.

Fue impresionante ver a miles de jóvenes que tienen hoy las mismas edades que aquellos que combatieron en Malvinas, reunidos con los jóvenes treintañeros nacidos durante la guerra o en el retorno de la democracia, bailando con otras generaciones, unos coetáneos de los soldados y otros que podrían haber sido sus padres. Cuatro generaciones unidas por el arte y la memoria.

El cierre fue también emotivo porque los artistas invitados, entre los que estuvieron Fabiana Cantilo, Alejandra Darín, Yacaré Manso y Alejandra Pastor, cantaron el tema “Algo de paz”, de Porchetto, junto con un grupo de ex combatientes. Un momento antes de ese último tema, Antonella Semaan, artista plástica integrante de Mundo Alas, mostró el cuadro que había estado pintando durante todo el recital.

Inspirada por la música y la emoción que flotaba en el encuentro, retrató a John Lennon con uno de sus ojos convertido en flor. Es curioso que la artista haya elegido retratar a un músico británico justamente en esta fecha; sin embargo, no generó ningún tipo de controversia entre el público. Es que el verdadero arte traspasa las fronteras y nos une en su esencia.

El arte no cierra las heridas, pero ayuda a transformar el dolor. Y esa capacidad para transmutar no es sólo una metáfora. El arte transforma el modo de ver y, entonces, de ser y de hacer. Imaginar un mundo en paz, como Lennon nos propuso hace 45 años, no es sólo una utopía. El arte nos permite imaginar un mundo diferente, y poder imaginarlo es ya crear las posibilidades para que ese mundo exista.

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