Apagón de Ledesma: una multitud y un reclamo de justicia

Por Sabrina Roth* (desde Jujuy)

A casi cuatro décadas de la noche más negra de la historia de Jujuy, una multitud caminó los siete kilómetros que separan las localidades jujeñas de Calilegua y Libertador San Martín con un solo reclamo: “Los crímenes de lesa humanidad del departamento Ledesma siguen impunes. Basta de la complicidad del Poder Judicial. Blaquier y Lemos al banquillo”. La movilización, que fue encabezada por organismos de derechos humanos y acompañada por organizaciones sociales y políticas, reclamó el inicio del juicio contra Carlos Pedro Blaquier y Alberto Lemos –ex presidente y ex administrador general de la empresa Ledesma– por su presunta complicidad con los crímenes de lesa humanidad en lo que se conoció como “El apagón de Ledesma”, cuando en plena dictadura las luces de los pueblos linderos a la empresa fueron cortadas y fueron secuestradas cuatrocientas personas. El pedido fue unánime en la primera marcha (ya van treinta y dos) luego de que el dueño del Ingenio Ledesma fuera sobreseído por la Justicia federal de esa provincia.

Hace 39 años, una noche de la última semana de julio de 1976, fuerzas policiales irrumpieron en Calilegua, Libertador General San Martín y El Talar para secuestrar a más de cuatrocientas personas en medio de un corte energético que se prolongó durante siete noches. Según dieron cuenta distintas investigaciones y testimonios, los detenidos desaparecidos, entre los que se encontraba el intendente Luis Arédez, eran alojados en la Comisaría 41 de Calilegua, en la 21 ubicada en el interior del Ingenio Ledesma, y en la sede de Gendarmería Nacional, además de utilizarse galpones de la fábrica de azúcar. Estos espacios fueron señalizados el 11 de julio de 2012, aunque los carteles fueron robados y encontrados dentro de la comisaría que se encuentra en Ledesma.

En marzo pasado la Sala IV de la Cámara de Casación consideró acreditado ese uso de camionetas del ingenio para el traslado de secuestrados, sin embargo otorgó la “falta de mérito” a Blaquier y a Lemos, procesados desde 2012 por el juzgado de instrucción, que había pedido la elevación a juicio. Fallo que bloqueó una causa que fue apelada por fiscales, querellantes y víctimas al considerarla como una extemporánea absolución encubierta.

Ayer, una multitudinaria movilización marchó y reclamó por memoria, verdad y justicia. A la cabeza se encontraban los organismos de derechos humanos, entre ellos, referentes de la lucha contra la violencia institucional como Rosa Bru (mamá de Miguel Bru), Dolly Demonti (mamá de Ezequiel Demonti), Miriam Medina (mama de Sebastián Bordón) y Eugenia Vázquez (mamá de Andrea Viera). Detrás se encolumnó una multitud integrada por la Tupac Amaru, la Red de Organizaciones Sociales, el Frente Unidos y Organizados por la Soberanía Popular (FUyO), organizaciones estudiantiles y sindicales de Jujuy.

Inés Peña, presidenta de la asociación Madres y familiares de detenidos-desaparecido de San Salvador de Jujuy, rememoró que las primeras marchas se efectuaron con la presencia convocante de Olga Márquez de Arédez, y muchas madres que fueron las primeras luchadoras para denunciar el terrorismo de Estado en complicidad con el empresariado. Entre ellas está Eublogia Cordero de Garnica, madre de Domingo y Horacio, quienes nunca más aparecieron. Peña agregó que “con el paso de los años, la lucha se fue nacionalizando e incorporando familiares y ex presos políticos”; al tiempo que resaltó que “luego se consiguió el apoyo y acompañamiento de Milagro Sala, líder de la Tupac Amaru, y de otras organizaciones sociales, quienes tomaron como bandera la defensa de los derechos humanos y la lucha por la memoria, la verdad y la justicia”.

“La lucha de muchos años da resultados. Es importante que se juzgue a los empresarios que fueron cómplices. Esta lucha es larga y difícil. Vale la pena que terminemos con la impunidad, así podremos construir un país mejor”, dijo HUGO CONDORÍ .

Hugo Condorí, único sobreviviente de la obra social del sindicato de trabajadores del azúcar, expresó: “La lucha de muchos años da resultados. Es importante que se juzgue a los empresarios que fueron cómplices. Esta lucha es larga y difícil porque muchos compañeros que apoyan el pedido de justicia son atacados por los poderosos; como es el caso de la compañera Milagro Sala, que no respetaron ni siquiera su dolor por la pérdida de la vida de su padre: atentaron, en el cementerio, contra los restos donde estaba su papá. El veneno del miedo sigue funcionando. Pero con la colaboración de las organizaciones sociales creamos los antídotos para que el terror nunca más vuelva a reinar. Vale la pena que la verdad salga a la luz. Vale la pena que terminemos con la impunidad, así podremos construir un país mejor”.

Por su parte, Milagro Sala señaló: «Desde hace años acompañamos este reclamo por verdad, memoria y justicia. La noche del apagón fue una noche muy larga para todos nosotros. Todavía vivimos las consecuencias económicas del nefasto paso de la dictadura. Nosotros no queremos venganza. Queremos justicia y que los responsables civiles paguen con cárcel común por sus actos que enlutaron a toda la sociedad. Ahora tenemos una gran oportunidad para continuar este proceso, porque debemos profundizar este camino que no es otro que el de la justicia».

«La noche del apagón fue una noche muy larga para todos nosotros. Todavía vivimos las consecuencias económicas del nefasto paso de la dictadura. no queremos venganza. Queremos justicia y que los responsables civiles paguen con cárcel común», dijo MILAGRO SALA.

Raúl Bartoletti, sobreviviente de aquel episodio, recordó: “Me detuvieron el 20 de julio de 1976 junto a un grupo de compañeros, de los cuales muy poquitos están con vida y el resto está desaparecido”. Bartoletti, al igual que los otros detenidos, fue trasladado al Centro Clandestino de Detención (CCD) ubicado en la localidad de Guerrero. Allí fue torturado. Posteriormente lo llevaron a la Central de Policía y luego a la cárcel de Villa Gorriti. El 7 de octubre, el día de su cumpleaños, fue trasladado a la Unidad 9 de La Plata en un avión Hércules del Ejército; el viaje fue muy traumático para los detenidos porque fueron salvajemente vejados en el trayecto. Hace unas semanas, la Justicia convalidó su relato y condenó a varios de los responsables de aquel traslado. En la actualidad, Bartoletti trabaja como docente en el Instituto Superior Tupac Amaru y como psicólogo en el Centro Modelo Integral de Rehabilitación (CEMIR) que está en el barrio de la organización en Alto Comedero, y continúa con su misión de dar testimonio sobre el horror que vivió para que nunca más vuelva a suceder.

Por la mañana, los organismos de derechos humanos presentaron el libro Voces de la memoria. Primer juicio por delitos de lesa humanidad en Jujuy, en la Escuela Normal. Y por la tarde se presentó una obra de teatro referida a la noche del apagón, tarea que se hizo en coordinación con el Instituto Nacional del Teatro (INT) y la Asociación de Madres y familiares de desaparecidos en Calilegua. Hoy continuarán las presentaciones de obras seleccionadas por el INT.

* Tupac Amaru


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