Vendedores ambulantes de La Plata reclaman ser escuchados

Por Leandro Gianello

La represión velada que el Gobierno del intendente Julio Garro lleva adelante contra los manteros de la ciudad sumó ayer un nuevo episodio cuando efectivos de la Policía Local desalojaron e intentaron secuestrar la mercadería de los vendedores ambulantes establecidos en la feria de Plaza San Martín.

A raíz del accionar de las fuerzas de seguridad, alrededor de cien manteros decidieron ayer por la tarde cortar el tránsito en la esquina de 7 y 50 para manifestarse, dar a conocer la necesidad de trabajo digno para quienes deben procurar subsistencia a sus familias y denunciar el proceder de las autoridades municipales.

La feria tiene poco menos de un año, y los integrantes son en su gran mayoría mujeres de todas las edades con niños, que ofrecen diversos productos en este espacio comercial alternativo, en un intento por enfrentar la crisis socioeconómica que el macrismo ha generado con sus políticas neoliberales en todo el país y en la ciudad de La Plata en particular.

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Adriana Carlos, una de las integrantes del grupo de manteros, dijo a Contexto que “la feria funciona con un ‘permiso tácito’ los lunes, miércoles y viernes desde diciembre pasado”, y que “es un sustento importante para las familias que ofrecen productos acá”.

La situación, que ya se venía tensando a raíz de los operativos que desplazaron a los manteros de otras zonas del centro, empeoró cuando integrantes de la Policía Local y de Control Urbano hicieron saber a los puesteros que la intención del municipio es “erradicar” su presencia de la plaza por cuestiones “estéticas”.

“Nosotros necesitamos trabajo, una solución”, pero desde el municipio sólo “nos ofrecieron una ‘tarjeta’ de quinientos pesos para que nos vayamos de acá, una limosna con la que no podemos ni afrontar el pago del monotributo”, aseguró Adriana.

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“Ya hemos ido a hablar con los responsables y les dejamos una nota explicando que quienes integramos la feria somos personas de todas las edades, mujeres ancianas y niñas, que deben padecer el frío para llevar un poco de plata a sus hogares.”

A pesar del reclamos, “no se han contactado” con ninguno de los casi doscientos integrantes de la feria. “Estoy sumamente arrepentida, porque yo voté al supuesto ‘cambio’, pero la situación sigue siendo la misma: los negros que salimos a vender nuestros trapos somos una vergüenza para la ciudad”, sentenció Adriana.

En resumen, “todos los que estamos acá queremos un trabajo estable, más que trabajar en estas condiciones. Necesitamos una vuelta del empleo público” y que la Municipalidad “evalúe nuestras capacidades” para que nos ayuden a conseguir una estabilidad.


 

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