Sueño de Pescado: Tiempo de revancha

“El día había dejado de existir para mí”, dice Manuel Rodríguez que –cuenta– hacía diez años no comía un asado al mediodía con sus amigos. Sentado en su sala de ensayo da pequeños tragos a una botella de cerveza, habla seguro y mira limpio. Esta es la versión actual del ex cantante de Se va el Camello y Trajo Avatar en Bici que desde octubre de 2013 comanda Sueño de Pescado junto a Juan Manuel Calabró, ex tecladista de Don Lunfardo -ahora en guitarra-, Martín Marroco -también ex DLSO, en bajo-, Nahuel Piscitelli en guitarra y Luciano Manso en batería.

En octubre del año pasado SDP editó Venganza Primavera, un disco conformado por nueve canciones oscuras y guitarreras en donde Rodríguez canta con voz gastada sobre la idea de renacer. «Son canciones de amor», cuenta. «Varios temas se los escribí a la persona que estaba conmigo. Habla de tratar de reconstruir desde el amor».

«El rock te mete en un ambiente de mierda» dice Juan Manuel Calabró

Calabró, que conoce a Rodríguez desde hace diez años, dice que el encuentro entre ambos se dio a través de una serie de coincidencias. «Tiene que ver un montón con la salida de los proyectos anteriores. El encuentro de dos chabones con historias de golpes con amigos, de decepciones”. Rodríguez suma: “Estábamos cansados de andar en el aire. Con el Avatar yo siempre supe, en el fondo, que era algo corto. Queríamos algo que fuera firme”.

La declaración es cruda, habla del pasado. “Cuando arrancamos no nos quería nadie. Hubo que cortar con un montón de relaciones que contrarrestaban a uno mismo. Fue un cambio de decir hasta acá”, dice Calabró que, inmerso en el tránsito de los excesos, llegó a ver el final. “O nos moríamos a la semana o cambiamos”.

¿Por qué no los quería nadie?

Rodríguez: Se empezó a alejar la gente. Te enajenás vos, no te querés ni vos mismo. Entonces la gente no te va a querer cerca, y vos no querés cerca a la gente. Es todo un círculo vicioso. Había que cortar con un montón de cosas para centrarse en uno mismo y en la gente que proyecta con uno.

¿Lograron cambiar las cosas?

Calabró: En este tiempo se nos acercó gente que nada que ver con lo de antes. El rock te mete en un ambiente de mierda. De envidias, de gente que consume drogas y les hace mal, saca su maldad. Y ahora nos cruzamos con gente de primera.

Son tipos muy identificados con sus bandas anteriores, ¿cómo llevan eso?

Rodríguez: Hasta que sacamos el disco era todo Don Lunfardo y Se va el Camello. Ahora no, ya está. Se olvidaron de todo.

¿Después de haberte ido de dos bandas no pensaste en ser solista?

Rodríguez: No. Para mí la música es una expresión grupal, cultural. Ser solista implica un nivel de ego muy grande y poca autocrítica. Yo necesito la crítica de mis compañeros.

 ¿Y qué crees que sea lo mejor de SDP? 

Rodríguez: Para mí esto es lo mejor que tuve en la vida, lejos. Es la banda que más quiero y la que más me gusta. Me encontré con gente que es parecida a mí en un montón de aspectos y es algo que está re bien logrado. Si a Sueño de Pescado le sacás a cualquiera de sus integrantes, deja de ser Sueño de Pescado.

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