Rancio púrpura en baja

Por Flavio Rapisardi

Si el arzobispo platense, monseñor Héctor Aguer (cuyas acciones políticas están en baja no sólo por su “trollismo”, sino porque perdió la interna de la institución Iglesia en manos de otros menos trolles), se atiene a la Constitución, estamos ganando. Que él salga a citar la Constitución de manera forzada, nuestra letra fundamental, nos autoriza a recordarle TODO el texto y las convenciones incluidas en la reforma de 1994 (épocas de su felicidad) con rango superior a las leyes nacionales.

Le recordamos, arzobispo: la CEDAW, Conferencia de Durban, entre otras, que convierten sus declaraciones en palabra en claro desuetudo, para ser corteses.

Nos emociona su preocupación por el bullying (¡que bueno!), pero lo interesante sería que lea con estadísticas en mano donde las causas son aquellas que el sector neoconservador y retardatario que usted conduce promueve: discriminación al libre ejercicio de la sexualidad, la etnia y la clase, sólo por citar tres en honor al Dios que yo creo y es trino.

Su Arzobispado será recordado como uno de los más trogloditas.

Retomando sus declaraciones, no deja de sorprender que acuse de “ideológicas” las intervenciones del Estado. ¿Y por casa? Su arzobispado será recordado como uno de los más trogloditas. Porque, a pesar suyo, y en honra del Dios padre y madre que a muchos nos inspira, somos católic*s, docentes, estudiantes, ciudadan*s comprometid*s con los derechos humanos como práctica de amor e inclusión. Usted fue e insiste en ser una voz del pasado, un eco pesado que quiere armar tormentas.

Pero la Iglesia somos muchos, somos la asamblea de quienes nos inspiramos en la palabra y la vida del Nazareno, ese pobre nacido de familia pobre, madre joven y padre carpintero, odiado por los sectores de los que usted siempre se rodea: ricos que hicieron del templo un banco parecido al IOR, al que nunca lo escuche denunciar.

Aguer habla de «la insistencia del Estado por imponer determinadas ideologías».

Arzobispo, nuestro país es una patria tan libre, democrática y diversa que usted puede hasta citar mal (sesgadamente) el texto constitucional (y no hablemos los religiosos) que nadie le hará nada: seguirá viviendo de los dineros que el vergonzoso Artículo 2 de nuestra Constitución Nacional aún sostiene y que debería eliminar. Porque los católicos sólo reconocemos un padre/madre: Dios en su trinidad, ese extraño encuentro de tres en uno del que nos hablaba Angelelli. ¡Ah! ¡Claro! Tampoco lo escuché hablar de él. Usted es una sombra que habla.

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Qué dijo monseñor Aguer

El arzobispado de La Plata emitió ayer un comunicado de prensa titulado “La imposición de la ideología de género”, en el marco de un “Retiro de representantes legales de colegios católicos, organizado por la Junta Regional de Educación Católica (JUREC), en la Casa de Ejercicios Espirituales Ceferino Namuncurá, del barrio de Olmos”.

En ese documento, Aguer sostiene que «la ley provincial Nº 14.744, de Educación Sexual Integral, sobre todo en sus artículos 5 y 6 está en contra del artículo 199 de la Constitución bonaerense. Y, en su artículo 6, se pide ayudar al alumno para que elija su orientación sexual».

El mismo texto recuerda que ese Art. 199 establece que «la educación tendrá por objeto la formación integral de la persona con dimensión trascendente, y el respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, formando el carácter de los niños en el culto de las instituciones patrias, en el respeto a los símbolos nacionales y en los principios de la moral cristiana, respetando la libertad de conciencia».

En tanto, cuestiona «la insistencia del Estado por imponer determinadas ideologías; en particular, en materias como Historia. Resulta indispensable, entonces, ser sumamente cuidadosos con los contenidos a trasmitir».

Para cerrar, Aguer pide especialmente «estar bien atentos para cuidar a los niños de los posibles casos de bullying. Y para evitar toda sospecha de abuso».

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