La canasta básica aumentó un 47,1%: en octubre una familia necesitó 35.647 pesos para no ser pobre

Por Pablo Pellegrino

El INDEC difundió los datos sobre las canastas que determinan el umbral de ingresos que necesitan los argentinos para no ser considerados pobres o indigentes, que en agosto tuvieron incrementos en torno al 2,5% y en términos interanuales se ubican en niveles cercanos al 50%. 

En el caso de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que determina la línea de indigencia, en octubre el aumento fue del 2,1% y se ubicó por encima de los 14 mil pesos para una familia de cuatro integrantes. 

La Canasta Básica Total, que además de alimentos contempla otros bienes y servicios y determina la línea de pobreza, aumentó un 2,5%, y para el mismo caso la familia necesitó unos 35.647 pesos, más de 11 mil pesos por encima del valor durante octubre del año pasado, cuando la canasta era un 47,1% más baja. 

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La CBA en el último año acumuló hasta octubre un 45,9% de aumento, y en lo que va de 2019 el alza en los precios de la canasta de alimentos es del 39,3%. La CBT, por su parte, acumuló hasta octubre un aumento del 39,8%. 

El alza de ambas canastas se condice con los registros del Índice de Precios al Consumidor, donde los productos de mayor demanda de los sectores de menores ingresos tuvieron subas superiores al promedio. Alimentos y Bebidas no alcohólicas es uno de esos bloques que en diez meses aumentó un 44,4%, dos puntos porcentuales por encima del promedio. 

Un reciente informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) destacó las subas de algunos de los productos alimenticios que releva el INDEC que superan el 90% en un año. Entre ellos se destacan productos lácteos como el queso sardo (90,3%), la manteca (87,8%), el yogur firme (87,7%) y el dulce de leche (75,2%), la yerba (63,4%) y el pollo (60,2%).

«En el Gran Buenos Aires, de 59 productos relevados, 34 crecieron por encima de la inflación promedio, es decir, más de la mitad de los productos de la canasta básica», destaca el trabajo de la UNDAV, y sostiene que por la inflación se produjo una «caída del salario real del 3,9% para los trabajadores del sector público; 5,5% para el sector privado registrado; 11,6% para los del privado informal y del 18% para los que cobran el Salario Mínimo Vital y Móvil». 


 

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