JAI-YIA: en cuerpo y alma

Por Ramiro García Morete

«Celda de carne, seca salada que cuelga de pie, absurdo el asunto y pensaba en mejorar / Y fantasee con alegría, y fantaseé: pena me da». El jainismo-reduciremos de una manera tan ligera como osada- es una doctrina no teísta, pero cree en el alma y la posibilidad alcanzar un estado divino. Seguramente lo explicó mejor Poli durante alguno de esos viernes en los que rutinariamente ensayaban junto al Martín Murphy y Julián Rossini en la casa estudio donde vivía el tecladista: Bulevar 32. Precisamente Natalia Politano, la persona más distante a la figura pontificada y deificada de rocker y con una capacidad asombrosa de transparentar su alma. Frágil y potente a la vez, la definición más cabal de arte sin artificio. Desde su inclasificable modo de cantar hasta su poética, donde la simpleza es solo un modo de allanar el camino hacia lo profundo. Ella, cantante y compositora de Sr. Tomate, se juntaba con ambos para darle forma-según recuerda Rossini- a «un grupo específico de temas con una poesía particular y muy abiertos armónica y rítmicamente para que nosotros hiciéramos nuestro aporte».

El resultado sería un repertorio cuya la formación (batería, teclados y ocasionalmente bajo) acentuaría una atmósfera oscura, minimalista e hipnótica, como si Joy Division y Velvet se cruzaran con Violeta Parra. Y todo quedaría registrado en una sesión de 2017 que recién sale a la luz cinco años después: JAI-YIA // Mente colapso // Acto 1 «La libertad en el encierro».

«La sesión fue el primer concierto que hicimos-introduce Rossini-. Fue en el Bulevar y se hizo en dos días seguidos, ambos días fueron transmitidos vía streaming, con un audio tomado de varios canales, lo que hizo que la puesta fuera de mucha calidad y todo un aprendizaje sobre esas tecnologías que ahora en tiempos de pandemia se expandieron y normalizaron, fue como algo premonitorio y todxs fuimos parte del proceso de producción y logística. Juan Manuel Cerrotta en todo el diseño sonoro, Mato Lucero y Emiliano Marcote que eran parte del Bulevar, Santi Casiasesino que diseñó una puesta visual».

El músico reflexiona sobre el hecho de revisitar una obra y como se resignifica con el tiempo: «En lo personal es una alegría tremenda revivir este material que había quedado guardado por distintas circunstancias en la vida de todxs quienes estuvimos involucrados. Siento que hay algo muy profundo en lo musical y lírico de lo que se armó, era algo que interpelaba y te dejaba pensando, en los pocos shows que hicimos así se vivió, Ahora también puede verse como el resultado de algo que tuvo un tiempo de maduración».

La búsqueda sonora infiere cierta complejidad ante la ausencia de guitarras y cierto espacio que se genera en las armonías: «Desde el vamos Poli no quería tocar la guitarra, y en cambio tocaba el bajo en algunos temas, mientras que otros los desarrollábamos con Martín desde el sinte y la batería, un concepto muy minimalista y electrónico. Empecé a probar algo en el teclado que me encantó y después seguí usando que fue el split (división de un teclado en dos partes para hacer bajos con mano izquierda y teclados así como sintes, pads, leads con la mano derecha) en dos amplificadores. Así que era como dos instrumentos diferenciados. Cosas que estaban muy accesibles para probar por estar en la sala que estaba muy bien equipada».

Rossini se expresa sobre el desafío de abordar las canciones de Poli desde un lugar distinto al de Sr. Tomate y sobre la dimensión artística que tiene la cantante. «Creo que esta propuesta de canciones tenían otros conceptos, no diría distintos a los de Sr Tomate, pero si algo como un grupo de piezas con poesía contundente, imágenes crudas pero con un decir profundo y reflexivo. Es como algo exorcizante y se imbricó de forma muy natural entre la música y la letra. Poli es una de las grandes artistas y poetas de estas latitudes, tiene un lugar muy importante en la música contemporánea argentina que no necesariamente se ve reflejado en un fenómeno masivo pero si en su aporte canónico a la canción junto con quienes integran Sr. Tomate».

Y cierra, paradójicamente, abriendo una posibilidad: «Hay mas canciones que conforman toda la obra de Jai-Yia, y fueron grabadas en la misma sesión. Habrá que hacer más rastreos y quizás pronto podamos editar la segunda parte».

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