Educación, un área clave que Garro y Ferrer Picado mantienen acéfala hace siete meses

A pesar de mostrar su preocupación por la escolaridad, el intendente Julio Garro y el secretario de Cultura y Educación, Martiniano Ferrer Picado, mantienen acéfala la Subsecretaría de Educación desde octubre, cuando Silvia Cardelli decidió dar un paso al costado. Desde entonces, el área se encuentra vacante.

En La Plata son 38 las instituciones que pertenecen al Sistema Educativo Municipal, entre jardines maternales, jardines de infantes, comedores barriales, casas del niños/as y escuelas pedagógicas de todos los niveles educativos obligatorios. Hace unas semanas, sus docentes comenzaron con asambleas y comunicados para denunciar las irregularidades que presenta la gestión educativa municipal y las condiciones laborales en que se encuentran, pero las soluciones no llegan. El gran problema: no hay interlocutor.

Vale recordar que en 2019, Garro comenzó su segundo mandato con la decisión de renovar su gabinete. En ese marco, desplazó a Gustavo Silva de la Secretaría de Cultura y Educación y puso en su lugar a Ferrer Picado. Junto con Silva se fue la cuestionada Marcela Canuti, y a cargo de la Subsecretaría de Educación ingresó Silvia Cardelli, que fue jefa de la Región Educativa N° 1 y directora de Educación Superior y Formación Docente durante la gestión de María Eugenia Vidal.

Según consta en el Boletín Oficial, el 9 de diciembre el intendente, a través del Decreto Nº 2688/19, dio por finalizada la designación de Canuti. Ese mismo día, mediante el Decreto N° 2773/19, nombró a Cardelli, quien asumió sus funciones bajo la estructura de Ferrer Picado.

Según explicaron trabajadores de Educación a Contexto, la flamante funcionaria asumió con la intención de recomponer un área fuertemente dañada por su predecesora, pero rápidamente se encontró con la pandemia, que complejizó el escenario. En septiembre, comunicó a su equipo su renuncia alegando problemas personales. Otras fuentes consultadas por este medio indicaron que encontró más obstáculos que los previstos. Su salida quedó asentada el 2 de octubre en el Decreto N° 1466/20.

Según detallaron trabajadores, tras la salida de Cardelli «todo lo que había hecho se vino para abajo», y desde entonces nadie fue nombrado para ocupar ese cargo. Mientras tanto, una directora de la Casa del Niño hace las veces de administrativa, pero el cargo sigue vacante y tanto trabajadores del área como docentes municipales no encuentran un interlocutor que atienda sus reclamos.

En este escenario se encuentra un grupo de docentes que días atrás lanzó un duro comunicado denunciando a la gestión municipal por «la falta de compromiso y desinterés en primer lugar por la infancia, y segundo con todo el personal y con las 38 instituciones con las que el Municipio cuenta, dejándonos expuestos a situaciones de riesgo en todo momento».

Según enumeraron en el comunicado, las docentes se encuentran precarizadas, siendo «en la mayoría de los casos contratadas/mensualizadas por 3 meses», sin estatuto, con salarios a la baja y con serias irregularidades en las suplencias. Asimismo, advirtieron que hay personal que no se encuentra capacitado a cargo de niños y niñas y «condiciones desastrosas en las instituciones (paredes electrificadas, ratas, inundaciones, falta de agua, pérdidas de gas, entre otras cosas)».

Consultadas por Contexto, señalaron que los reclamos van dirigidos directamente a Ferrer Picado, pero el secretario no ha brindado soluciones a sus demandas.

Paradójicamente, en las últimas horas el funcionario se mostró preocupado por la deserción escolar y manifestó «el temor que se genera como ciudadano platense» ante la situación de que «hay 15 mil chicos que, desde el año pasado a la actualidad, no tuvieron directamente contacto con los establecimientos educativos». Asimismo, indicó que «Julio Garro tuvo la predisposición de colaborar con las escuelas para generar las condiciones necesarias para poder cumplir los protocolos y que realmente sean espacios seguros».

Sin embargo, las docentes también denunciaron que en la presencialidad trabajaron «con protocolos mentirosos, ya que las instituciones no reúnen las condiciones dignas para recibir tanto a los niños como a todo el personal educativo».


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