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China, Taiwán y un país llamado Palaos

Beijing responde a la docena de países que no reconocen el principio de "una sola China" y manda señales a los taiwaneses. La polémica por el Consenso de 1992.

Por Fernando Capotondo

«Aquellos que adaptan sus acciones a los tiempos son sabios», plantea un milenario proverbio chino que reivindica la capacidad de amoldarse –sin renunciar a lo irrenunciable, claro– como una de las claves para alcanzar el verdadero equilibrio y trascendencia.

Se trata de un concepto fundamental de la filosofía china, que por esas cosas de la política terminó en boca de una funcionaria del país asiático, durante una conferencia de prensa en la que hablaban sobre relaciones internacionales, Taiwán y el principio de «una sola China» que la República Popular defiende desde su fundación, en 1949.

«A nivel global, 183 países ya han establecido relaciones diplomáticas con Beijing sobre la base del principio de ‘una sola China’. La tendencia histórica es imparable», sostuvo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, al ser consultada sobre las recientes declaraciones del presidente de Palaos, un país de Oceanía considerado uno de los más pequeños y menos poblados del mundo.

Surangel Whipps, el mandatario en cuestión, había dicho que en los últimos meses recibió una creciente presión de parte de China para que la República de Palaos finalmente rompa relaciones diplomáticas con Taiwán, algo que no estaba dispuesto a hacer, según adelantó.

Frente a esta situación, Mao no anduvo con eufemismos al condenar la posición de «un reducido número de países» que «no solo va en contra de los intereses de esas naciones, de sus pueblos y de la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino que también viola la soberanía china».

«Nunca es tarde para hacer nuevos amigos», destacó la funcionaria china, en un diplomático intento de acercamiento a Palaos y a las otras once naciones del planeta que aún reconocen a Taiwán como una región independiente.

A ellos dedicó el citado proverbio chino que califica como «sabios» a aquellas personas, en este casos países, que tienen la capacidad de adaptar sus acciones a las particularidades de los tiempos que corren.

¿Y dónde está el consenso?

Mientras algunos funcionarios chinos buscaban en el mapa la ubicación de Palaos, en los últimos días resurgió una polémica sobre el verdadero valor del llamado Consenso de 1992, el acuerdo alcanzado por la República Popular y Taiwán como «un pilar para la paz y la estabilidad» en la región, según destacó Zhu Fenglian, la portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado, como se suele llamar al Gabinete en el país asiático.

Todo comenzó cuando el Partido Progresista Democrático (PPD), que gobierna Taiwán, aprovechó el contexto político de las elecciones legislativas en la isla para volver a cuestionar la validez del Consenso de 1992, recordando incluso que no existe ningún documento firmado entre las partes que avale la posición de Beijing sobre «una sola China».

En respuesta, Zhu explicó que el acuerdo alcanzado entre la Asociación de Relaciones entre Ambos Lados del Estrecho de Taiwán, de la parte continental, y la Fundación para los Intercambios a través del Estrecho, de la isla, fue efectivamente expresado en forma oral, pero respaldado con diversos registros escritos que articulaban el compromiso común con el principio de una sola China.

«El Consenso de 1992 –puntualizó la portavoz– define claramente la naturaleza de las relaciones entre ambos lados del Estrecho, reconociendo que tanto la parte continental como Taiwán pertenecen a una sola China, y esta relación no es ni de Estado a Estado ni de ‘una China a un Taiwán’».

Para Zhu, «cualquier deformación intencional de la historia, la negación de la importancia del Consenso de 1992 y las afirmaciones que lo muestran como algo anticuado, no son útiles para mejorar las relaciones entre ambos lados del Estrecho».

Desde Beijing, advierten que el actual desconocimiento del Consenso de 1992 tiene un antecedente cercano en las recientes «malas interpretaciones y cuestionamientos» a la Resolución 2785 de la ONU, de 1971, uno de los documentos históricos que reconoce el principio de «una sola China», al igual que la Declaración de El Cairo de 1943, la Proclamación de Potsdam de 1945, certificados oficiales de 1885 y 1684, e incluso antiguos registros que se remontan al año 230 del Período de los Tres Reinos.

Operativo seducción

Más allá de los argumentos que suelen esgrimir ambas partes, un hecho insoslayable que define el tema Taiwán es que interpela el sentir cotidiano de millones de personas que –así residan en la isla como en el continente– comparten inquebrantables lazos históricos, sociales, culturales e, incluso, hasta familiares.

Tal vez eso explique los 2,96 millones de residentes de Taiwán que viajaron al continente en lo que va de 2024, con un aumento del 68,4 % interanual, aprovechando las crecientes ventajas de los diversos programas chinos que vienen multiplicando este tipo de estadías turísticas, según los registros de la Administración Nacional de Inmigración.

«Es una aspiración compartida de los pueblos de ambos lados del Estrecho de Taiwán ampliar los intercambios y profundizar la cooperación», señaló Zhu Fenglian.

En la actualidad, casi 2.500 atracciones turísticas han lanzado promociones especiales para visitantes de Taiwán que viajan al continente por primera vez, con un número cada vez mayor de lugares que ofrecen entradas gratuitas por el plazo de un año, entre ellos las praderas de Hulunbuir en la región autónoma de Mongolia Interior, las grutas de Longmen en la provincia de Henan, el Museo del Palacio de Shenyang en la provincia de Liaoning.

Asimismo, creció la cantidad de servicios de ferry entre Fujian y Taiwán, al tiempo que se dispusieron 210 viajes semanales en las rutas de Mawei-Matsu, Huangqi-Matsu, Quanzhou-Kinmen y Xiamen-Kinmen, con un volumen de pasajeros que ya superó el millón de personas este año.

«Es una bendición para el turismo y atraerá a más residentes de Taiwán para que experimenten de primera mano la belleza natural y el patrimonio cultural de China», señaló al Global Times el profesor del Instituto de Estudios de Taiwán de la Universidad de la Unión de Pekín, Zhu Songling.

Del otro lado del Estrecho, la Fundación Cultural y Educativa Ma Ying-jeou, con sede en Taipei, acaba de anunciar la invitación de cuarenta profesores y estudiantes de siete universidades de China continental para que «adquieran un entendimiento más profundo de la historia y la belleza natural de Taiwán».

Los intercambios de este tipo son más comunes de lo que muchos creen, aunque –claro– las noticias sobre ejercicios militares, amenazas, denuncias y cualquier declaración que avive el fuego del conflicto suelen ser las más difundidas y usadas en términos políticos.

Que lo digan los casi 18.000 pobladores de Palaos.