Banquito

Por Florencia Saintout

Máximo Kirchner fue uno de los primeros que habló luego de conocerse los resultados de este domingo. Había ganado su primera banca de diputado y Alicia se convertía en gobernadora de Santa Cruz. Seguro habrá pensado mucho en Néstor, como lo debe pensar cada día, pero ayer particularmente. Se habrá imaginado qué podría estar sintiendo él en ese momento como padre y como compañero político.

En la entrevista cedida a la agencia Paco Urondo habla sobre un “banquito”. Sostiene que el problema con Macri es que a él le aportan el banquito los medios concentrados y los grupos económicos. Mientras que “nosotros gobernamos para la gente porque es la que nos pone el banquito”.

Ante la magnitud del acontecimiento de una elección nacional, explica de manera clara y pedagógica las condiciones de la lucha que se presentan con la metáfora de un banquito. Porque, en definitiva, el sentido de la política para la emancipación es la posibilidad de develar, de mostrar cuáles son las condiciones y los intereses en juego.

En el último discurso que Néstor dio en Santa Cruz (a sólo dieciocho días de su muerte), alentaba a Cristina “a seguir luchando con todas sus fuerzas por la Ley de Medios; que siga luchando con todas sus fuerzas para que en la Argentina deje de ser extorsiva la Justicia cautelar”. Parece circular, pero la discusión continúa siendo sobre el banquito. El poder mediático, aliado a la corporación judicial, resistió a la voluntad popular de distribuir la palabra y hoy grita eufórico los triunfos opositores como triunfos propios, porque así lo son.

El kirchnerismo realizó grandes obras. Inimaginables y maravillosas. La más monumental de ellas es la reconstrucción democrática del Estado como un territorio de disputa. Se repararon y crearon las condiciones para fortalecer una cultura democrática que el fascismo y las crisis habían puesto en jaque.

Hoy nos encontramos ante una derecha new age que, con tono oriental palermitano, nos habla de “ir todos juntos”. Nuestra respuesta debe ser la misma de siempre, la herramienta que nos devolvió Néstor para la liberación: la política. Él decía que las elecciones se ganan y se pierden, lo que no se pierde son las ideas. Allí es donde nos encontrarán construyendo el banquito que sostenga la voluntad popular. Es mucho lo que está en juego y está en manos de nuestro pueblo. Al odio se le gana con amor.

Te extrañamos mucho.


 

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