Verso libre: Camila Parrotta

Por Ramiro García Morete

“Nos pasamos la noche/subidas a un tren/que no va a ningún sitio” es uno de las innumerables imágenes evocadas en ese reporte paradójicamente numerado de un duelo sentimental, tan intento que invita a colmar de coronas de flores la mismísima ciudad. “¿Cuánto dura un simulacro?” pregunta el poemario homónimo de Camila Perrotta, quien seguramente sabe que hay algo que detrás de los velos y disfraces acaba revelándose en su ligereza y potencia, como una especie de verdad: la poesía. Aunque no todo es poesía, claro. “Hay que enfrentarse de una vez a la idea de que nuestro amor no pudo salvar al mundo”, cierra su libro la autora. Quizá haya que enfrentarse a la idea de que la poesía tampoco puede salvarlo. Y sentir que no es más que otro tren que no va a ningún sitio, pero al que no podemos evitar subirnos cuando pasa por delante.

(Foto: Marcos Francese)

1-¿Podrías definir la poesía?

Casi cualquier cosa puede ser leída como poesía, pero si todo es poesía nada lo es. Hay una nebulosa en ese casi. Para mi tiene que ver con una organización determinada del lenguaje, la poesía tiene que romper con el lenguaje ordinario; pero al mismo tiempo cualquier lenguaje real tiene gamas infinitas del discurso que dependen de la ubicación geográfica, de la clase social, de la edad y demás. Esas gamas no pueden unificarse en una sola comunidad lingüística homogénea, entonces lo que se identifica como poesía en determinado contexto, seguramente no lo haga en otro. Peco de formalista y convivo con la contradicción.

Creo que la poesía tiene que ver con lo que la gente hace con lo escrito, o con lo que lo escrito hace con la gente. Puedo escribir poesía, debatir sobre poesía, escribir poesía, pero no. No puedo definirla.

2- ¿Recordas un evento, libro o sensación que remita a tu primer encuentro con ella?

Cuando era pequeña me gustaba mucho leer y sacaba libros de la biblioteca del pueblo. Los libros estaban mezclados, no había divisiones entre obras para adultxs, para niñxs, para adolescentes, sólo algunos carteles perdidos que dictaban «poesía”, “novela”, “policial». Una mezcla maravillosa, casi como de ruleta rusa. Además, no revisaban si lo que me llevaba era acorde para mi edad, yo tendría unos 8 o 9 años.

Recuerdo varias cosas, pero algunas historias se ven más nítidas que otras.

La primera escena que se me viene a la cabeza es la de un detective que, investigando a una mujer, queda atrapado en la misma habitación de hotel que ella. Ella no lo sabe. Él se esconde detrás de unas cortinas rojas larguísimas que van casi desde el techo hasta el piso y la ve cambiarse el vestido: vouyerismo.

Otra de las escenas que recuerdo es la de un hombre que está durmiendo con su amante. Sabe que ella va a morir  y cuando  muere, en el medio de la noche, él decide no llamar a la policía hasta la mañana siguiente. Quiere despedirse. Pasa la noche con el cadáver de la amante al lado. Al otro día llama y se la llevan.

No sé de qué autor ni de qué libro son, pero estoy segura de que ahí empezó todo.

3- Verso o versos propios:

Septiembre entrando por la ventana

y tus costillas achicándose

y agrandándose encima de las mias

así se siente

volver a creer en Dios

(Este no está en ningún sitio, pero en mis historias destacadas pueden encontrar mi último poemario para su descarga libre)

4- Verso o versos ajenos:

Quisiera llegar a Finisterre
de la mano de mi madre
estar al borde del mundo
un acantilado como la finitud
de lo que no termina
estar al borde mirar a un lado decir
cierra los ojos, mamá
para recordar el futuro

(«Fin de la Tierra», Carla Santángelo)

5- Tres poetas para recomendar

 Juan L. Delaygue, Marta B, Lucía Muzzin.

6- Una palabra que te guste

Lontano

7-Una palabra que no

No es una palabra, es una expresión: vamos viendo

8- La rima

Acaso nos veremos un día, casualmente,

al cruzar una calle, y nos saludaremos.

Yo pensaré quizás: «Qué linda es, todavía».

Tú, quizás pensarás: «Se está poniendo viejo».

Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo, o con otra.

O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,

igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,

o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,

pensaré en ti un instante, pero cada vez menos.

 Fragmento de “elegía para ti y para mi», de  Carlos Ramón Fernández.

Mi padre conserva una playlist que usa para viajar hace varios años. La conocí por él, pero no puedo escucharla. Así que, cada vez que  suena yo bajo la ventanilla del auto para tomar aire y él cambia de canción. Somos animales de costumbres.

9- El silencio

 Valioso, fundamental.

10- Verso libre (algo para decir que no hayamos preguntado)

Una oportunidad que debe utilizarse con consciencia. Todo lo que pienso acerca de este tema ya lo dijo Denise Levertov en su ensayo “Sobre el verso libre”. Recomiendo.

Camila Parrotta es escritorx independiente, poeta y docente. Estudió improvisación teatral, licenciatura en Letras y desarrolló una prolífica tarea como poeta a través de la producción de fanzines, organización y participación de eventos interdisciplinarios de lectura, co – creaciones con diferentes artistas de la provincia y el país, entre otras. En el año 2019 editó su primer poemario «Fiebre», un libro donde reúne poesías tituladas con nombres de calles de La Plata y Capital, dos ciudades fundamentales en su crecimiento. Actualmente se encuentra dictando talleres de escritura virtual y trabajando en sus próximas producciones literarias.

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