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Venezuela: el golpe fallido

Dos masivas marchas se dieron este miércoles Caracas. Una marea roja colmó calles y autopistas de la capital venezolana en respaldo al Gobierno del presidente Nicolás Maduro. La marcha convocada por la oposición terminó con disturbios, destrozos y una nueva frustración para la derecha, en su intento de dar un golpe contra la Revolución Bolivariana.

En la marcha que el Gobierno denomino “Operativo Antigolpe”, el presidente Maduro convocó a la oposición al diálogo y aseguró: “Les doy todo el poder para convocar en las próximas horas y días, con hidalguía, altura y honor, a sectores de la oposición que quieran sentarse a dialogar sobre el futuro de la paz”.

“Venezuela lo que necesita es trabajo, producción y la unión de todos. Necesita armonía, convivencia, paz, amor, para construir una nación productiva que contribuya con la suprema felicidad del pueblo venezolano», remarcó el mandatario venezolano.

Durante la marcha opositora se generaron varios disturbios y destrozos. Dos personas fallecieron en circunstancias que están siendo investigadas, pero rápidamente los medios de la derecha internacional intentaron mostrar esas muertes como si se tratase de actos de “la represión chavista”. El diario ABC de España tituló impunemente: “Paramilitares del chavismo disparan en la cabeza a un joven en las marchas”.

El día anterior, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado en el que plateaba que “Venezuela ha sido testigo en las últimas semanas de protestas continuas desde que la Corte Suprema demostró su falta de independencia del Poder Ejecutivo a través de una serie continua de decisiones judiciales contra los miembros de la Asamblea Nacional libremente elegida”.

Además de tener el descaro de instar al Gobierno a “celebrar elecciones con prontitud”, en el comunicado sus autores se ponen en la posición moral de recordarles a “las fuerzas públicas –miembros de la Policía, el Ejército y la Guardia Nacional– así como a los miembros del Poder Judicial, de sus responsabilidades legales y constitucionales de proteger y no impedir las manifestaciones pacíficas”.

Luego, y continuando con su actitud soberbia, advierte que “los responsables de la represión criminal de la actividad democrática pacífica, del socavamiento de las instituciones y prácticas democráticas y de las violaciones flagrantes de los derechos humanos, serán responsabilizados individualmente por sus acciones por parte del pueblo venezolano y sus instituciones, así como por la comunidad internacional”.

En la misma línea, en declaraciones a la prensa, el  secretario de Estado de Estados Unidos (CEO de la petrolera Exxon Mobil), Rex Tillerson, aseguró: “Estamos observando muy de cerca y trabajando con otros, particularmente a través de la OEA”.

La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, le respondió a Tillerson que “el mundo y Venezuela están profundamente preocupados por las recientes bombas lanzadas por EE.UU. sobre Siria y Afganistán”.

Uno de los alfiles que Washington tiene en la región, y que ha utilizado para atacar a Venezuela en reiteradas ocasiones, el presidente argentino Mauricio Macri, también intentó emitir una resolución condenatoria contra el Gobierno de Nicolás Maduro, pero no pudo obtener el quorum necesario en el Congrego y fracasó en su intento.

La marcha opositora, los disturbios, el gesto del Macri y el comunicado del Departamento de Estado norteamericano tenían como clara intención seguir con la campaña de demonización del Gobierno de Nicolás Maduro, en un desesperado intento de interrumpir la Revolución Bolivariana. Fracasaron una vez más.


 

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