URDIMBRE | Las máquinas del tiempo

Por Ramiro García Morete

“Sin el significado no hay tiempo, y ese momento del tiempo dio el significado”, rezaba un verso de Elliot. Una fábrica vacía invoca algo más que la previsible e imponente imagen de un gigante dormido. Ya no es solo la abstracción del tiempo sino de la función: toda esa fascinante mecánica que en cierto punto concilia progreso y artesanía deviene en una serie de objetos extraños e indescifrables. Hubo un momento del tiempo donde este galpón de 6.400 metros cuadrados ubicado en El Mondongo, que contiene treinta y tres telares y cautivantes máquinas suizas cobijó la primera cooperativa textil del país. Fue en el segundo gobierno de Perón y setecientos trabajadores llevaron adelante SAISA S.A. Hubo otro momento, el 2003, en el que la cooperativa que había detenido sus funciones, se había reactivado. Pero desde el 2015, con las consabidas políticas económicas que en estos días demuestran más que nunca sus consecuencias, todo fue en caída hasta dejar a poco más de una decena resistiendo un espacio que ya no produce. La trama, bien sabrán esas máquinas, es más compleja. Pero no se trata de la historia concreta de CITA (Cooperativa Industrial Textil Argentina de Producción y Consumo), una de las 15 mil fábricas que cerraron en los últimos años. Sino de abordar un espacio y dialogar física y emocionalmente con él.

“Se trata de poetizar un lugar arrasado. No porque la única respuesta a un ataque sea esa, sino porque construir, aunque sea desde el desuso, es resistir la muerte”, dirán los responsables de edificar una obra basada en la relación de los cuerpos con en el espacio. Tres bailarinas y actrices (Fernanda Tappatá, Victoria Parada y Victoria Hernández) conjugándose con el frío, la herrumbre, el polvo y esa belleza anacrónica que hacen de una fábrica cerrada un montón de preguntas abiertas. “Urdimbre, disrupciones del tiempo”, dirigida por Nahuel Ortiz, se presenta la semana que viene y propone un hilo distinto de una trama conocida.

“La obra es una creación colectiva –introduce Ortiz–. La dramaturgia es colectiva y se constituyó en el espacio. Lo que llaman ‘sitespecific’. En algún sentido el lugar es una fuente de insumos dramatúrgicos. La obra no tiene una narración convencional sino que está pensada de manera fragmentaria, intentando generar estímulos y no sentidos”. Y enumera: “Conceptos que tienen que ver con la representación de una fábrica en desuso, como lugar arrasado, de ilusiones depositadas. También hay algo siniestro, algo terrorífico. Porque hay también gatos, ratas… trabajamos con esas ideas”.

El elemento temporal cobra protagonismo: “Es un lugar anacrónico. Las máquinas son de una época y trazan una línea temporal. Tiene mucha historia de la ciudad de La Plata. Pero nosotros no la ubicamos en el tiempo. Seríamos una cápsula, una disrupción del tiempo”.

En todo ello, las protagonistas “vendrían a ser la síntesis de todas esas simbolizaciones. La idea es revitalizar ese espacio al borde de sucumbir de la desidia y encender esas máquinas. Cosa que no va a ocurrir nunca”. El también actor cuenta que esas máquinas, particularmente, no vuelven a arrancar si no se mantienen las veinticuatro horas encendidas. Algo que no ocurre ya. Actualmente CITA resiste vinculado a cuestiones culturales y espacios adheridos como La Gran Siete y En eso estamos. “La idea es que las chicas sean un poco las máquinas, que formen parte del espacio, que ellas sean parte de la madeja, del tramado, de la fábrica. En sus movimientos está intentar formar parte de esas máquinas. Y a la vez desprenderse e individualizarse. Es un  juego continuo”.

La misma idea rectora –formar parte y desprenderse– tiene la obra respecto a la historia concreta de CITA: “Es una obra que busca generar una memoria ficcional acerca de las fábricas. No con la historia en sí misma, sino una memoria alternativa. Y me parece que como lo encaramos es poder darle actividad a CITA y que ese lugar cumpla una función”. Sin bien no se trata de ninguna denuncia, después de todo lo es: “un lugar en desidia, que alimentó a 700 personas y hoy quedaron diez asociados”. Y remata: “La idea es ocupar estos espacios, dar visibilidad y pujar porque a pesar del contexto terrible que estamos viviendo, hay personas que tenemos ganas que queremos seguir discutiendo desde el arte y lo escénico”.

FUNCIONES: Viernes 23 y 30 de agosto – 6 y 13 de septiembre. Sábados 24 y 31 de agosto – 7 y 14 de septiembre. Todas las funciones serán a las 21hs- Se podrán solicitar reservas por medio del evento a partir del día 12/08 o adquirirlas el día de la función en CITA, media hora antes (Entrada por 115 e/ 62 y 63). La capacidad del espacio es limitada.

FICHA TÉCNICA

Intérpretes: Fernanda Tappatá, Victoria Parada y Victoria Hernández.

Dirección y puesta en escena: Nahuel Ortiz

Asistencia de dirección: Andrea Cataldo.

Diseño y Operación de Sonido: Rocío Martínez y Luciano Kulikov.

Diseño de espacio escénico: Guillermina Mongan.

Realización: Germán Stasiuk y Guillermina Mongan.

Colaboración en realización: Ana Mongan, Simón Reyna, Juliana Rodríguez y Milagros Gallinal Cassarotti.

Diseño e iluminación: Sebastián Scianca y Victoria Calvente.

Diseño y realización de vestuario: Sofía Camparo.

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