Una noche en la ópera de La Plata: derribando mitos

Es uno de los mitos griegos más conocidos y, como tal, tiene tantas versiones como interpretaciones. Orfeo debe descender al inframundo en búsqueda de su esposa Eurídice. Quizá por el prejuicio o por desconocimiento, muchos ven la ópera como un universo distante y arduo. Sin embargo, su origen y esencia son de carácter popular y accesible.

En pos de recordarlo y acercar nuevo público a la par de sencillamente desarrollar su oficio y pasión, la Compañía Itinerante produce sostenidamente espectáculos de ópera de manera independiente. Y esta semana estrena nada menos que una versión de Orfeo en los infiernos”, de Jacques Offenbach, cantada en francés con subtitulado en castellano.

«Venir a ver una ópera no es una elección menor cuando uno tiene Netflix para competir, tenés el cine, la gente tiene muchísimas ofertas»

Si bien la obra ha trascendido a través del cancán (baile asociado al Galop Infernal que suena en esta ópera), no es un título usual, al menos en La Plata: “Generalmente nosotros trabajamos bajo la premisa de hacer títulos operísticos que no estén en el canon habitual para aportar títulos diferentes a la temporada. Entonces, esta versión tiene una impronta totalmente contemporánea. Y tiene que ver con aggiornar la obra, pensando en un público que no esté familiarizado, porque precisamente queremos difundir el género entre la gente que no lo consume”, explica Gastón Aparicio Galeano, director musical.

Con ensayos iniciados en febrero y audiciones desde el año pasado, esta versión, cuya dirección escénica está a cargo de Nora Oyola, apunta a la comedia. “Se pensó desde el humor, desde la sátira, de tomarle el pelo al mito de Orfeo y Eurídice, y que sea divertido para el público”. El mito –donde el canto de Orfeo conmueve a los dioses, que le conceden la posibilidad de recuperar a su amada– versa sobre el poder de la música y también el estoicismo de sostener un camino hasta el último paso.

Muestra de ello tiene que ver con “el arte como elección de vida. No sólo es la música. Es el esfuerzo de maquilladoras, vestuaristas, fotógrafas, comunicadores visuales, iluminadoras. Es más abarcativo, tiene que ver con el arte. En un momento tan difícil… Venir a ver una ópera no es una elección menor cuando uno tiene Netflix para competir, tenés el cine, la gente tiene muchísimas ofertas. Nosotros nos paramos desde ese lado: la ópera es un espectáculo transformador de realidades. Es una posición totalmente tomada”.

El director se expresa sobre esos recaudos: “Realmente, uno la ve y no tiene nada de difícil, de arquetípico, de cosa excelsa e inalcanzable para nada. Uno trabaja en contra de los lugares comunes de que la ópera es un lugar inaccesible, caro, de cierto tupé». Y extiende: “Nos reímos, hacemos que la ópera sea divertida y accesible. Inclusive los subtítulos están traducidos a lo argento. Es espectacular para arrancar porque es divertida… es comedia. Encontramos el hecho de que la gente necesita comedia, no para escapar sino para refundar y poner en situación de crítica la realidad. Necesita risa. Nos reímos de nosotros mismos, pero también de la sociedad”.

Aparicio Galeano reflexiona sobre el hecho de trabajar por fuera de los círculos o escenarios usuales, ya sean los teatros oficiales o el circuito comercial: “Es difícil, porque no hay financiación. Eso nos complica mucho. Nos es difícil llegar al público y romper nuestra esfera habitual. Es un trabajo de hormiga. Tenemos un teatro que no está adaptado para lo que hacemos, pero es el que siempre nos bancó”.

Más allá de las dificultades, el director resalta con orgullo y una mirada aguda: “Es interesante ver cómo vamos a hacer seis funciones de una ópera. Nuestra actividad es independiente y nunca ha sido interrumpida. Y sin embargo, en los teatros oficiales, como el Argentino, la realidad no se condice con tener el aporte de todos los usuarios bonaerenses. En cambio, nosotros, sólo por fuerza e ímpetu seguimos haciendo ópera donde sea y como se pueda, porque el objetivo del lugar es mantener vivo este circuito donde los artistas formados y recién salidos de las instituciones puedan hacer prácticas específicas. Porque, si este espacio se cae, hay un lugar menos para hacer experiencia en ópera”.

Y ejemplifica: “Yo estudio dirección orquestal, doy clase como docente de música. Las chicas maquilladoras lo mismo. Han estudiado maquillaje para óperas en el Teatro Colón, pero sin embargo maquillan socialmente porque no tienen óperas para maquillar. Y así en todos los costados de lo que hace una ópera. Es un lugar donde se hace práctica específica. Ese el desafío: continuar un espectáculo que no es solvente económicamente pero que es el sostén artístico de casi cien artistas.

Orfeo en los infiernos se presenta el sábado 16 y el viernes 22 de junio en el Teatro Bombín (calle 59 e/12 y 13) a las 21 hs.


 

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