Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Patria o (radio) Colonia: al otro lado del río…

Como hace cuarenta años, un medio uruguayo ofició de refugio ante la censura

En una semana marcada por la censura judicial, los audios atribuidos a Karina Milei —hermana del Presidente y figura omnipresente del gobierno libertario— no encontraron espacio en los medios argentinos, pero sí cruzaron el charco. Fue el canal uruguayo Dopamina el que finalmente los transmitió, desafiando la orden de silencio impuesta por un juez federal en Argentina. El eco de ese gesto no suena nuevo: para generaciones anteriores, ya hubo un canal del otro lado del río que cumplió un rol similar, cuando la información acá no era una garantía, sino una amenaza. Se llamaba Radio Colonia.

Durante la última dictadura militar argentina (1976-1983), Radio Colonia, emisora uruguaya fundada en 1933, fue una de las pocas ventanas por donde se podía espiar algo de lo que realmente pasaba en el país. En tiempos en que los medios locales estaban intervenidos, censurados o alineados con el régimen, la AM 550 se convirtió en una suerte de refugio sonoro. Desde sus estudios en Colonia del Sacramento, algunos periodistas argentinos lograban filtrar información prohibida por los censores del Proceso, mientras los oyentes, a veces con el volumen bajo, se enteraban de lo que el diario no decía.

No era una emisora militante ni clandestina: su valor estaba en informar cosas tan elementales como silenciadas, como atentados, secuestros, o incluso resultados electorales de países vecinos. Para muchos, Colonia fue la AM de la resistencia cotidiana: la que sonaba en la cocina mientras se disimulaba el miedo.

Hoy, más de cuatro décadas después, la historia parece rimar. La Justicia argentina, a pedido del Ejecutivo, prohibió esta semana la reproducción en medios y redes sociales de una serie de audios que comprometen a Karina Milei en maniobras de coordinación política con el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Los archivos, que habían comenzado a circular en el canal Carnaval y en redes sociales, fueron rápidamente “tapados” con una cautelar impulsada por el juez Patricio Maraniello —sí, el mismo denunciado por acoso laboral y con custodia permanente en su juzgado—, quien argumentó la necesidad de proteger la “privacidad institucional”.

Pero la información, como el agua, tiende a filtrarse. Esta vez no por el éter, sino por el streaming. Fue el canal Dopamina, también uruguayo, quien finalmente puso en pantalla los fragmentos que la justicia argentina intentó silenciar. Así, Uruguay volvió a ejercer un rol simbólicamente crucial: ese país al que miramos de reojo cuando algo en casa no se puede decir.

El gobierno de Javier Milei, que se jacta de luchar contra “la casta” y de defender la libertad por sobre todas las cosas, responde con censura cuando la incomodidad llama a la puerta. Patricia Bullrich habló de una “operación de desestabilización”, mientras el presidente del Congreso negó que los audios provinieran de la Rosada y el Ejecutivo denunció un “espionaje ilegal”. Entre contradicciones y teorías conspirativas, la narrativa libertaria empieza a parecerse demasiado a las excusas del poder tradicional que decían venir a combatir.

Todo esto ocurre en una semana particularmente sensible para el gobierno: con las denuncias por coimas en el área de Discapacidad, el escándalo por sobreprecios de hasta 10 veces en lentes para cirugías de PAMI, y ahora, una hermana presidencial con audios prohibidos por orden judicial.

Se dice que hay cincuenta minutos de «El Jefe» hablando. Seguramente irán apareciendo más audios, siempre y cuando se decodifique no solo algún contenido incriminador sino su ya compleja gramática (escuchar hablar a Karina no es un acto sencillo),. Busquenlos, los encontrarán…¿en el país de la libertad?