“México se debate entre la miseria y las fortunas obscenas, la injusticia y la corrupción”

Este martes, los periodistas de México se manifestaron en distintos puntos del país para repudiar la creciente ola de asesinatos de comunicadores que se ha dado en el último tiempo. Los dos más recientes ocurrieron este lunes 15 de mayo, cuando fueron acribillados el director de RIODOCE y corresponsal de La Jornada en Sinaloa, Javier Valdez, y pocas horas más tarde Sonia Córdova, subdirectora del semanario El Costeño de Autlán, en Jalisco.

Con estos ya suman siete los periodistas que han sido asesinados en los cinco meses que van a de 2017: Javier Valdez (Sinaloa) y Sonia Córdova (Jalisco), el conductor radial Filiberto Álvarez (en el estado de Morelos), la corresponsal de La Jornada Miroslava Breach (Chiguagua), el director de La voz de la tierra caliente y colaborador del periódico El Universal, Cecilio Pineda Birto (Guerrero), el director del portal El Político de Xalapa, Ricardo Monlui Cabrera (Veracruz) y el reportero del blog Colectivo Pericú, Maximino Rodríguez Palacios (Baja California Sur).

Desde el año 2000 hasta la actualidad, ya son 126 los periodistas asesinados y 23 los desaparecidos. Un tercio de esos crímenes (42) fueron cometidos durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto. Un punto que los caracteriza es la impunidad, ya que la gran mayoría de ellos no han sido resueltos.

El gremio de periodistas realizó manifestaciones en distintos puntos del país y con la consigna #NosEstánMatando exigieron justicia y seguridad para poder ejercer la profesión.

A este reclamo se sumaron organismos y figuras internacionales. Irina Bokova, directora de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) condenó el homicidio de Valdez y afirmó que “este crimen nos recuerda una vez más que demasiados periodistas valientes ejercen su profesión en un entorno carente de seguridad y que, al atacarlos, se menoscaban los derechos humanos fundamentales a la libertad de expresión y de información”.

En la misma línea, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, aseguró que el crimen de Valdez “es inaceptable y reprobable, lastima a la sociedad mexicana en su conjunto, y afecta la libertad de expresión y al corazón mismo de la democracia mexicana”.

El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, también condenó el asesinato del periodista. A través de la red social Twitter, Morales señaló: “condenamos el asesinato de Javier Valdez, y nos solidarizamos con su familia, el periódico La Jornada, y todo el pueblo mexicano”.

La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) también condenó los recientes crímenes de comunicadores en México.

En diálogo con Contexto, el periodista y escritor Roberto Bardini señaló que “México tiene una larga historia de violencia y crueldad que no es de ahora, ni de los últimos años. Se remonta a los imperios azteca y maya, la conquista española a sangre y fuego, la esclavitud en las plantaciones luego de la independencia, los enfrentamientos entre caudillejos locales y la revolución de 1910, que duró diez años y dejó más de un millón de muertos. Todo eso se prolonga hasta hoy, sin interrupción”.

“México se debate entre la miseria y las fortunas obscenas, la injusticia y la corrupción, el ejercicio de un poder sin contraparte y la impunidad, los crímenes políticos y los delitos económicos, una Policía –mal armada y peor pagada– que en la mayoría de los casos es cómplice de la delincuencia. Es un sistema, un modelo elegido por quienes llegan a las alturas e impuesto a quienes permanecen abajo”, aseguró Bardini, quien reside y trabaja en México desde 1976, y cuenta con numerosos libros y publicaciones sobre la realidad del país azteca y América Latina.

Bardini concluyó que “hoy, lamentablemente, el narcotráfico se presenta como una opción para miles de jóvenes. Ya no quieren hacer una revolución como en el siglo pasado, ni siquiera les interesa un cambio democrático, pacífico. No creen en la política ni en las leyes. No quieren ser como sus padres y abuelos. Ellos también quieren ser ricos y tener poder”.


 

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