Luis y Martín honraron la memoria al recordar a sus hermanos desaparecidos en 1976

Por Gabriela Calotti

La madrugada del 29 de noviembre de 1976 efectivos del Ejército y de la Policía bonaerense allanaron violentamente como de costumbre la casa de Quilmes donde Héctor Pérez, militante de la Juventud Comunista de veinte años de edad y trabajador novato en la metalúrgica SAIAR, vivía con sus padres.

«Los vecinos nos dijeron después que cuando vieron todo eso les dijeron que tenían que apagar las luces, cerrar todo y no salir para nada […] Cuando mi hermano aparece, se llevan de todo, discos, libros, y cualquier cosa de valor y se alejan de ahí. Cuando mis padres vuelven de su casa se encuentran con ese espectáculo de toda la casa revuelta», relató Luis Ángel Pérez, hermano mayor de Héctor al comenzar su testimonio el martes en el marco de la audiencia número 44 del Juicio Oral y Público que lleva adelante el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata por los delitos de lesa humanidad perpetrados en las Brigadas de la Bonaerense de Banfield, Quilmes y Lanús, con asiento en Avellaneda.

El secuestro, desaparición y asesinato de Héctor y de Gabriela Carriquiriborde son casos en este juicio que comenzó el 27 de octubre de 2021. Héctor fue visto por al menos dos sobrevivientes en El Infierno y Gabriela fue vista con un embarazo avanzado en el Pozo de Banfield.

Al día siguiente del secuestro de Héctor, sus padres fueron a avisarle a Ezpeleta, donde Luis vivía con su mujer e hijos y allí comenzaron sus gestiones. «Nunca dejamos de buscarlo», aseguró este hombre ya mayor, sin poder ocultar una gran tristeza en su rostro.

«Primero intentamos hacer una denuncia policial pero cuando fuimos a la comisaría nos dijeron que no había ningún cargo contra él y que no tenían ninguna novedad de que había pasado eso. Para la denuncia nos dijeron que viniéramos luego», contó. «De ahí nos fuimos a Capital, a Buenos Aires. Llegamos hasta la Liga Argentina por los Derechos del hombre y nos encontramos con que esta metodología ya había sido utilizada, que mucha gente ya había sido secuestrada. Nos dijeron que hiciéramos un Hábeas Corpus, lo hicimos pero no sirvió de nada», precisó.

Ese mismo 29 de noviembre también sería secuestrado Luis Alberto Jaramillo, otro trabajador del SAIAR, subrayó Luis Pérez.
Interrogado por abogadas y abogados de las querellas, Luis Pérez recordó que tras el secuestro de su hermano fueron a la fábrica SAIAR. «No nos atendieron. Nos dijeron que era un caso policial y que no tenían nada que ver», precisó Luis antes de indicar que «justo habían cambiado a los gerentes» y precisar que por haber trabajado allí sabía que SAIAR-RHIN, una fábrica que trabajaba bajo licencia norteamericana, tenía una gerencia compuesta por «ingenieros de la Armada».

«Cuando promediaba ya casi el final del año fuimos a muchos lados que nos indicaban que fuéramos los mismos familiares que encontrábamos en el camino de la búsqueda: a la Nunciatura, a los partidos políticos, a los cuarteles, todo eso lo hicimos pero nunca tuvimos un resultado», explicó ante el Tribunal de forma virtual.

A principios de 1977 los fue a ver una persona de apellido Carrizo que «dijo haber estado con mi hermano detenido […] Él me dijo que estaba, por las referencias que tenía, en la Brigada de Avellaneda. A él lo liberan después de hacen traslados de prisioneros», sostuvo refiriéndose así al centro clandestino de detención conocido como El Infierno de Lanús.

Recuerda que ese hombre le dijo «yo te vengo a comentar para que te tranquilices porque seguramente a él lo van a largar». «Me dijo que los tenían atados y con los ojos vendados».

Tiempo después sus padres, que ya tenían «línea telefónica empezaron a llamarlos diciéndoles que no lo buscaran más, que iba a aparecer […] como para desanimarlos y que no hagan ninguna gestión para buscarlo».

Años después, cuando fue a declarar en el Juicio por la Verdad en La Plata conoció a Nilda Eloy, sobreviviente fallecida hace unos años. «Me dijo que ella había estado con mi hermano en ese lugar. Fue la segunda persona que me dijo que lo había visto».

Entre 2005 y 2007 él y sus padres dieron una muestra de sangre en el Hospital Fiorito para el banco de ADN. «No me acuerdo bien en qué tiempo me llaman y me dicen que encontraron los restos que se podían corresponder con mi hermano Héctor. Me llamaron del Equipo Argentino de Antropología Forense». Como en el basural habían intervenido bomberos sin el cuidado necesario, fue muy difícil hallar huesos de las víctimas para su identificación. En el caso de su hermano hallaron «el cráneo, parte del fémur y el tórax».

Luis también se refirió a las «cosas falsas» que por entonces hacían circular los personeros de la dictadura cívico-militar y sus cómplices. «Nos decían que ‘lo estaban reeducando en un campo para reinsertarlo en la sociedad o que ‘se debe haber ido a la guerrilla de [Muamar] Kadhafi [el dirigente libio asesinado en 2011]. Mi hermano no era guerrillero, estaba en un partido político dentro de las reglas de la democracia», sostuvo su hermano mayor antes de señalar que «la familia quedó muy compungida» tras el secuestro de Héctor. Su padre falleció porque se enfermó mucho y su madre hoy en día «tiene muy poca memoria».

Su hermano no estaba ni en Libia, ni Líbano, ni de viaje. Según el Equipo Argentino de Antropología Forense, Héctor Alberto Pérez fue asesinado el 23 de diciembre de 1976. «Yo le pregunto a los antropólogos sobre cómo me pueden dar ese dato tan preciso y me dicen que ese día fueron asesinadas nueve personas en un basural en Lomas de Zamora y el forense de la policía dice que hubo un enfrentamiento y que hubo personas heridas de muerte por armas cortas y largas y ese informe consta que fue el día 23 de diciembre», explicó ante el Tribunal.

En 2010, dirigentes de Quilmes organizaron un «acto de desagravio» en el cementerio de esa localidad del sur del Conurbano. «Se hizo un acto y se depositaron los restos de Héctor y de Jaramillo». Hace apenas unos días, se les hizo otro homenaje con la colocación de baldosas y un mural.

«Héctor era un chico que tenia ideales políticos, estudiaba y trabajaba. Pensaba en un mundo mejor, quería hacer un viaje como el Che Guevara», fue la descripción que hizo Luis. «Todos los amigos de él decían que era una muy buena persona, muy responsable y muy inquieto por las cuestiones sociales».

Martín Carriquiriborde sigue esperando a su sobrina o sobrino

«Mi única hermana, Gabriela Carriquiriborde, fue secuestrada el 30 de septiembre de 1976 junto a su pareja Jorge Repetur. Gabriela estaba embarazada y tenía fecha para el 19 de enero de 1977 para el nacimiento de su hija o su hijo», dijo Martín, su hermano mayor al inicio de su testimonio.

«Gabriela y Jorge fueron retirados de su domicilio por fuerzas del Ejército y de la Policía. Nosotros nos enteramos el 1° de octubre porque los garantes eran los empleadores de mi actual esposa, Matilde, y la inmobiliaria le reclamó a los garantes la reparación de los daños causados por el operativo» en un departamento ubicado en la calle 40 entre 115 y 116, explicó Martín Carriquiriborde, sereno pero muy triste también.

A partir de allí, su mamá, Edith y su tía Enriqueta empezaron la búsqueda de «Gabi» y de Jorge. «Por testigos supimos que después pasaron por el Pozo de Arana y hay un testigo que dice que mi hermana estuvo en el Pozo de Banfield junto a otras mujeres embarazadas», aseguró. Luego mencionó a esos testigos sobrevivientes: se trata de Víctor y Alicia Carminatti y Pablo Díaz.

«Hay un testigo que afirma que el bebé nació a finales del 76 y luego de esa fecha, de mi hermana no hay más testimonio. Los últimos que la vieron salieron de ese Pozo en diciembre del 76. Cuando Adriana Calvo salió de allí, mi hermana ya no estaba», contó Martín al Tribunal. Adriana Calvo, fallecida hace unos años, fue una de las sobrevivientes clave.

«Aún no sabemos nada de su bebé, de su hijo o hija que ahora es grande. Siempre estamos expectantes de poder encontrarnos», sostuvo Martín.

Después de su exilio en Brasil y Suecia integró una comisión de familiares de desaparecidos. En agosto de 1978, la sede noruega de Amnistía Internacional se hizo cargo del caso de su hermana y su cuñado, aunque infructuosamente.

Gabriela Carriquiriborde tenía veinte años cuando fue secuestrada y Jorge Repetur era «siete u ocho años mayor». Ella, que había trabajo en IOMA, donde le rindieron un homenaje el año pasado, estudiaba Psicología y trabajaba temporalmente en la Junta Electoral. Militaba en la Juventud Peronista. Él era médico y hacía guardias y era «sanidad» de la organización Montoneros. Varios miembros de su familia, él y su esposa inclusive, sufrieron la persecución, el secuestro y el exilio.

«Gabi era mi hermana menor, mi única hermana. Lamento profundamente no haber podido compartir más la vida con ella. Era muy traviesa. Era una persona muy querida. Un año se llevó todas las materias inclusive educación física. Era muy bonita, muy preciosa. Tristemente poco tiempo pudimos compartir». Con esas sentidas palabras, Martín recordó a su hermana menor al concluir su testimonio.

El presente juicio por los delitos perpetrados en las Brigadas de la Policía bonaerense de Banfield, de Quilmes y de Lanús es resultado de tres causas unificadas en la 737/2013, con solo dieciocho imputados y apenas dos en la cárcel, Miguel Osvaldo Etchecolatz y Jorge Di Pasquale. El resto está cómodamente en su casa ignorando las audiencias.

El juicio oral y público comenzó el 27 de octubre de 2020 de forma virtual debido a la pandemia. Por esos tres centros clandestinos pasaron 442 víctimas tras el golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976, aunque algunas estuvieron secuestradas en la Brigada de Quilmes antes del golpe. Más de 450 testigos prestarán declaración en este juicio. El Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata que lleva adelante este juicio está integrado junto a Basílico por los magistrados Esteban Rodríguez Eggers, Walter Venditti y Fernando Canero.

En esta etapa de juicios, que se hacen mediante plataformas virtuales, invitamos a todes a acompañar los testimonios a través del canal de La Retaguardia TV o el Facebook de la Comisión Provincial por la Memoria.

Más información en el blog del Programa de Apoyo a Juicios de la UNLP.

La próxima audiencia tendrá lugar el martes 26 de octubre a las 9 hs.


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