LA ESCANDALOSA | Había una vez un circo

Por Ramiro García Morete

“Podés ser el mejor acróbata del mundo, pero no recibir un aplauso”. Jamás pensó que podría ser una profesión. Vivir de ello, aunque implique trabajar más horas de las que supuestamente tiene un día y verdaderos actos de equilibrio. Mucho menos que algún día emigraría a San Martín de los Andes para seguir ese camino comenzado con acrobacias de piso en Cirqué XXI. Es verdad que su familia solía asistir a las carpas tradicionales, que “miraba maravillada las dos horas que duraba la función” y que su infancia está llena de aquellos visores de plástico con fotos diminutas. También es verdad que toda su vida había hecho gimnasia artística. Pero no lo imaginaba a los veinte años, cuando militaba en el barrio Altos de San Lorenzo y en un taller se puso a jugar con unos nenes. Estaba haciendo medialunas y otras contorsiones.

“Tenés que venir al taller de circo de la Municipalidad”, le dijo su amiga. En el Teatro del Lago, Elena y Lalo -quinta generación de circo- no solo le transmitieron sus saberes sino algo menos concreto pero mucho más potente: la mística. Esa que intentan transmitir junto a Esteban desde hace algo más de diez años, cuando arrancaron en la Sala 420 hasta llegar hace cinco a Lucamba. Esa que es consciente del entrenamiento y la exigencia física que implica la actividad circense, pero que como las palabras citadas de Lalo no se reduce a eso. Hay algo en el cuerpo que evidentemente ocurre cuando llegan a los distintos talleres de la escuela alumnos que creerían que no pueden hacerlo. “Se aprende, como cualquier oficio”, dirá. Y se transmite. Detrás de las habilidades, está la profundidad del arte y de las historias: la personal, la que se cuenta y la del circo mismo. “Un número puede durar cinco minutos pero haberte tomado toda la vida”, resumirá Celina Bragagnolo, fundadora y docente de tela, trapecio y circo para niños en La Escandalosa. La Escuela de Circo presentará esta noche su varieté “de luxe” a las 21 en C. C. Lucamba (67 y 117) con Zoe Madera D’addario (Tela), Agustín Cura (Malabares), La China Payne (Aro), Mane Stancato (Fakir), Vir Vázquez (HulaHoop), Waldemar (Rolo), Clara Parada (Trapecio Fijo) y Leandro Suárez (Presentador). Una propuesta precisamente variada, pero con una misma intensidad. Y es que ya sea para Celina o para cualquiera de los artistas que se presentan esta noche, el circo no es una carpa con payasos sino una verdadera experiencia. E igual que para aquellos que dan el aplauso y se llevan algo que no cabría en un pequeño visor de plástico.

Bajo el escenario y encargada de la producción esta vez, Bragagnolo convoca: “Tratamos de hacer varietés que estén buenas de verdad, con artistas realmente interesantes. Es un espectáculo familiar, donde te podés sentar, comer algo, interactuar… pero ver un verdadero espectáculo. Cada artista tiene su recorrido artístico. Lo que tratamos de La Escandalosa que sean de una buena calidad artística”.

Respecto a la actividad destaca que ha crecido en la ciudad en los últimos tiempos, en cuanto a la posibilidad de aprender. Aunque desde el público siga existiendo cierta confusión. “Algunos piensan que van a ver payasos -se ríe-. La realidad es que el circo es mucho más profundo. Hay un montón de disciplinas, diferentes, que se pueden encarar de distintas maneras. Eso pasa en un varieté. Se muestran números más contemporáneos, otros tradicionales, unos de humor, otros que te hacen llorar”. Y añade: “El circo no es solo entrenar, entrenar, entrenar. La gente no se da cuenta del trabajo que hay detrás de cinco minutos está entrenando toda su vida. No solo me refiero a la cantidad de años sino a la calidad”.

La actividad circense ha crecido en cuanto a la enseñanza, pero a la hora de montar un espectáculo los últimos años han sido devastadores. “Todo lo que tiene que ver con producción independiente está durísimo -cuenta Bragagnolo-. Te cuenta un montón poder ensayar, producir, crear. Primero porque no tenés tiempo de tanto laburar. Segundo porque, posta, los subsidios que hay son un chiste. Eso para producciones. Luego la varieté es otra cosa… Esta será a la gorra. A veces está buenísima, pero es cambiante. Es un montón de movida, convocar a los artistas, brindarles a ellos un espacio digno para trabajar”.

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