Gendarmería reprimió con balas de goma a una murga de niños y jóvenes

Por José Welschinger

Los vecinos del barrio Bajo Flores que sufrieron el ataque de Gendarmería y la Policía Federal el pasado viernes mientras ensayaban con la murga “Los auténticos reyes del ritmo” iniciarán una demanda colectiva. “Nosotros vamos a encargarnos de iniciar acciones legales sobre este ataque”, aseguró a Contexto Leonardo Demonty, referente barrial de la Villa 1.11.14, donde se produjo la represión con balas de goma que dejó a dieciséis heridos, entre ellos un nene de ocho años. “Cuando la ministra de Seguridad Patricia Bullrich decretó la Emergencia en Seguridad, nos metió a todos en la misma bolsa, porque para ellos somos todos lo mismo: tanto el que es delincuente como el que no”, denunció.

“Ya estamos trabajando con los abogados, se está armando un informe para elevarlo a la fiscalía, para impulsar una denuncia colectiva que integre a todos los afectados por la represión del viernes”, detalló Demonty sobre los pasos que seguirán.

Demonty es el hermano de Ezequiel, el joven que la Policía mató arrojando al Riachuelo en 2002, y trabaja contra la violencia institucional en la Agrupación Madres en Lucha, que coordina con la Asociación Miguel Bru. “El viernes vino a buscarnos una mamá de la murga, se acercó a pedirnos ayuda. Llegamos hasta donde fue la represión, se acercaron algunos nenes que estaban heridos, y comenzamos a sacar fotos de lo que estaba pasando”.

El director de la murga, Gustavo «Marola» González, fue uno de los heridos y reconstruyó los hechos. “Estaba todo lastimado y vendado, con golpes y heridas de los balazos de goma”, recordó Demonty. “También había una chica que estaba lastimada; y mientras estábamos ahí, se acercó un gendarme y nos disparó con la escopeta, porque yo estaba sacándole fotos a las lesiones, aunque ya habían pasado como dos horas desde que había empezado todo”.

El ataque se la Gendarmería se produjo cuando, durante el ensayo, se acercó un patrullero de Gendarmería con una grúa de la Policía Federal diciendo que necesitaban cruzar la calle para retirar un coche robado. Aunque la murga abrió el paso, los murgueros más chicos se demoraron y los oficiales, en lugar de esperar a que los niños terminaran de apartarse, comenzaron a increpar a los vecinos y rápidamente comenzaron a disparar con balas de goma.

El primer herido por ese disparo fue el director de la murga. Su hijo también resultó herido. “Fue algo completamente desmedido”, resumió Demonty. “Gustavo tiene como quince balazos de goma por todo el cuerpo, también hay una mujer que terminó muy lastimada por saltar para cubrir a su hijo, y hay chicos con heridas muy serias, que evidentemente fueron atacados con perdigones de plomo: chicos que tienen pedazos de piel arrancados”.

“Fue algo completamente desmedido. Gustavo tiene como quince balazos de goma en el cuerpo, hay una mujer que terminó muy lastimada por cubrir a su hijo y hay chicos con heridas muy serias”. Leonardo Demonty. 

Demonty aseguró que todo el mundo en el barrio se quedó muy asustado. “Los chicos corrían y gritaban, mientras los gendarmes disparaban e insultaban diciendo ‘negros de mierda’ y avanzaban, generando miedo y pánico en la gente”.

Como saldo de la represión, dieciséis personas resultaron heridas con balas de goma, entre ellos un nene. Demonty señaló el hecho como un caso de violencia institucional y acusó: “Cuando la ministra (de Seguridad de la Nación, Patricia) Bullrich decretó la Emergencia en Seguridad, nos metió a todos en la misma bolsa: porque para ellos somos todos lo mismo: tanto el que es delincuente como el que no”.

A cuatro días de sucedido el episodio, la Procuraduría de Violencia Institucional es el único organismo estatal que se comprometió a investigar el accionar de las fuerzas de Gendarmería y Policía Federal durante los ataques. Por su parte, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se limitó a fotografiarse junto a los efectivos que efectuaron la represión, ya que en la versión oficial de los hechos dos miembros de las fuerzas resultaron heridos. Sin embargo, no trascendió ningún relato de cómo habrían recibido esas lesiones. De todas formas, el hecho no tuvo relevancia en los medios hegemónicos.

Mientras tanto, las fotografías de los niños, mujeres y hombres heridos durante la represión circularon por Internet y las redes sociales. En un video que se hizo viral durante el fin de semana, quedó capturado el clima general de pánico en el que se desarrolló la acción policial: en completa oscuridad, con alaridos de la multitud desesperada, y el sonido de las descargas de escopeta por encima de los gritos de una mujer que pide que no lastimen a los niños.

Tiraron a mansalva

Gustavo González consignó su narración de los hechos en una carta tirulada Tiraron a Mansalva, publicada en La Garganta Poderosa. En ella comenta: “Mi hijo Jonathan se puso adelante mío, y le dieron en la pierna, apenas arriba del tobillo, arrancándole la carne con una bala de plomo”.

Por encima de todo, González destacó que los vecinos apenas pudieron reaccionar ante la sorpresiva violencia del ataque. “Ahora mismo tenemos a dos personas internadas en el Hospital Piñero: un nene gravemente herido por una bala de goma en la cabeza, y una señora que recibió otro balazo de plomo”. Además, comentó que un niño de seis años recibió un balazo de goma en la cabeza y estuvo muy cerca de perder un ojo por el daño del impacto.

Los chicos no mienten

represión Villa 11.1.14Carlos Ariel Sulca, de ocho años, recibió dos balazos de goma en la represión. En un texto titulado “Los chicos no mienten”, La Poderosa difundió su foto y su relato de los hechos: “Hace 2 años que bailo para divertirme en la murga de mi barrio, la villa 1-11-14, pero el viernes me asusté mucho, cuando nos dispararon a mí y a todos mis amigos. Yo sentí un golpe en la cabeza y otro en la pierna, que al final eran dos balas de goma… Por eso, ayer al mediodía, cuando pasé caminando por adelante de un señor de Gendarmería, le pregunté: ‘¿Por qué me tiraron a mí, que tengo 8 años nada más?’. Y ahí nomás me respondió: ‘Tomatela, pendejo de mierda, porque la próxima te reventamos la cabeza'».


 

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