ETERNOS VISITANTES | Hasta el fin luchar y no abandonar…

Por Ramiro García Morete

“Decidí cantar, salir a volar, no atornillarme/ lo que te hace pensar la sociedad/ no acobardarme”. Correría el año 2015 y en Facebook se abrió una conversación. La red había traído caprichosamente un recuerdo de un concierto de años atrás. “No perdamos más el tiempo, es ahora o nunca”, instó el Chiqui, con la misma decisión que tomó el bajo cuando Checho y Bocha se habían juntado de preadolescentes a tocar temas de la Bersuit. Todos asistían a un colegio que –cabe decirlo– no era muy afín a sus gustos y expresiones. Entre covers de Intoxicados y Guasones más alguna canción propia, la banda parecía haber llegado a su fin casi como una aventura colegial. Un reencuentro en el 2010 había incluido incorporaciones como la de Gaima, que si bien tocó percusión ayudó en varias de las canciones que hoy siguen en pie igual que la idea de composición colectiva. Lo que no funcionaba grupalmente era aquel chat, donde las carreras universitarias y la vida adulta postergaban la decisión. “¿Por qué voy a dejar de hacer lo que me gusta?”, pensó Checho y escribió en privado al bajista.

Con muchas canciones para trabajar, se juntarían en la casa del ahora cantante en Ringuelet. El mismo lugar que los encuentra jueves y domingos (y algún martes) puliendo ensayando la forma de una banda que se define como “rock canción”. Con Stones, Pappo o Metallica como lazos donde cada uno tiene gustos muy distintos, el grupo oscila entre el rock guitarrero, la melodía adhesiva y las crónicas urbanas. Si bien en “Terapia” (su EP del 2016) eso ya asomaba, en el LP “Monstruos de cartón” (2019) se advierte un salto de calidad que exalta el potencial radial de algunos temas. Como “Rienda suelta”, que hizo llamar emocionado al Bocha desde Australia por no creer cómo sonaba su vieja canción. Sensación similar que seguramente tienen Faustino Chechonis (voz y guitarra), Lucas González (guitarra principal), Santiago Di María (batería) y Agustin “Chiqui” Márquez (bajo). Después de un largo camino llegó el primer álbum de estudio de Eternos Visitantes y será presentado este viernes 1° de noviembre a las 21:30 en Lucamba (67 y 117).

“Todo el proceso fue diferente –compara Chechonis–. El primer EP o demo se grabó en el home studio de un amigo en una semana. En este hubo preproducción y laburamos mucho más”. La experiencia incluyó grabaciones en El Pie, La Marca, la preproducción de Lautaro Belluca y la producción de Martín Zucarelli. “Nos hacía falta una opinión objetiva, algo exterior y nos hizo evolucionar. Los temas cambiaron mucho porque podíamos pensar diferente y poner más ideas sobre la mesa”.

Respecto al estilo general, el cantante no duda: “Siempre tuvimos ese objetivo: nos definimos como rock canción. Siempre enfocados a la letra. Siempre intentamos darle una vuelta por ese lado”. A ser varios compositores en el grupo, “el filtro que pasa la canción es todos nos sintamos representados”.

Con una atmósfera urbana, hay temas que abordan historias ficticias pero a la vez reconocibles como “Bandidos” o “Chica de pueblo”, en la que se narra un femicidio. “Ese tema lo escribió Lucas y cuando lo tocó, nos puso a todos la piel de gallina. Nos lo toca y a todos piel de gallina. Nos gusta visiblizar esas cosas. Te pone incómodo, te hace pensar y regular. Si bien la historia es ficticia, si vos la escuchás pasó un montón de veces. Sin metáforas ni cosas raras, diciendo crudamente lo que pasa”. Y se extiende sobre el tipo de letras: “Que se pueda entender lo que queremos transmitir. Está bueno jugar con las palabras y que se puede dudar sobre qué trata. Pero a veces hay que expresarlo como es”.

“Monstruos de cartón” es una frase tomada de “Cantando bajito” (cuyos versos abren esta nota) y hace referencia a los miedos. “Uno se asusta con cosas superficiales. Nos amedrentan y nos ponen demasiado contra la pared. Y lo que tratamos de interpretar y llegar a ver es que quizá las cosas no son tan fuertes y complicadas. Y que se puede pasar sobre eso”.

En ese camino, Chechonis entiende que el disco es una prueba superada. “La verdad es que nos costó. Pero en cierto punto, tampoco queríamos adelantar a sacar algo que no nos satisfaga. Llevó tiempo pero a la vez teníamos un montón de canciones que veníamos tocando y creo que mejoraron mil por ciento”.

 

 

 

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