Edgardo Esteban: “Malvinas es una cuestión de Estado»

El escritor de Iluminados por el fuego y guionista de la película homónima, Edgardo Esteban, conversó con Contexto sobre el reclamo por la soberanía de las islas Malvinas durante el gobierno de Cambiemos. El periodista y excombatiente resaltó que debe ser un objetivo permanente y de todo gobierno recuperar el ejercicio pleno de la soberanía sobre las Malvinas, Georgias, Sandwich del Sur y los espacios marítimos que las rodean.

¿Qué retrocesos por parte del gobierno nacional observan desde GPS (Grupo por Soberanía) en relación con el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas?
Se ha retrocedido demasiado: hay una política de “desmalvinización” sin precedentes. La causa Malvinas tiene que ser una cuestión de Estado, debería dársele prioridad. Hay que trabajar, más allá de las diferencias políticas, por el reclamo de la soberanía. No sólo por pertenencia del pueblo, sino por lo que significa la construcción de la causa a nivel de los foros internacionales: el grupo 77 + China, UNASUR, CELAC, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, el respaldo a nivel regional; hoy se ha “desmalvinizado” terriblemente, demostrando el poco interés que hay de este gobierno en lo que significa un reclamo soberano. Un ejemplo de esto es el acuerdo firmado a partir del 16 de septiembre de 2016, donde el gobierno cede en todas las peticiones.

¿El acuerdo Foradori?
Sí, fue firmado entre las cancillerías. Se dio la posibilidad de hacer vuelos con esa idea que postula el presidente, que hay que dialogar con los habitantes de las propias islas. Los países tienen que dialogar como lo establece la Resolución 2.065 de Naciones Unidas. Porque acá no hablamos de dos islitas; hablamos de 3.700.000 kilómetros cuadrados de mar austral -que incluso Naciones Unidas ha reconocido que es más amplio-, reservas minerales e hidrocarburíferas que hay en la región; el control de la OTAN en Mount Pleasant, controlando los pasajes bioceánicos; los objetivos que se propone el Reino Unido junto con Australia en la Antártida; todo con esa convicción que han tenido siempre: desde los mares conquistar tierras.

Se ha retrocedido demasiado: hay una política de “desmalvinización” sin precedentes. La causa Malvinas tiene que ser una cuestión de Estado, debería dársele prioridad.

Esta política colonialista fue comentada por el propio embajador británico en Argentina. Estamos fraternizando a partir de todo este show que hace a partir de las redes sociales, fotos de glamour con periodistas o entregas de premios Fopea en complicidad con Estados Unidos para tener una penetración en lo cotidiano y, de alguna forma ir desestructurando esa pertenencia del pueblo argentino a partir de las “bondades”, “generosidades” o de “las gracias” que hace el embajador. Otro ejemplo son las becas a estudiantes argentinos que tienen que hablar en inglés de “las maravillas” que ha hecho el Reino Unido en las islas; cosas que son impensadas, pero que están ocurriendo a partir de esta política de “desmalvinización” y de flexibilidad.

¿De qué se tratan estas becas?

La embajada británica, también en Chile, Brasil y Uruguay daba diez becas a estudiantes que hablaran de “la maravilla” que es estar estudiando inglés en las islas “Falklands”. Hay estudiantes de las Universidades de Buenos Aires, San Martín, Mar del Plata; del Instituto Di Tella; es decir, hay estudiantes de las universidades públicas yendo a las islas. Nosotros hicimos un acuerdo con el Laboratorio de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Letras y la Conadu para invitar a los estudiantes de las islas a estudiar no sólo inglés, sino el idioma que quisieran, becados por la Universidad pública argentina. Nos parece una aberración que no se diga nada.  

En octubre del año pasado, la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia ratificó que las torturas en las islas Malvinas son delitos de lesa humanidad. ¿Qué avances hubo en la causa?

Se viene un año intenso, creo que van a comenzar los juicios, o al menos esa es la expectativa. Es un largo camino. Nadie nos creía cuando los excombatientes denunciamos de forma aislada. Hoy es un relato colectivo, hay documentos que el propio Ministerio de Defensa desclasificó. Al igual que los organismos de derechos humanos, queremos que estos delitos sean juzgados. Hay responsables. Alejo Ramos Padilla fue uno de los propulsores en esta lucha.  

hay que trabajar, más allá de las diferencias políticas, por el reclamo de la SOBERANÍA.

La semana pasada, el excombatiente Luis Escobedo fue arrestado por llevar una bandera en las islas. ¿Qué pudieron saber de este hecho?
Es lamentable y es triste. Es parte de esta degradación. Nos cruzamos todos los días con gente vistiendo remeras del Reino Unido y no lo compartimos, los cuestionamos. Pero no los vamos a censurar ni meter presos. Esa es la diferencia de las dos varas que hay. No vi ningún comunicado oficial desde Cancillería denunciando este hecho tan triste. Que desde ningún ámbito oficial respalden a un excombatiente es lamentable. 

Si pudieras realizar un resumen, ¿qué discursos por parte de los diferentes gobiernos hubo a partir del retorno democrático en torno a Malvinas?
Fue importante lo que se hizo en Ushuaia marcando el decálogo de lo que significan para Argentina las Malvinas. Desde esta perspectiva me parece que es una cuestión de Estado. No puede ser una cuestión de este gobierno, del anterior o del que venga; sino que es una cuestión que tenemos que trabajar y mantener.

Hay muy pocas cosas que nos unen a los argentinos como pueblo, más allá de los símbolos patrios. La camiseta de la selección y la causa Malvinas son la excepción. Desde los sectores ideológicos más extremos, todas las hinchadas de los equipos de fútbol tienen una bandera, una consigna con Malvinas; canciones de rock; todas marcan ese sentido de pertenencia. Sumado a la lucha que tenemos que remontar, la de integración y de la Patria grande. Volvamos a Malvinas de la mano de América Latina. No bajar los brazos, tener esperanza en que los vientos cambien. Esta ráfaga de viento tiene que soplar más fuerte para seguir mirando hacia el futuro y mantener vivo este sentido de pertenencia.


 

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