Chile: aplastante triunfo de la dignidad

Este 25 de octubre, Chile dio el primer paso para enterrar la Constitución creada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Según informó el Servicio Electoral, pasadas las 21 hs del domingo, con el 82,25 % de las mesas escrutadas, el voto al «Apruebo» se imponía con el 78,17 %, contra el 21,835 % del «Rechazo».

Los chilenos también debían decidir qué tipo de órgano sería el encargado de confeccionar la nueva Constitución. En relación con esa consulta, la derecha apostaba por la Convención Mixta y los sectores populares por la Convención Constitucional, y se impuso la segunda opción con el 79,24 % (datos del Servicio Electoral con el 72,65 % de las mesas escrutadas).

El ex candidato a presidente Marco Enríquez-Ominami tuiteó: «Este es el triunfo de la juventud, de l@s que hoy no pudieron votar porque están presos por luchar. Es el triunfo del pueblo llano. Ahora nos toca forjar la máxima unidad de las fuerzas Progresistas de oposición para cumplir. #ChileDespertó«.

Daniel Jadue, alcalde de la comuna de Recoleta y dirigente del Partido Comunista de Chile, señaló, en la misma red social: «Que hermoso triunfo! Este día histórico es de quienes han luchado por décadas, de quienes han dado la vida, de las y los torturados, de las y los mutilados y especialmente de quienes siguen presos. Nace hoy la oportunidad de transformar Chile en un mejor país!».

En la misma línea, la dirigente Camila Vallejos publicó en Twitter: «Se va llenando Plaza Dignidad!! Celebremos con alegría y tranquilidad este triunfo aplastante. Estamos venciendo y está siendo hermoso».

Tras el golpe de Estado de 1973 contra el gobierno democrático de Salvador Allende, el dictador Augusto Pinochet implementó un experimento neoliberal comandado por los denominados Chicago Boys, un grupo de economistas de la Escuela de Chicago (Estados Unidos) que seguían los lineamientos de Milton Friedman. El proyecto neoliberal y todo el programa de la dictadura fue apoyado por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Para consolidar las bases de ese modelo político, económico y social, en 1980 la dictadura creó una nueva Constitución, que sigue vigente hasta la actualidad.

El estallido social de octubre 2019 sacó a millones de chilenos a las calles y puso sobre la mesa todas las injusticias de ese modelo. Los cientos de reclamos tomaron cuerpo en uno: había que poner fin a la Constitución de la dictadura.

La pandemia estiró los tiempos (el plebiscito debió realizarse en abril), hubo que esperar más de un año desde aquel estallido y la derecha apostó al desgaste de la protesta, el miedo y la represión. A pesar de ello, la gente pudo expresarse en las urnas y lo hizo de manera contundente.

Ahora vendrá el proceso que debe plasmar en una nueva Constitución los sueños de los millones que salieron a las calles, que votaron por el «Apruebo», que votaron por la Convención Constitucional y que festejaron en la Plaza de la Dignidad –y muchos otros puntos de Chile– el triunfo que Chile se merecía.


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