Bolsonaro y la pandemia: el cóctel que demuele a Brasil

En el gigante suramericano, el 40% de los niños y las niñas que tienen entre 6 y 7 niños no saben leer o escribir. Otros datos muestran que Brasil tiene más de 12 millones desempleados y 38 millones de trabajadores en la informalidad. Además, una investigación de la FAO afirma que 57 millones de brasileños (uno de cada cuatro) sufren inseguridad alimentaria. A ello se suman las 27 millones de personas contagiadas y las 636 mil fallecidas a causa del Covid-19.

El manejo que el Gobierno de Jair Bolsonaro tuvo de la pandemia dejó consecuencias que impactaron en todos los niveles de la sociedad. Al igual que el caballo de Atila, donde Bolsonaro pisa «no crece la hierba».

Como ya es sabido, el negacionismo del mandatario brasilero dejó como consecuencia directa a 27.135.550 personas contagiadas y 636.338 fallecidas a causa de la covid (datos hasta el 11 de febrero 2022). Sin embargo, la barbarie desatada por el líder ultraderechista no se refleja solo en el tema sanitario.

El desempleo en el gigante suramericano alcanzó el 11,6 %, lo que en números concretos representa a 12,4 millones de personas. A ello se suma que el 40 % de las personas que tienen trabajo se encuentran en la informalidad, es decir, 38,6 millones de brasileñas y brasileños.

En la actualidad, la inflación en Brasil se ubica por arriba del 10 %, la más alta desde 2015. A ello se agrega que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), un organismo que durante el Gobierno de Dilma Rousseff había declarado a Brasil como un país libre de hambre, indica que en la actualidad sufre de inseguridad alimentaria el 23,5 % de los brasileros, es decir, 57 millones de personas (una de cada cuatro).

La infancia también se ha visto gravemente afectada por las políticas de Bolsonaro. La pandemia dejó huérfanos a más de 12.000 niños y niñas y, según informó UNICEF, «en Brasil, más de 18 millones de niños y adolescentes (el 34,3 % del total) viven en hogares con ingresos per cápita insuficientes para adquirir una canasta básica de bienes. Pero la pobreza en la niñez y la adolescencia es aún mayor. Esto porque, para entender la pobreza, es necesario ir más allá de los ingresos y analizar si las niñas y los niños tienen garantizados sus derechos fundamentales».

El estudio de UNICEF advierte que «el 61 % de las niñas y los niños brasileños viven en la pobreza, siendo pobres monetariamente y/o privados de uno o más derechos».

La pandemia no ha terminado para los brasileros y mucho menos para los niños. Según publicó el portal InfoSaúde, en los primeros días de febrero de 2022 la capital del país, Brasilia, reportó la ocupación del 100 % de las salas de cuidados intensivos para niños afectados de covid, tanto en hospitales públicos como privados.

Por último, un reciente estudio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) muestra que, en los últimos dos años, en el gigante suramericano el número de niños y niñas de seis y siete años que no sabía leer o escribir subió del 1,4 millones (2019) a 2,3 millones (2021), lo que representa al 40,8 % de los niños y niñas de esa edad en Brasil.

Los grandes logros en política económica, social y cultural que el país vivió a principios del siglo XXI, con los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (encabezados por Lula Da Silva y Dilma Rousseff) han sido arrasados por la combinación letal de Bolsonaro y la pandemia. Un cóctel que demuele a Brasil.


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