Una intercambio de los adolescentes con la memoria

Por Florencia Abelleira (desde Chapadmalal)

Se enciende una luz y aparece Vanesa Orieta, encarnada en el cuerpo de una estudiante de la Escuela Secundaria N° 335 de Lomas de Zamora. “Encontramos el cuerpo de Luciano Arruga después de seis años de búsqueda. Estaba enterrado como un NN”, dice con voz segura y mirada desafiante.

Acto seguido, un joven hace de Luciano, desaparecido por la Policía a principios de 2009, y representa el momento en que se negó a robar para los efectivos policiales, hecho que tuvo como consecuencia un accidente de tránsito perpetrado como venganza por la misma Policía. Cuando la obra termina, se siente la conmoción que abruma en el auditorio del hotel 8, y luego estallan los aplausos.

Roberto Cipriano, referente de la Comisión Provincial por la Memoria, felicita a los estudiantes y cuenta: “Después de la dictadura militar, siguió habiendo casos de desaparición forzada de personas, donde el secuestrador es la Policía. Mucha veces esto ocurre cuando los pibes se niegan a robar, delito que conforma parte de la recaudación ilegal de las fuerzas policiales”.

Obras de teatro como éstas, se sucedieron durante el viernes, sábado y domingo pasados en el complejo turístico de Chapadmalal, en el marco del XIV Encuentro de Jóvenes y Memoria organizado por la Comisión Provincial por la Memoria.

“Después de la dictadura militar, siguió habiendo casos de desaparición forzada de personas, donde el secuestrador es la policía.»

Durante los primeros quince días de noviembre, el evento congrega de a tres mil chicos y chicas de la provincia de Buenos Aires –hasta llegar a un total de quince mil– que se reúnen cada tres días frente al mar para mostrar sus producciones basadas en problemáticas sociales y derechos humanos.

El programa nació en 2002 bajo el lema “Recordamos para el futuro”, con el objetivo de que los jóvenes puedan resignificar el pasado, reelaborar los relatos de la historia, enmarcándolos en la trama de su propia experiencia.

No sólo hay obras de teatro, muchos eligen hacer videos o presentaciones musicales. En el caso de los chicos y las chicas del Instituto Saint Jean de Villa Urquiza, presentaron la murga “Los rotos y descosidos”.

«Este año tratamos la murga en la dictadura militar, cuando se suspendieron los corsos porque no podían salir las murgas», dice Melina, una de las estudiantes.

«El encuentro nos gusta porque conocemos a muchos chicos que te felicitan por lo que hiciste y en todos lados se está hablando de lo mismo», cuenta Ramiro, otro de los integrantes de la murga. «Está bueno también porque tenés que hacer publicidad para que te vean, y ayer nos metimos en el comedor con los bombos», agrega.

Los chicos y las chicas se alojan en los 9 hoteles que forman parte del complejo. Cada uno tiene un comedor enorme con mesas redondas donde sirven el desayuno, el almuerzo y la cena. Pero esos son unos de los tantos momentos en que se cruzan adolescentes de distintas clases sociales, de pueblitos o ciudades grandes y con realidades totalmente diversas.

Florencia es una de las coordinadoras que los acompaña en el viaje y también es la preceptora de la escuela: “Nosotros venimos de un instituto privado, pero de familias de clase media, media baja, y es importante para los chicos cruzarse con otras realidades, porque se quedan pensando”.

«es importante para los chicos cruzarse con otras realidades, porque se quedan pensando.”

«A veces son ellos los que dicen ‘no quiero decir mi colegio porque me van a tratar de cheto’. Pero está bueno porque se sienten interpelados cuando muchas veces son ellos los que tienen el prejuicio, y acá se cruzan con otra cosa», relata.

Muchos de los jóvenes llegan ansiosos: es la primera vez que conocen el mar. Afortunadamente, el fin de semana fue caluroso, entonces pudieron chapotear en el agua o armar un partido de fútbol en la arena.

Karen tiene 17 años. Cuenta que el video que presentó con su escuela está basado en la vida de su abuela, quien perdió un hijo en la última dictadura militar.

«Chapadmalal es el premio que se ganan luego de un año de mucho trabajo», dice Pablo, el otro coordinador de la escuela. “Es que los chicos trabajan desde principio de año en un proyecto: eligen un tema, planean su intervención, y la producen encuentro a encuentro con la mira puesta en la presentación de ‘Chapa’, como le dicen al evento”, agrega.

En todas las escuelas trabajan a contraturno, pautando un día donde se realiza el taller de producción. La única condición que tienen los jóvenes para poder viajar a Chapadmalal es haber formado parte del grupo realizador del video o la teatralización.

Karen tiene 17 años y vino de la Escuela Secundaria Básica Nº 16 de Moreno. Cuenta que el video que presentó con su escuela está basado en la vida de su abuela, quien perdió un hijo en la última dictadura militar.

«Ella me contó la historia a mí, yo la conté en el grupo y salió el proyecto. Fue muy doloroso hacerlo, pero gracias a ella presentamos el video el viernes.» El testimonio pertenece a Norma Coma de López, una mujer que parió a su hijo en el Hospital Alejandro Posadas pero fue dado por muerto al nacer. Era la primera vez que la mujer relataba su historia de vida, que permaneció silenciada durante 37 años.

Los jóvenes no serán los mismos de vuelta a casa. En sus rostros llevan la satisfacción de haberse nutrido de arte politizado, nuevas amistades y más entusiasmo para seguir creando.


 

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