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Una estatua por Alfonsín

Por Carlos Ciappina

Parece ser que en su vocación gorila, antipopular y pequeñoburguesa los radicales que apoyan a este gobierno del horror están felices de «regalarle» a Alfonsín a la derecha. Allá ellos, si están felices de participar de los asesinatos, la doctrina Chocobar, el 2×1, los presos políticos, la represión a los maestros y trabajadoras, las relaciones ultracarnales con Trump y el Reino Unido. En fin, la mierda en la que se han convertido totalmente.

La tarea de quienes tratamos de combatir la posverdad y la manipulación de personas, figuras y símbolos a favor del neoliberalismo es señalar que, pese a todo, a la derecha no le «pertenece todo». Que Garro, Vidal y Macri inauguren una estatua de Alfonsín es un contrasentido y una manipulación histórica perversa.

Alfonsín es una figura popular –aún hoy– en la Argentina. Tiene, por supuesto, sus luces y sus sombras (y a veces sus sombras son muy oscuras). Pero, para ser justos, digamos que su paso por la presidencia quedó fuertemente asociado a:

1. El juicio a las Juntas (o sea, la primera vez en la historia argentina y mundial en que los máximos responsables de una dictadura fueron juzgados por un gobierno civil). Este gobierno Macri-Vidal que busca liberar genocidas y aplaude a los Chocobar ¿lo sabrá?

2. La prolongada silbatina en la Sociedad Rural por parte «del campo», que recibía al presidente civil después de la dictadura como si fueran barrabravas. ¿No estaban los Etchevehere allí?

3. En los jardines de la Casa Blanca (1985), el genocida Ronald Reagan le dice a Alfonsín en la cara: «Los que ayudan a nuestros enemigos son nuestros enemigos» por el apoyo argentino a Nicaragüa. Alfonsín, ahí paradito, le responde: «La pobreza y la deuda que ustedes desparraman por el continente son la causa de la desesperación de los pueblos». ¿Este gobierno que apoya el genocidio en Siria y le paga a los buitres premia a Alfonsín?

4. Con nombre y apellido. Dice Alfonsín en su discurso de 1987: «Yo les pido que vean el Clarín, que se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino». ¿Vendrá Clarín hoy a La Plata a festejar la estatua?

5. La hiperinflación de 1988-1989: acorralado por la patria financiera (y por varios errores propios en materia económica), Alfonsín se resiste a hacer el ajuste que le exigen el Banco Mundial y el FMI. Las grandes empresas (Los Roca, Los Bunge, Los Braun, los Aranguren, o sea, los que están hoy) y los grandes bancos (o sea, los que representan Prat-Gay, Dujovne, Caputo) decretan el fin del crédito para la Argentina. Cae el gobierno y se inicia la feroz década neoliberal de la que son beneficiarios los actuales «dueños de la Argentina».

Hoy estuvieron parados en ese acto juntos los beneficiarios de la dictadura y del neoliberalismo de entonces y de hoy, buscando, como lo vienen haciendo desde que son gobierno, «apropiarse» también de los símbolos.