Por Héctor Bernardo
El triunfo de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos dejó mucha tela para cortar y más preguntas que respuestas. Para tratar de entender los motivos y consecuencias que llevaron al triunfo del magnate republicano, Contexto charló con el coordinador de la Comisión de Asuntos Internacionales de Carta Abierta y analista de política internacional, Lido Iacomini.
– ¿Cómo analiza los resultados de la elección en Estados Unidos?
– Primero, hay que decir que no hubo dos modelos en pugna en esta elección. Tampoco hubo uno con dos alternativas. Estuvo el modelo del poder hegemónico, el del establishment, que es el que representaba la candidata demócrata, Hillary Clinton, y por otro lado, Donald Trump, un candidato reactivo producto de la crisis y del descontento generado por las políticas que se aplicaron hasta ahora. Pero Trump no representa un programa claro, ni tampoco construyó detrás del triunfo un sustento claro de alianzas de clases. Los trabajadores norteamericanos que lo apoyaron lo hicieron sin tener en claro cuál sería el programa que está detrás, más allá de algunos postulados que también son producto de la crisis. Esos postulados, como el cierre de la frontera o la expulsión de los inmigrantes, no son solamente el exabrupto de un derechista, tienen que ver con una reacción social producto de la crisis y la falta de una alternativa clara al modelo neoliberal globalizado.
Se ha abierto una etapa crítica en la crisis norteamericana, en la que el camino para salir aún no está claro. Trump todavía no ha definido el gabinete, aunque eso no creo que sea sustancial. De todas formas, por ahora, no hay un proyecto claro que se pueda definir como un modelo alternativo.
– ¿Cambiará el rol de Estados Unidos en la política internacional?
– Hay aspectos llamativos que habrá que ver qué consistencia tienen. Hay un llamamiento a una alianza internacional con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y a la vez una embestida fuerte contra China, el principal rival económico de Estados Unidos. Esta embestida contra China y el acercamiento a Rusia puede ser una maniobra para romper la alianza que hay entre esos dos países y aislar al gigante asiático, lo cual parece difícil que resulte.
– ¿Cómo evalúa usted el rol de los sectores progresistas representados por Bernie Sanders?
– El apoyo por izquierda que Bernie Sanders le dio a Hillary me pareció lamentable. Eso le impidió poder construir una verdadera fuerza alternativa y oposición al sistema neoliberal imperante, dividió a sus seguidores e impidió la constitución de un polo fuerte de alternancia al modelo.
– ¿Trump representa una propuesta contra la globalización?
– Trump es un catalizador antiglobalización. Tiene una especie de añoranza por el fordismo, por eso su base electoral fueron las clases medias y proletarias, que sufren la crisis de la deslocalización de la gran industria americana. La globalización llevó a que se produzca en cualquier lugar del mundo donde resulte más barato, lo que se une al capital financiero en un objetivo político claro, barrer las fronteras, eliminar todas las trabas a la rápida y libre circulación de bienes, capitales y personas. Ese programa une al capital financiero más concentrado con la industria globalizada, la cual necesita desprenderse de obligaciones nacionales y producir donde más le convenga. Eso ha puesto en crisis a la industria norteamericana.
Muchos sintieron que Trump representaba una alternativa a ello. Desde mi punto de vista, no parece ser un gran teórico sobre el tema. Todo indica que es un oportunista muy ambicioso, que encontró una veta por ese lado y se lanzó por allí con un gran éxito, al punto de llegar a ser el nuevo presidente de los Estados Unidos.