Por Ramiro García Morete
A Gastón Miguel siempre le gustó la cumbia. Desde los catorce, cuando iba a los bailes en el Club Universal o a Escándalo. Unos años antes de que comenzara sus estudios de cine en la UNLP, donde conoció a sus compañeros de productora. Seguramente, más de una vez ese gusto fue despreciado o rechazado desde algún fundamentalismo de géneros musicales, o sencillamente por cuestiones de clase. Quién sabe si imaginaba que varios años después la ciudad de La Plata iba a generar un importante movimiento de bandas y festivales de cumbia, con sus propios estilos y dinámicas.
Tanto, que con Dale Guacho, productora nacida a mediados de 2016 gestionando fiestas y devenida en cooperativa, emprendieron un proyecto tan largo como interesante: “El documental sobre la cumbia emergente en la ciudad cuadrada”. Para poder solventar tal empresa, este sábado el ciclo Salud, Cumbia y Amor vuelve al barrio: a medianoche en el Club Chacarita Platense (30 e/ 73 y 74).
“Cuando arrancamos con el proyecto de la productora no solamente queríamos abarcar encuentros sociales –introduce Miguel–. Veíamos un movimiento emergente y dijimos: hay que registrar. Vamos a cooperar como un actor que visibilice el trabajo y toda la cadena que implica el proyecto de una banda de cumbia.”
La productora (integrada por cuatro realizadores, un diseñador y una periodista) evaluó la antigüedad de las bandas y los años que tenía la carrera de Música popular en La Plata. “Les Minon, compuesta por mujeres, tiene doce o trece años. Pero las demás hace seis o siete años”. Miguel estima que debe haber “entre quince o veinte bandas que están trabajando fuerte”, como Las Cocas, Cachitas Now, La tricolora, La Santa Juana, Me lleva la Jarana, Aguasucia y Los Mareados, Los Cheremeques, La Chicharata o Nanotrópica.
El enfoque es hacia bandas que no sólo constituyen “lo musical, sino todo un grupo de trabajo. Se encargan de conseguir la fecha, hacer los diseños. Queremos mostrar eso”. Y puede que quizá ahí resida una de las claves o rasgos reconocibles de la cumbia en la ciudad. “Creo que se da más como un grupo de amigos que un grupo de trabajo. En otros grupos es netamente laboral, con músicos sesionistas. Acá es como que se forma una comunión. Va más allá del toque. Quizá esa puede ser una diferencia o algo común.”
La productora reconoce tres grandes momentos de la cumbia: en los sesenta y setenta, con bandas como los Wawancó; en 2001, con la explosión de la cumbia villera y la persecución para que no tocaran en televisión; y finalmente “esta cumbia que emerge. Donde cuenta también el alcance y el caudal de clase media que consume esto, sin dejar de ser una lectura nuestra”. Y extiende el concepto respecto del alcance: “Creo que está llegando a nuevas personas o sectores sociales. Quizá entendieron que la cumbia no se reduce a baile”.
Respecto del documental, dice que no hay un plazo concreto: “Es bastante difícil porque el formato audiovisual requiere mucho. Y a medida que filmás te enterás de algo y querés abarcar más. Creemos que el año que viene, pero es utópico. No tiene fecha aún. Y tampoco título, algo que se define tras todo el proceso”.
Para solventarlo, este sábado Salud, Cumbia y Amor deja Guajira (“un espacio muy importante para la ciudad”) y regresa a la esencia barrial en una “fuente cumbiera importante de la ciudad”. En el corazón de Barrio Cementerio actuarán Jimmy y su combo negro y Cumbia Hasta El Lunes. Las bandejas tendrán a DJ MusicalisaNdo.