Prisión perpetua para el femicida de Silvia Batista

Por Gabriela Calotti

“Se hizo justicia. Era lo que nosotros esperábamos, que le den perpetua”, afirmó a Contexto Dana, una de las dos hijas de Silvia Batista, asesinada a ladrillazos en 2014 por su ex pareja, un hombre con el que había roto meses antes. Este viernes, Oscar Ramón Arguello Giménez fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 3 de La Plata.

“El Tribunal por unanimidad resuelve condenar a Oscar Ramón Arguello Giménez a la pena de prisión perpetua […] por el delito de homicidio agravado por el vinculo y por tratarse de un femicidio, ocurrido el 18 de mayo de 2014 en la ciudad de Lisandro Olmos en perjuicio de Silvia Batista”, afirmó la sentencia leída por una secretaria en la Sala A del edificio de Tribunales, ubicado en 8 entre 56 y 57. El juicio oral y público había comenzado el lunes pasado.

En presencia de Silvina y de Dana, dos hijas de Silvia, de su ex marido, su hermana, demás familiares y amigos, que tomaron asiento a la izquierda de la sala, de la fiscal Laura Lasarte, y del propio acusado, Arguello Giménez, sentado frente a la fiscal y custodiado por tres policías, una secretaría dio lectura a la parte dispositiva de la sentencia en presencia de dos de los tres jueces del tribunal.

“El Tribunal por unanimidad resuelve condenar a Oscar Ramón Arguello Giménez a la pena de prisión perpetua […] por el delito de homicidio agravado por el vinculo y por tratarse de un femicidio», dice la sentencia.

“Hijo de puta, pagá por lo que hiciste. Ahora lo vas a pagar”, gritaron dos familiares de Silvia en cuanto concluyó la lectura, mientras las hijas se abrazaban sin poder contener el llanto.

“Ya pasó todo. Ahora van a dormir en paz, chicas”, les dijo la fiscal que se acercó inmediatamente a saludar y abrazar a las muchachas, de treinta años de edad. “Fuerza y a seguir adelante”, insistió la representante del Ministerio Público Fiscal en este juicio por femicidio, figura prevista en el inciso 11 del artículo 80 del Código Penal, que muchos jueces se niegan a utilizar o dictan condenas moderadas.

Ese artículo establece que “se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua […] al que matare a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género”, es decir, femicidio, según agrega el inciso 11, incorporado en 2012 por el artículo 2º de la Ley 26.791 que introdujo una serie de modificaciones al Código Penal .

El 18 de mayo de 2014, Silvia Batista, de 49 años, fue atacada con un ladrillo en la cara y en la cabeza hasta perder el conocimiento por Arguello Giménez, quien desde hacía tiempo venía ejerciendo violencia sobre ella, que ya lo había denunciado. Pero ese día fue decisivo. El cuerpo de Silvia quedó tirado en un zanjón en 185 y 90, en Olmos. Con el cráneo destrozado, fue ingresada en el Hospital San Martín donde estuvo cuatro meses agonizando. En septiembre de ese año falleció.

Por entonces, el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta había caratulado la causa como “homicidio calificado por el vínculo en concurso real”, pero la evidencia obligó a cambiarla por “homicidio calificado por femicidio”, figura que complicó procesalmente la situación de Argüello Giménez. La fiscal Lasarte había reclamado justamente una condena a cadena perpetua.

Se hizo justicia. Estamos muy angustiados porque es muy duro lo que estamos viviendo, pero estamos contentos.”

“Por fin podemos creer que el sistema (judicial) existe. Se hizo justicia. Estamos muy angustiados porque es muy duro lo que estamos viviendo, pero estamos contentos”, aseguró a Silvina, otra de las hijas, a Contexto minutos después de la lectura de esta sentencia.

La muchacha destacó el papel que en todos estos meses desempeñó la fiscal que se hizo cargo de la acusación. “La fiscal se hizo cargo del caso. Confiamos en ella. La fiscal Lasarte fue la que se movió e hizo todo lo que había que hacer”, sostuvo Silvina.

Silvina trabaja. Dana se ocupa de sus hijos de tres, cuatro y ocho años. “Ahora no queda miedo. Estamos más tranquilas”, explicó, antes de asegurar que “teníamos miedo por toda la familia, porque antes de lo ocurrido nos había amenazado a todos”.

Esta vez, Arguello Giménez, que ya estaba en prisión preventiva, escuchó la sentencia sin inmutarse. Poco después, mientras los familiares se retiraban por una puerta lateral, a su lado salía un camión de traslado del servicio penitenciario llevando al condenado por femicidio a la cárcel.

Según diversas ONG, en Argentina una mujer es víctima de femicidio cada treinta horas.


 

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