Por quinto día consecutivo, el Banco Central volvió a intervenir en el mercado de cambios

Por Pablo Pellegrino

En un breve informe publicado el viernes, la entidad que conduce Federico Sturzenegger anunció la decisión de elevar en trescientos puntos básicos la tasa de política monetaria, que pasó de 27,25% a 30,25% fuera de su cronograma habitual. “Se tomó esta decisión con el objetivo de garantizar el proceso de desinflación y está listo para actuar nuevamente si resultara necesario”, fue el mensaje del Central.

En una nueva ronda que arrancó caliente, la divisa llegó a cotizarse a 21,20 pesos, hasta que llegó el anuncio del aumento en la tasa que, sumado a los 1.382 millones de dólares de reservas que vendió para frenar la aceleración, cerró el día a 20,90.

Las intervenciones del BCRA habían tocado picos históricos el miércoles y jueves, pero el viernes no fue la excepción. Durante estos cinco días, la autoridad monetaria quemó más de 4 mil millones de dólares y, desde marzo, la suma asciende a más de 6.700 millones, más del 10% del total de reservas que hay en la actualidad (56.617 millones).

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaboró un informe en el que alerta sobre el escenario de vulnerabilidad al que se enfrenta la economía nacional, que, según indica el texto, no debe ser entendido por los factores coyunturales a los que se atribuyen responsabilidad en estos días, sino también a fenómenos estructurales de la economía macrista.

“El fin del llamado ‘cepo cambiario’ en diciembre de 2015 es un hito clave para comprender la puesta en marcha de un amplio esquema de desregulación cambiaria y financiera que habilitó la libre fuga de divisas de la economía local y colocó a la Argentina en una situación de extrema vulnerabilidad ante shocks externos”, sostiene el informe.

Durante la semana que, por suerte para el gobierno, terminó, en distintos medios de comunicación se barajaron las mismas explicaciones para la gran demanda de dólares.

El desarme de las posiciones de portfolio de capitales extranjeros producto de la entrada en vigencia del impuesto a las Lebac para tenedores no residentes y el aumento de la tasa de interés de los bonos norteamericanos a diez años, que generaron una gran volatilidad a nivel internacional e hicieron que los grandes capitales se desprendan de sus posiciones en países riesgosos y adquieran esos activos, fueron los motivos coyunturales que explicaron el fenómeno.

Sobre el primero, el CEPA sostiene que “la decisión del Banco Central de vender reservas a unos pocos jugadores convalidó la realización de significativas ganancias en sólo 48 horas”, y sobre el segundo alerta: “Aquí el problema es doble, no sólo porque fondos internacionales desarman posiciones en pesos y demandan dólares para volver a su país de origen, sino también porque la suba de la tasa de Estados Unidos encarece la posibilidad de endeudarse”.

Además, los economistas agregan en el informe otro factor coyuntural: la demanda de dólares por la adquisición de créditos hipotecarios UVA. “En el primer trimestre del año se entregaron créditos hipotecarios UVA por el valor de 1,624 millones de dólares en total. Ante un sistema inmobiliario dolarizado, es claro el pasaje de esta masa de pesos a la demanda de dólares para la adquisición de inmuebles”, dice el texto.

“Con el actual modelo de desregulación y apertura, el gobierno incurre en una encerrona donde las únicas dos soluciones posibles son devaluar o entregar las reservas”, resalta el documento, y añade: “En el medio, entre la deuda tomada y los dólares que están en el BCRA, se dio un importante fenómeno de fuga de capitales, boom por turismo y viajes al exterior y tuvo lugar en 2017 el segundo déficit comercial más alto de la historia argentina”. Estos últimos son definidos como “factores estructurales de un modelo de desregulación, endeudamiento y fuga de divisas” que incrementan la escasez de divisas.

En sus conclusiones, el CEPA alerta: “Durante las convulsionadas jornadas de la última semana de abril, una serie de economistas han insistido en instalar la idea de que lo que estaba sucediendo era una tradicional “corrida” cambiaria, pero omitieron señalar –como se ha enfatizado en el presente informe– que las condiciones estructurales para una corrección cambiaria o una liquidación de reservas están dadas hace, cuanto menos, unos meses y que la perspectiva no arroja señales de alteración de este escenario en el futuro próximo”.


 

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