Policía Local: un paso atrás en la seguridad democrática

Por Contexto

Un joven universitario herido de bala fue el saldo de otro hecho violento que involucra a la recién salida Policía Local de La Plata, y que enciende otra vez la alarma sobre el funcionamiento de esta nueva fuerza. El panorama oscuro se completa con un caso confuso, en el cual un detenido recibió un disparo mortal en la cabeza dentro de un patrullero de la Bonaerense, también en la capital provincial.

El primer caso tuvo lugar en la madrugada del sábado en un centro cultural, cuando el uniformado Julián Gabriel Cabañas (35), por estas horas detenido, comenzó a disparar descontrolado tras haber discutido con su mujer, también miembro de la fuerza.

El centro cultural "En eso estamos". Foto: Contexto
El centro cultural «En eso estamos». Foto: Contexto

Según pudo reconstruir Contexto, los efectivos llegaron, de civil, a una fiesta que se realizaba en el espacio “En eso estamos”, de calle 8, entre 41 y 42. Después de un breve lapso de tiempo en el lugar, comenzaron a cruzar reproches en un tono elevado y el oficial sacó su arma reglamentaria 9 milímetros y efectuó varios disparos, al menos cinco o seis.

Uno de esos proyectiles, luego de rebotar en la pared o en el suelo, impactó en el cuerpo de Rafael Cobo, de 26 años, oriundo de Tandil y alumno de Psicología de la UNLP, quien estaba con sus amigos.

Los testigos hablaron de un minuto “de terror”, donde todos corrían e intentaban cubrirse, en el medio de una balacera. También comentaron que las detonaciones fueron al aire o sin un objetivo claro, ya que, caso contrario, los lastimados serían un número mayor.

Los testigos hablaron de un minuto “de terror”, donde todos corrían e intentaban cubrirse, en el medio de una balacera. También comentaron que las detonaciones fueron al aire o sin un objetivo claro.

El estudiante fue rápidamente trasladado al hospital San Martín con el hígado comprometido, por lo que debió ser operado y hasta anoche se mantenía estable y consciente. En tanto, el policía quedó demorado en la Comisaría 2ª, en la causa que llevan adelante el juez de Garantías César Melazo y la fiscal Betina Lacki.

Rafael Cobo
Rafael Cobo

Lacki habló con la prensa y confirmó que decidió dejar en libertad a la uniformada porque el motivo de la disputa con su pareja habría sido su insistencia para retirarse, ya que en el auto la esperaban dos hijos, de entre 3 y 10 años. También se informó que el hombre estaba borracho y bajo efectos de psicofármacos.

El segundo caso, donde la víctima fue Juan Martín Yalet, de 35 años, también lo lleva adelante Lacki, aunque con un silencio tan hermético como sugestivo. Aquí está involucrado el personal de la Comisaría 9ª. “Todo indica que estamos frente a otro caso de gatillo fácil”, expresó en un comunicado la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), quien a través de sus abogados ha buscado sin éxito información sobre los responsables.

Si bien todos los casos de irregularidades en las fuerzas de seguridad son repudiables, lo que ocurrió con la Policía Local es doblemente preocupante porque se suponía que esta nueva división llegaba para diferenciarse de la anterior. Es más, la CPM advierte que en la muerte de Yalet, en el operativo –que fue después de una entradera en 2 y 66– participaron integrantes de la Policía Local y del Comando de Patrulla.

“Hay que revisar y reformar”

Con respecto al joven herido por un policía local, la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP y la Asociación Miguel Bru emitieron un documento conjunto para repudiar “un nuevo caso de violencia que deja gravemente herido a un estudiante” y para “solicitar un inmediato esclarecimiento de los hechos”.

“Entendemos que estas prácticas no son aisladas y nos ratifican la imperiosa necesidad de revisar y reformar el funcionamiento estructural de nuestras fuerzas de seguridad”, señala la misiva.

«estas prácticas no son aisladas y nos ratifican la imperiosa necesidad de revisar y reformar el funcionamiento estructural de nuestras fuerzas de seguridad”, pronunciaron la Facultad de Periodismo de la UNLP y la Asociación Miguel Bru.

El comunicado pone el acento en las inquietudes que, desde varios sectores, se plantearon antes de que la Policía Local fuese puesta en funcionamiento, como el peligro “del uso irracional de la coerción”, “la utilización del arma fuera del horario de servicio” y, principalmente, “la insuficiente capacitación”.

Por último, la casa de altos estudios y la asociación reclaman que “es urgente avanzar en la conducción civil de las fuerzas, una auditoría externa independiente y un observatorio contra la violencia institucional”.

“es urgente avanzar en la conducción civil de las fuerzas, en la institucionalización de una auditoría externa independiente y un observatorio contra la violencia institucional.”

Los discursos que se olvidan

Otros de los comunicados de prensa sobre los incidentes en el centro cultural fueron, por ejemplo, de los concejales del Frente Renovador Javier García y José Ramón Arteaga, este último también candidato a intendente del massismo para las generales de octubre.

“Lo advertimos cuando le dimos esta herramienta al Ejecutivo sobre la necesidad de tomarse más tiempo en la preparación del personal”, escribe García. «¿Quién se va a hacer cargo cuando, finalmente, maten a un vecino?”, se indigna Arteaga. Los ediles al parecer se olvidan que justamente fue el massismo el que bloqueó el proyecto para que la Policía Local sea autónoma del Ministerio de Seguridad de la Provincia, bajo el mando de los intendentes.

La iniciativa original, que tenía el impulso en la Legislatura del gobernador Daniel Scioli, del Frente para la Victoria y de Nuevo Encuentro, proponía, entre otras cosas, terminar con “el Estado Policial”, es decir, que el arma y el uniforme sólo debían usarse en el horario de trabajo, para evitar estigmatizaciones y promover la integración. Era una manera de “desmilitalizar”.

El proyecto original para crear la policía local, que tenía el impulso del gobernador Scioli, del Frente Para la Victoria y Nuevo Encuentro, proponía, entre otras cosas, que el arma y el uniforme sólo debían usarse en el horario de trabajo.

En su momento, el por entonces diputado provincial Marcelo Saín (NE), recomendaba que “el policía será policía cuando entre a trabajar y dejará de serlo cuando salga; como cualquier ciudadano, si un policía quiere estar armado cuando no está trabajando, deberá ir al RENAR y tramitar la portación”. Pero esto fue tomado con tono de burla por los bloques que respondían a Sergio Massa, que lo acusaron de querer «crear un cuerpo de Boy Scouts».

Esa fue una de las tantas posibilidades de generar un verdadero cambio en términos de una seguridad democrática. Los intereses electoralistas de entonces diluyeron las expectativas en la Policía Local. Pero quizá todavía se esté a tiempo de no seguir profundizando los errores.

Cabe recordar que para la primera camada de la Policía Local de La Plata se anotaron unos 5.000 hombres y mujeres, de los cuales se graduaron, con una formación de seis meses, 731. La convocatoria arrancó en agosto 2014 y la salida a la calle fue en marzo de este año.

Por su parte, el diario platense El Día, en su tapa de ayer, si bien menciona lo acontecido, incurre en una omisión no menor. Hablan de que “un policía” baleó a un estudiante, sin agregarle el adjetivo “local”. No es lo mismo, al menos en lo que fue en su presentación, en su “venta” de cara a la sociedad. ¿O es que rápidamente ya hay que sincerar que son lo mismo porque fracasó el intento de crear algo mejor, superador?


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