Los bombardeos en la Franja de Gaza se intensificaron en las últimas horas. El Gobierno israelí cortó las comunicaciones en todo ese territorio y anunció que prepara una invasión terrestre, lo que sin dudas profundizaría el desastre humanitario.
Según, señaló la agencia Prensa Latina: «mediante el uso de aviones, barcos y artillería, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron anoche (viernes 27 de octubre) los bombardeos más grandes e intensos contra ese territorio desde el 7 de octubre», y agrega que «el brigadier Gilad Keinan, jefe del Grupo de Operaciones Aéreas, detalló que unos 100 aviones de combate participaron en el raid ejecutado hace unas horas».
Veintidós días consecutivos de bombardeos a ese territorio han dejado, hasta el momento, 7.760 personas muertas, la mayoría, mujeres y niños; y 19.450 heridos, según un informe del Ministerio de Salud palestino.
Los ataques del Ejército israelí también se profundizan en Cisjordania, donde ya hay 111 asesinados y más de 1.950 heridos.
Los datos también muestran que de los asesinados por los ataques en la Franja de Gaza, 3.195 son niños y 1.863 son mujeres. A lo que se suman 1.800 desaparecidos, de los cuales 1.000 son niños.
En declaraciones públicas, la directora Regional de Unicef para Oriente Medio y el Norte de África, Adele Khodr, remarcó que «La matanza y mutilación de niños, el secuestro de menores, los ataques a hospitales y escuelas, y la denegación de acceso a la ayuda humanitaria son graves violaciones de los derechos de la infancia».
La funcionaria afirmó que «la situación en la Franja de Gaza es, cada vez más, una mancha en nuestra conciencia colectiva. La cifra de niños muertos y heridos es realmente impactante».
«Aún más aterrador es el hecho de que, a menos que se alivien las tensiones y se permita el acceso de la ayuda humanitaria, en particular alimentos, agua, suministros médicos y combustible, el número de muertes diarias seguirá aumentando», sostuvo.
En la página oficial de Unicef se destaca que «el combustible es de vital importancia para el funcionamiento de instalaciones esenciales como hospitales, plantas desalinizadoras y estaciones de bombeo de agua. Las unidades de cuidados intensivos neonatales albergan a más de 100 recién nacidos, algunos de los cuales están en incubadoras y dependen de ventilación mecánica, por lo que el suministro ininterrumpido de energía es una cuestión de vida o muerte».
«Las imágenes de niños rescatados de entre los escombros, heridos y angustiados, y temblando en los hospitales a la espera de tratamiento, retratan el inmenso horror que están soportando. Sin embargo, sin acceso humanitario, las muertes por ataques podrían ser solo la punta del iceberg», afirmó Khodr, y dijo que «la cifra de muertos aumentará exponencialmente si las incubadoras empiezan a fallar, si los hospitales se quedan a oscuras y si los niños siguen bebiendo agua no apta para el consumo y no tienen acceso a medicamentos cuando enfermen».
