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Néstor vive en cada persona TLGBI

Por Claudia Vásquez Haro

Si hacemos una mirada retrospectiva de todo lo que hemos conseguido como país desde el 2003 a la fecha, se torna imposible decir reiteradamente que nos sentirnos orgullosas de vivir en este suelo patrio por todas las conquistas logradas. Pero también sabemos y estamos comprometidas para seguir avanzando por lo que aún falta.

Este proceso no sólo interpeló a la comunidad de Trans, Lesbianas, Gays, Bisexuales, e Intersex (TLGBI) de la Argentina, si no que nos convocó a tener una participación política más activa. Incluso los partidos políticos tradicionales después de la sanción de la ley de matrimonio igualitario y de identidad de género, empezaron a abrir espacios de diversidad sexual. Donde hasta ese entonces brillaba nuestra ausencia.

Cuando Néstor Kirchner convoca a la comunidad TLGBI para escribir el Plan Nacional contra la Discriminación, fue una señal clara, de lo que vendría después. Pero en su momento las integrantes de nuestra comunidad, vivían la convocatoria con cierta incertidumbre y desconfianza. Hasta que, en el 2005 salió publicado el apartado sobre la realidad que atravesaba la comunidad TLGBI en Argentina. A mi entender, el Estado no solo nos hizo participar en la elaboración del contenido, sino que estaba reconociendo en el plano de lo real y concreto la discriminación por cuestiones de orientación sexual, identidad y/o expresión de género.

Cuando Néstor Kirchner convoca a la comunidad TLGBI para escribir el Plan Nacional contra la Discriminación, fue una señal clara, de lo que vendría después. Este tipo de participación inauguraría en la sociedad Argentina nuevos modos de relación, y articulación entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil.

Este tipo de participación inauguraría en la sociedad Argentina nuevos modos de relación, y articulación entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil. Atrás quedaba la etapa neoliberal, de los ’90, donde la comunidad trans Argentina sufrió la peor etapa de su historia, donde hubo mayor represión policial y violencia institucional.

Pusimos el cuerpo, resistimos las peores épocas de violaciones a los derechos humanos de la comunidad TLGBI. Pero también hubo un presidente que se la jugó por su pueblo y supo escuchar los reclamos de sus ciudadanas, pertenecientes a la diversidad sexo/genérica. Así como Perón y Evita le dieron derechos a los trabajadores, Néstor y Cristina, ampliaron derechos para las personas TLGBI. Por supuesto sin desconocer la militancia activa de nuestras organizaciones de base. Militamos y vivimos el proceso de las leyes. Desde los modos de organización y acción política de las diferentes organizaciones TLGBI, pasando por las intervenciones en los espacios públicos, los medios de comunicación, hasta confluir en los interminables debates en los recintos parlamentarios.

hubo un presidente que se la jugó por su pueblo y supo escuchar los reclamos de sus ciudadanas, pertenecientes a la diversidad sexo/genérica. Así como Perón y Evita le dieron derechos a los trabajadores, Néstor y Cristina, ampliaron derechos para las personas TLGBI.

Así la sanción de las leyes insignias del Kirchnerismo como la ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, y la ley de cupo laboral trans de la provincia de Buenos Aires, cambiarían la historia del movimiento y de las personas TLGBI de la Argentina. Para la comunidad trans la ley de identidad de género de alguna forma venia a resarcir parte de la violación sistemática llevada adelante por el Estado hacia nuestro colectivo. Ese hecho político, nos atravesó cada fibra de nuestro cuerpo, significó un antes y un después, en nuestra experiencia de vida.

El 9 de mayo del 2012, cientos de personas trans se volcaron a la Plaza de los dos congresos para ver en una carpa, por pantalla gigante el debate y la posterior sanción de la ley. Mientras que otras estábamos adentro del recinto presenciando y viviendo un día histórico. Asimismo para la mayoría, por no decir casi todas, era la primera vez que pisábamos y conocíamos por dentro el Congreso de la Nación Argentina. Esto no es un dato menor, porque a la institucionalidad se le suma que esos lugares siempre están pensados para unos pocos. No para ciudadanas comunes. En medio de la incertidumbre, y pasadas las 19 horas, llegó la votación. Hubo apenas un silencio colectivo mientras miramos el tablero electrónico para contabilizar los votos. El resultado fue de una sola abstención, todos los demás a favor. La consagración de la ley se fundía al calor de los llantos y abrazos de las militantes trans históricas y las jóvenes nacidas en democracia.

Luego vendría la ley de cupo laboral trans en la provincia de Buenos Aires. Única en el mundo. Impulsada por la activista trans Amancay Diana Sacayan, quien recientemente fue asesinada. Para quienes somos abolicionistas, la prostitución no puede ser entendida bajo ningún punto de vista como un trabajo, sino como una de las tantas formas de explotación y cosificación de nuestros cuerpos. Los cuales son expulsados y confinados a lugares de extrema vulnerabilidad producto de la falta de políticas públicas de los estados y los mercados que ponen en circulación el cuerpo objeto, en términos de oferta y demanda.

¿Quien nos puede decir a la comunidad trans que esta no es una década ganada?

¿Quien nos puede decir a la comunidad trans que esta no es una década ganada? Seguramente los fachos, los que responden a una ideología conservadora, neonazis, homolesbotransfobica como Macri, Garro y compañía, pero a esos ni cabida, como diría la cantante Miss Bolivia. Lo que la sociedad tiene que entender es que las leyes no fueron sólo para la comunidad trans, sino para una sociedad que soñó y se pensó ser más inclusiva e igualitaria.

A cinco años de tu muerte, estas más vivo que nunca en cada una de nosotras. No solo porque nos devolviste la dignidad a millones de argentinxs después de haber recibido el país en llamas en el 2003, sino porque a través de tu decisión política el Congreso Argentino sanciono leyes que nos consideran ciudadanas sujetas a derecho. Las olvidadas de la democracia alcanzamos la igualdad jurídica en tu gobierno.

Resistimos los códigos de faltas, las políticas neoliberales de los 90. Experimentamos modos de organización y acción política para hacer visible nuestros reclamos. Nos fuimos empoderando, curtiendo, endureciendo, pero nunca perdimos la ternura, los sueños y la esperaza de vivir en un mundo mejor. Como diría nuestra presidenta Cristina “el amor vence al odio”. Durante este tiempo sembraste miles de flores, ideas y militantes. Hiciste que volvamos a creer en la política. Hoy estas cosechando tu siembra. Para nosotras no es un fin de ciclo, porque esto recién empieza. Por eso decimos este, quien este en el próximo gobierno, vamos por más trabajo digno para el colectivo trans, salud, educación, vivienda, vamos por todo lo que aún falta. Porque lo que conseguimos hasta ahora, no fue magia.

 

 

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