Miles de jóvenes marcharon por la memoria, la alegría y la militancia

Por Pablo Roesler

“El mejor lugar para los jóvenes es la política”, decía la bandera que encabezó la marcha de estudiantes secundarios que ayer recorrió el centro de La Plata en conmemoración de la Noche de los Lápices. Detrás de la consigna, unos cinco mil adolescentes y jóvenes marchaban recuperando la participación y el compromiso como herramienta para el cambio, como el legado de esos diez chicos secuestrados por la dictadura cívico militar el 16 de septiembre de 1976. “A los compañeros no se los llevaron por el boleto estudiantil. No sólo por eso. Se los llevaron porque eran militantes políticos comprometidos”, resumió luego Abril De Rosa, estudiante del bachillerato de Bellas Artes y titular de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de La Plata, en un escenario instalado frente al Ministerio de Infraestructura, el mismo en el que funcionaba el Ministerio de Obras Públicas donde los estudiantes de la UES reclamaban el boleto secundario en 1975. En ese mismo escenario se realizó un festival musical que coronó la jornada, con un cierre a cargo de la banda de rock Los Gardelitos.

La marcha por el 39 aniversario de la Noche de los Lápices tuvo ayer el marco perfecto: por la mañana, el gobernador Daniel Scioli había anunciado la promulgación del boleto estudiantil para los alumnos de toda la provincia, y, la noche anterior, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había anunciado el envío al Congreso del proyecto para jerarquizar la Subsecretaría de la Juventud y convertirla en Secretaría. Además, los jóvenes festejaron el Día Nacional de la Juventud, instituido en 2006.

La movilización comenzó en Plaza Italia. Allí se encolumnaron los jóvenes detrás de las banderas de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), de la Federación de Estudiantes Secundarios, de los centros de estudiantes del Normal 3, el Colegio Nacional y el Bachillerato de Bellas Artes (escuelas a las que concurrían los estudiantes desaparecidos), entre otros, y de las organizaciones de la juventud del kirchnerismo como La Cámpora, la Juventud Peronista de la provincia, el Movimiento Evita, entre otras organizaciones políticas, sindicales y organismos de Derechos Humanos, como la agrupación H.I.J.O.S. regional La Plata.

“En octubre está en juego el destino de nuestro país. No es momento de estar distraídos. Que no les digan que por ser jóvenes no entienden. Eso nos decían a nosotros cuando nos oponíamos a la dictadura, y al final teníamos razón. Lo que pasa es que no les gusta lo que ustedes entienden”, arengó desde el escenario Emilce Moler, una de las cuatro sobrevivientes de la Noche de los Lápices. La mujer, junto al diputado nacional del Frente para la Victoria y nieto restituido, Horacio Pietragalla, y los representantes estudiantiles Abril De Rosa (UES), Valentina Zapata y Marina Rivas (FES), fueron los oradores del acto.

“Nosotros cumplimos cuarenta años de militancia. ¿Qué significa eso? Que cuando se abraza la militancia no se la abandona nunca más. Nosotros no queríamos morir, queríamos vivir mejor, queríamos un país mejor para cada uno de nosotros, y lo hacíamos con alegría y con nuestros ideales”, recordó Moler. Y les recordó a los estudiantes que ocupaban toda la explanada y la calle frente al Ministerio: “Nosotros no pudimos ser jóvenes, porque primero fuimos subversivos, después desaparecidos, luego presos políticos, después liberados y después militantes de derechos humanos. Y cuando en 2003 pudimos disfrutar de estas políticas de derechos humanos, ya no eramos jóvenes. Pero ustedes sí lo son y pueden disfrutarlo. Porque hay un Estado que los protege, que los cuida, que les da derechos”.

La Noche de los Lápices

La noche del 16 de septiembre de 1976 un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército capturaron 10 jóvenes militantes de entre 16 y 18 años, que en su mayoría eran integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que el año anterior habían encabezado la pelea por el boleto estudiantil. Claudio de Acha (17 años), María Clara Ciocchini (18 años), María Claudia Falcone (16 años), Francisco López Muntaner (16 años), Daniel A. Racero (18 años), Horacio Ungaro (17 años) fueron arrancados de sus domicilios esa noche, y en los días siguientes se llevaron a Emilce Moler, Patricia Miranda, Gustavo Calotti y Pablo Díaz, los últimos dos militantes vinculados al PRT.

Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como Arana, donde se los torturó durante semanas, y luego fueron llevados al Pozo de Banfield. Moler, Díaz, Calotti y Miranda son los únicos sobrevivientes.

“Los compañeros que fueron secuestrados en esa noche atroz lucharon por algo más que un boleto, lucharon por un mundo mejor, y hoy ese mundo es una realidad. Hoy estamos viendo como sus sueños empiezan a ser cumplidos”, dijo durante la marcha la decana de la Facultad de Periodismo de la UNLP y concejala de La Plata, Florencia Saintout.

Lo mismo opinaron los referentes de los estudiantes que hablaron en el escenario. “Se cumplen 39 años de la Noche de los Lápices, aquella noche tan trágica en la que intentaron que la juventud se quede quieta, que no haga nada. Por eso es un orgullo estar con ustedes acá. Nosotros somos los hijos de la resistencia peronista del ’55, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, esas mujeres que están logrando devolverle identidad a nuestro pueblo, que es sin dudas una identidad nacional, popular y democrática”, subrayó De Rosa.

Valentina Zapara de la Federación de Estudiantes Secundarios de la Provincia tomó la posta. “Militando, nosotros estamos cumpliendo un sueño: el de los chicos de la noche de los lápices y los 30 mil compañeros desaparecidos”, dijo. Y cerró: “Cristina ya nos dijo que tiene confianza en nosotros para continuar el proyecto, y nuestro deber es demostrar que este 2015 no hay ningún fin de ciclo”.

Marina Rivas de la FES de Capital Federal, redondeó: “La mejor forma de conmemorar a los compañeros que dejaron la vida en la dictadura es militar como militaban ellos, levantar sus banderas”.

La jornada de memoria, conmemoración y militancia terminó con la música de Los Gardelitos. El rock coronó la alegría con que los estudiantes secundarios habían desbordado la avenida 7 de La Plata y mantuvieron vigente el espíritu efervescente que las marchas del 16 de septiembre tuvieron siempre, incluso, durante las décadas de impunidad.

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