Milei, la pandemia y la gente de bien

Por Nicolás Welschinger

El gran logro de Javier Milei y el factor de su victoria fue encarnar en su propia performance la profunda transformación del sentir popular a partir del mayor evento político desde el 2001: la pandemia. En la cuarentena y a su salida se cocinaron cosas a una escala microsocial que no pudimos ver (como al virus) y que aún siguen moldeando efectos sociales poderosos.

Pongo de muestra un pequeño botón. En la tele pasan el cierre de campaña de Milei, los militantes cantan «Massa basura, vos sos la dictadura», a mí se me escapa un «es el mundo del revés». Uno que espera conmigo frente a la pantalla ve la misma escena y me explica: «Es por la pandemia y los crímenes de lesa que cometió el Gobierno…». Luego supe que en el debate Milei acusó al Frente de Todos de esos crímenes y que ese fue uno de los recortes de mayor circulación en TikTok…

Así, Milei puede reclamar para sí la frase de su admirada Margaret Thatcher: «La economía es el método, el objetivo es cambiar el alma», pero en el sentido inverso, ya que mientras que Thatcher luchaba como método en la economía para desarraigar del alma los consensos del welfare laborista, el libertario procura como método trazar puentes con un alma popular que ya cambió para cambiar la economía. ¿Cómo cambió el alma popular argentina y cómo Milei conectó con ello? Siguen abajo tres nudos (y esto lo escribí tal cual antes de las primarias pero no veo la necesidad de cambiarlo): Milei es lo nuevo, la gente de bien, derechos que empobrecen.

1. Milei es lo nuevo. Continuidad o cambio es el criterio más extendido entre la mayoría popular para evaluar el voto. Es ese el eje y no izquierda-derecha como pensamos los que todos los días pensamos en política. ¿Cómo conquistó este lugar que tanta adhesión le trae? ¿Alguien le disputó a Milei no ser lo nuevo? De muchas maneras, entre las cuales está todo lo que los dos exoficialismos hicieron por él, pero también a través de un discurso rupturista que no busca identificarse con ninguna tradición política en la historia argentina reciente. Milei nace con la pandemia y refuerza esa percepción de venir e irrumpir de la nada con su canto contra la casta, su oda al «que se vayan todos», su crítica a la justicia social, a los radicales de «Juntos por el Cargo».

La «alianza» con Macri no empañó (aún) esa percepción de Milei como novedad. Muchas de sus performances, a nuestro ojos ridículas, vergonzantes, exaltadas, buscan reforzar esta ruptura con la historia. No hace la perfo alfonsinista, no hace la perfo evitista. Hace la perfo otaku de cara chupada y pulgares arriba, otras veces la del Joker siniestro, otras la del nerd con anteojos redondos y la mirada perdida. Es Fátima Milei Florez.

2. La gente de bien. Con la pandemia y la crisis de ingresos no solo aparece la figura de los trabajadores pobres sino también los emprendedores. La tan señalada informalidad es un mundo económicamente heterogéneo pero moralmente compacto: como siempre recuerda Semán, nadie quiere regalos, resigna su dignidad, todos esforzados y a la intemperie. La disputa es por cuánto vale tu esfuerzo. Vagos versus héroes del mercado. Los que «viven del Estado» versus «la gente de bien» que vive de «ganar el pan con el sudor de su frente» y no de alguna variante del antiguo mundo salarial, donde todo ahora es leído como privilegio: un sueldo, privilegio, obra social, privilegio, vacaciones… El mundo popular realmente existe, interpreta la pospandemia entre derechos y privilegios. ¿Quién criticó más esos privilegios que Milei?

3. Los derechos que empobrecen. «Los privilegiados», «los que viven de»… todos nosotros somos señalados como la base de sustentación del progresismo empobrecedor. Somos cómplices de la casta. La experiencia de empobrecer, la inflación, la que te falta, todo es culpa de los derechos. Como se dijo, acá no hay interés, clases, grupos privados; hay socialismo, ideologías, gente de bien y castas, privilegios. Los nuevos trabajos de plataformas, por ejemplo, son así evaluados como más libres o autónomos porque la opción de atarse a un salario en negro y un horario fijo no solo es menos guita sino más dependencia… ¿Quién le habló más a estos trabajadores que Milei?

Ahora… alguien dijo «gobernar es frustrar». Continuando con el cepo, descartada la hiper, pero con un régimen de alta inflación consolidado por las primeras medidas, el primer año del nuevo gobierno garantiza alta conflictividad social. ¿Se desanudará ese vínculo entre Milei y el sentir popular o logrará redefinir un pueblo mileista (los jóvenes pobres de los que ayer Macri aseguró que enfrentarán a «los orcos») con los «privilegiados» de la casta salarial?


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