Con pulcritud de anticuario, el músico Juan Cruz Roa Raffo, alias Marica Mala Programada Para El Mal, lleva ya varios años examinando y recuperando sonidos que tienen como principal referencia el pop de sintetizadores de finales de los 70 y principios de los 80. Su recorrido es coherente con esa búsqueda: fue socio de Chico Ninguno, referente de la indietrónica local, y hoy forma parte del ejército electropop del músico y artista visual uruguayo Dani Umpi.
El rumbo de Sufrida de Cocó lo define la pátina de sintetizadores, el resto es un disciplinarse a esa estética mitad jingle sentimental mitad pista de baile, que siembra ironías por todos lados. El costado lúdico del EP se consolida con un dato que Raffo aporta en el bandcamp de Maricas Malas: «Grabado con un módulo Roland u-220 del año 1989». La exhibición de la máquina y su año de despacho es otra de tantas pistas que dan coherencia al rasgo más pop de este disco pop: la mirada enamorada al pasado. El resto es una elaboración de canciones correctas que dan pie a una interminable continuidad de riffs pegadizos, pomposos y bien ubicados.
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