La irrupción de Lynx a principios de 2013 formó parte de una corriente de rock flotante y evocativo encabezada por Un Planeta, un referente joven que desde el sello DICE Discos marcaba el inicio de una era de bandas criadas con la tecnología e internet como grandes aliados. Un año más tarde, el disco debut del quinteto (grabado, mezclado y masterizado por Gastón Le y Nicolás Carlino, voz y bajo de Un Planeta) los mostraba como un grupo de arpegios brillosos y voces nostálgicas que parecían añorar un paraíso natural perdido.
Hoy, el simple Dimensión, su último registro, parece venir a reajustar las coordenadas del grupo en sintonía con el sonido global de la época. Esto es: ahogar las guitarras y ubicar por encima de todo teclados y sintetizadores, un ejercicio que el quinteto todavía parece estar intentando domar con diferentes resultados. En «Ilusión», los teclados pomposos de corte progresivo y las bases gobiernan la escena con demasiada preponderancia y llevan la canción hacia un in crescendo de intensidades que se sostiene sobre los golpes de batería salpicados de Gino Conforti, el único que no había estado presente durante la grabación del debut. Al mismo tiempo las voces coreables del estribillo aparecen como otro de los recursos de época, bien explotados por Un Planeta en su último disco Refugio.
En «Fuego», en cambio, Lynx logra un poco más de equilibrio entre el plano de voces de Diego Germán y Dani Brichetti y el juego de teclados y sintetizadores de corte ochentoso -en una canción que vuelve sobre la idea del escape y la búsqueda de un nuevo paisaje posible-, transformando a Dimensión en el registro de una metamorfosis inconclusa como insinuación de un futuro próximo.
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