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La sombra de “La compañía”

Por Juan Alonso

Veinticuatro horas después de la concesión graciosa del Congreso a los accionistas privados de Papel Prensa, Clarín y La Nación, la Cámara Federal procesó a Cristina Fernández de Kirchner como presunta jefa de una “asociación ilícita” dedicada a la corrupción. Figura penal un tanto medieval que estipula supuestos actos ilegales en el marco de un grupo criminal especialmente conformado para delinquir. Algo así como que Néstor y Cristina decidieron gobernar la Argentina para forjar una mafia más poderosa que La ‘Ndrangheta.

Pregunta: ¿van a juzgar al 54% de la población que votó a Cristina o eso no es parte de la asociación? ¿Perseguirán con la misma vara a más de la mitad del país que no piensa como la alianza Cambiemos? ¿Cuál es el límite de la cacería? Evidentemente, la necesidad de proscribir con el desafuero y la cárcel a la dirigente más importante y con mayor caudal de votos de la oposición. El megapoder financiero global que tomó por asalto la Argentina en 2015 y sus terminales de Inteligencia buscan completar con Cristina lo que hicieron con Lula en Brasil. Pero Mauricio Macri no es Jair Bolsonaro, ¿o sí?

Es muy curiosa la modalidad de la demagogia punitiva y su réplica cancerbera televisada. Saquea el país hace tres años, hambrea a jubilados y jubiladas, con una inflación superior al 48% y el dólar en alza en 40 pesos. Es lógico que pongan un ciervo cornudo en el billete de 100 y saquen a Evita. El psiquismo de estos muchachos daría para veinticinco conferencias de Lacan.

Lo peor es que esa calificación medieval de “asociación ilícita” podría caerle de perillas al actual gobierno. Hechos: posibilitó la fuga de 20 mil millones de dólares en tiempo récord con las sucesivas corridas cambiarias, además de comprometer severamente las reservas y el PBI con una deuda de 200 mil millones de dólares con fondos de especulación global (bancos y estafadores legalizados), y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo que se dice toda una suma de emprendedores. Ni hablar de los “inversores privados locales, que fugaron miles de millones de dólares aprovechando el carácter neurótico del dólar en manos del renunciado y desaparecido de las páginas de los diarios Luis Caputo, alias “El colocador”. El extinto ladrón del Banco Nación de Santa Fe, Mario César Fendrich, recientemente muerto de un ACV en Cuba, no robó a los jubilados y tampoco mató a nadie. Se llevó a la tumba el destino de los 3.200.000 dólares y no soltó palabra desde el 23 de septiembre de 1994. Algo nada comparable con la conducta de ciertos delincuentes de guante blanco: aniquilan vidas y sueños con un placer morboso y silenciado por sus padrinos mediáticos y mandantes del extranjero.

Un locutor antiguo diría desde el aspecto puramente noticioso que lo de Papel Prensa significó apenas que el Senado convirtió en ley el proyecto que elimina la obligación de la empresa integrada por el Grupo Clarín, La Nación y el Estado, de comercializar el papel de diario a un valor único. Pasa que esto sepulta a los medios del interior y a las cooperativas que imprimen semanarios y revistas en CABA, la provincia de Buenos Aires y el resto del país. La meta es tan evidente que ni un mago de Las Vegas sería capaz de ocultarla. Direccionar la opinión pública a favor del gobierno silenciando a los medios críticos con el costo del papel antes de las elecciones de 2019. Claro que la vocería de la ruindad siempre tiene palabras para justificar las peores tropelías. “Acá no hay ninguna conspiración”, soltó en el recinto Miguel Ángel Pichetto, con su jopo estilo Glostora. “Hay un proyecto que se adecua a los tiempos del capitalismo moderno”, argumentó. El 8 de septiembre de 2010, el mismo senador Pichetto, con esos trajes salidos de Gath & Chaves, sostenía lo opuesto: “Ese proyecto (la ley que ahora ayudó a destruir) tiene como finalidad el libre acceso al papel de diario, la igualad, tener el mismo precio para los diarios del interior, temas que fueron parte del reclamo de los medios del interior durante veinte años. Son temas importantes para la democracia y la libertad de expresión”.

La entrevistadora, Débora Plager, entonces en la señal C5N, lo escuchaba. La gente cambia en ocho años. De allí se explica que los impulsores del proyecto que beneficia a Clarín y La Nación, Diego Bossio y Marco Lavagna, hayan logrado cruzar cada una de las berreras burocráticas de ambas Cámaras en un lapso de veinte días antes de fin de año. Ni Papá Noel entrega tan rápido los regalos.

En la última cumbre del G20 en Buenos Aires, los servicios de Inteligencia de Estados Unidos e Israel habrían controlado 562.500 teléfonos celulares por hora. La Policía Federal Argentina (PFA) consta en los archivos de la CIA como casi una filial colaboradora desde los tiempos de la antigua OSS durante la II Guerra Mundial a través de la División de Coordinación Federal y otras divisiones de élite. Ni hablar de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), cuyo operador indiscutido en las sombras, Antonio Horacio “Jaime” Stiuso, se dio el lujo de estar prófugo un año en Estados Unidos y ahora que las denuncias del fiscal Alberto Nisman se caen a pedazos por falsas los supuestos numerarios de “La Compañía” hacen lobby en los pasillos de Comodoro Py 2002, sede los Tribunales Federales visitada por expertos, algunos con matrículas de abogados.

El plan político de la derecha estadounidense es imponer la lógica neoliberal en todos los países de América Latina. Eso quedó muy claro desde la última visita de Obama el 24 de marzo de 2016 en casa de Joe Lewis, en Lago Escondido, junto a Macri. Para lograr esa meta necesitan apoyar con el FMI al gobierno e instalar la paz de los cementerios como nuevo estatuto de la normalidad. Un dispositivo de control social masivo centrado en el hambre, la caída del salario real, la depreciación del peso, la suba del dólar, la inflación, y el espectáculo de la corrupción como telenovela mexicana. Para ello son capaces de sustituir a la clase dominante e incluso a los empresarios más poderosos y ricos de la Argentina y del Continente. Mientras los hermanos del clan de Calabria se pelean entre sí por el botín y dan por insano al fundador de la famiglia, ciertos jueces lanzan procesamientos en un frenético ritmo.

Pasa que los tiempos viraron, un poco lo que sostiene el falso tanguero Pichetto. El artífice de la campaña de Trump, Steve Bannon, estuvo en Brasil antes de la victoria de Bolsonaro. En Europa no logró instaurar, por ahora, las nuevas mayorías “populistas de derecha”, como gusta calificar su fórmula. Bannon promueve la mano dura, las campañas de miedo y la manipulación del subconsciente por medio de la alienación y la intervención de las redes sociales. Las imprentas de la actualidad. El pasado 5 de diciembre, el diario español El País reflejó el interés de Bannon por el partido ultraderechista Vox, que obtuvo doce escaños en Andalucía. Nada en el mundo es casual. Cristóbal Colón creyó que navegaba por India y confundió el Océano Atlántico con el Índico y el Pacífico. Cuando el Imperio español, pobre y desesperado, se extendió a América en 1492, China ya era una potencia comercial planetaria que vendía seda desde un siglo antes de Cristo. Quizá la percepción de nuestros profundos problemas y la pésima tolerancia a la frustración, tan latina, podrían originarse en esa falsaria vocación de supremacía europea, que sin el oro y la plata de Potosí hubiese muerto de hambre. Un pueblo que desconoce qué es es fácil de manipular. La Argentina no fue forjada por quienes bajaron de los barcos. En todo caso, fue saqueada por muchos de esos personajes de la piratería oceánica que aún persisten en nuestras islas Malvinas y en la intervención de nuestra economía con oficinas del FMI en el Banco Central.

“La paz se ha vuelto una sucia palabra, ¿no?”, escribió John le Carré en Llamada para un muerto de 1961. Una analogía de estos tiempos inquisitoriales. Desde el supuesto suicidio de Nisman hasta la encarnizada persecución a una mujer que gobernó el país y se fue con la Plaza de Mayo llena y feliz.

Otras mujeres que llenaron de mensajes la casilla del fiscal en esos instantes de su muerte controlan hoy la seguridad y la corrupción.


 

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