La raíz indígena, la europea y la africana

Por Nadia Quantran

Boniface Ofogo Nkama, oriundo de Bogondo, Camerún, realizó un doctorado en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, es mediador intercultural y transmisor del espíritu africano a través de la narración oral. En 1988 llegó a Madrid con una beca del gobierno camerunés y posteriormente, en 1992, fue invitado a participar en una “Semana Cultural sobre Cuentos Africanos” en la Universidad, donde comenzó su oficio de narrador oral de tiempo completo.

Es seguidor de Cristina Fernández de Kirchner en Facebook, y cree que las medidas de discriminación positiva son necesarias cuando se parte de una situación de desigualdad tan grande como las que hay en América Latina. “En Ecuador, Colombia, Bolivia, Venezuela, las clases populares son las que más a favor están de gobiernos de este tipo, porque trabajan tomando medidas de discriminación positiva, con personas que parten de cero, la gente que no tiene el mínimo vital”, explica.

En esa línea, opina que en Brasil, un país al que concurre asiduamente, “el cambio fue realmente radical, y después del gobierno de Lula Da Silva es impresionante la diferencia”.  

“No se puede ni dudar de que estas políticas son necesarias. El problema es que hay una oligarquía minoritaria, los mismos que siempre han querido el poder (no sólo económico), y su política está al servicio de preservar a toda costa ese poder aunque perjudique a la mayoría de la población”, esgrime el narrador oral.

– El 8 de noviembre se conmemora el Día Nacional de la Afrodescendencia en Argentina. ¿Cómo ves la situación de la diáspora africana en nuestro país?

– La cuestión de la presencia afro en Argentina, al igual que en México, ha sido históricamente negada y casi un tabú. La problemática de la presencia afro en Argentina es muy interesante. Cuando se estudia la historia de América se comprende que no es posible que no hubiera habido una corriente inmigratoria afro. Sin embargo, hay muy poco contado. Por eso creo que debería ser posible estudiar e investigar nuevamente para generar libros de texto y pensar qué es lo que pasó con la presencia afro en Argentina, por qué no hay tanta huella como dejaron en Uruguay, en Brasil. ¿Qué pasó en Argentina? Habría que hacer una lectura crítica de la historia, porque la historia oficial invisibiliza esta presencia.

– ¿Dónde se pueden rastrear las raíces africanas en la cultura popular argentina?

– Hace poco publiqué en mi Facebook un programa de la TV de Angola en donde unos niños bailaban una danza llamada semba. Esos niños angoleños nunca han salido de Angola. Es una danza totalmente originaria. Sin embargo, al verla entiendes la teoría de que el tango es una danza de raíz africana. Sumado al hecho de que en aquella España del siglo XVIII donde la moral católica era tan rígida (se pasaba por un tribunal por cualquier tontería), era imposible que los europeos pudiesen danzar de esa manera tan sensual como la que propone el tango, porque es una de las danzas más sensuales que hay en el mundo. Aparte de esto, tú miras las danzas que hay hoy en África (y donde no hubo regreso, ya que aquellos esclavos que se fueron no han vuelto al África, se quedaron en América), y es lógico que a esta la llevaron los esclavos hacia allá. Luego hay una mezcla de ritmos italianos, españoles. Esta mistura puede verse en Colombia a través de la cumbia.

– ¿Y en relación con la producción y circulación de materiales educativos sobre contenidos afro?

– Yo soy partidario de que se haga más visible esta huella africana en Argentina. Sería partidario de incluirlo en las escuelas, pero no sólo por los africanos que llegan ahora, sino porque ya hubo negros antes en Argentina. Entonces, no sé cuál sería el procedimiento, sólo sé que en Brasil el tema afro ha cambiado radicalmente desde una reforma educativa que llevó a cabo Lula Da Silva, que consistió en reconocer que Brasil era un país con tres raíces: una raíz indígena, una europea y otra africana. Y a partir de ahí se introdujeron muchos contenido afro en la educación, por ejemplo, la historia de África. En Brasil, a partir de la sanción de la ley, surgió una nueva demanda en relación con la historia, la literatura africana, y los propios afrobrasileros están hambrientos de fuentes literarias e históricas.

En Colombia se presenta una situación similar, por eso hicimos un documental en una comunidad de afrodescendientes. Son personas que están continuamente soñando con África.

Para responder a todas estas ansias de buscar las raíces, no hay nada más eficaz que enseñarlo en las escuelas; es una manera de deshacer los tópicos y estereotipos que circulan. En Colombia ahora hay una polémica en torno a un programa de humor en la TV por un actor que se pintaba de negro e imitaba a un negro pero desde la perspectiva de ridiculizar, de resaltar los estereotipos. Entonces, los afro han reclamado y se ha sacado a este personaje del programa.

Boniface Ofogo Nkama
Boniface Ofogo Nkama

Los marcos legales y las raíces

“El concepto de reconocimiento desde el punto de vista social, político, es fundamental. Sería un paso histórico si Argentina se reconociese oficialmente como un país con tres raíces: la raíz indígena, la europea y la africana”, explicó a Contexto Boniface Ofogo Nkama.

– Sería un marco legal que transformaría radicalmente la mirada etnocentrista. El sentido del que hablamos se construye también desde los medios de comunicación que titulan “Argentina festeja África”…

– Claro, en realidad no es un día de festejo, es un día de reivindicación, para la memoria. Fiesta sería cuando ya se haya reconocido la raíz africana de Argentina, los derechos de los afro, entonces ese día sí se conmemoraría cada año como una fiesta patria. Pero, cuando se está empezando a poner en jaque, es un día de reivindicación.

– En relación con estas diferencias, en Argentina hay una mistura de oleadas migratorias dentro de la misma comunidad afro, del tronco colonial, caboverdianos, senegaleses…

– Claro, se quieren diferenciar. Yo creo que, más que buscar las diferencias, hay que buscar los puntos en común, porque incluso estos senegaleses que acaban de llegar (a la Argentina), que son vendedores ambulantes de bijoutería, tienen algo en común si se acercaran a estos africanos de la primera oleada del tronco colonial. Descubrirían que seguramente estos llegaron de la zona de Senegal por los rasgos, y hay que investigar dentro de la tradición oral, qué cantos cantan, qué cuentos cuentan, qué cuentos les contaban sus padres. Se puede descubrir de qué parte de África llegaron.

Realmente no hay mucho estudio, pero hay cuestiones en común entre un africano llegado a la Argentina sin grilletes ni amo… pero sabemos que muchos de estos vendedores ambulantes trabajan para redes controladas por un capitalista que maneja las calles. Entonces, aparentemente parece que no hay mucho en común, pero sí hay: tienen un origen común que no pueden negar y es que son todos hijos de África. Eso hay que ponerlo en relieve. Los afrodescendientes del tronco colonial, los caboverdianos, los de la última oleada inmigrantes del siglo XIX. Hay algo importante, la historia de África es muy dolorosa, muy desgarradora, es un factor que une a cualquier africano, sea del país que sea.

– En el discurso de los afrodescendientes del tronco colonial se siente el dolor por esa historia que continúa siendo injusta.

– Es que tienen una herida que todavía sangra y no está cicatrizada. Los procesos libertarios, cuando se termina la esclavitud, fueron tremendamente injustos, porque no hubo una reparación moral. Hay un reconocimiento que llega desde un punto en el que algunos grupos dicen “son humanos como nosotros, no podemos seguir esclavizándolos”, entonces la esclavitud termina por el propio peso de la historia. No hay reivindicación para los esclavos. Al contrario, cuando liberan a los esclavos se indemniza a los amos, a los esclavistas, porque pierden mano de obra, y los esclavos se quedan totalmente desprotegidos. Entonces, esas heridas morales son terribles y son muy difíciles de cicatrizar.

– Ellos ahora se designan del tronco colonial, para diferenciarse de los otros grupos de afro que llegaron después.

– Claro, ya se quieren diferenciar porque justamente los sentimientos de pertenencia no son los mismos. Es más, puede que los del tronco colonial tengan un sentimiento más arraigado, por el sueño o por la falta de expectativas de conocer África de verdad; es posible que este sentimiento esté más fuerte. Y los senegaleses que llegan a Buenos Aires hoy no son, en el sentido estricto de la palabra, esclavos. Lo son como la mayoría de los trabajadores del siglo XX: somos esclavos que no llevamos cadena en el cuello.

– ¿Y cómo ves la situación de Argentina en un futuro?

– No sé en qué medida está organizado el colectivo afro en Argentina, no sé si está articulado, pero creo que desde la lucha de movimientos organizados es posible lograr lo que para mí es el primer paso: el reconocimiento. Que en algún lugar de la Constitución diga que Argentina es una nación con una raíz europea –que es evidente y dominante–, una raíz indígena y también una raíz africana. Si se dijera eso en un texto legal, sería un paso histórico, porque sería pasar de la ignorancia de la invisibilidad a la visibilidad, de la no existencia a una existencia pública. Pero para alcanzar esto alguien le tiene que forzar la mano al Estado, porque no va a ser un regalo; tiene que haber, por ejemplo, un movimiento en este día cada año, grupos que hagan comunicados, publiquen notas, estudios.

– Para eso es necesario un Estado que escuche. Y este año Argentina enfrenta elecciones que podrían poner al opositor Mauricio Macri, que viene de una familia de empresarios y representa la derecha que invisibiliza la otredad.

– Es gente que no ha pisado la calle. Seguramente desde que nació ha andado en carro y no sabe lo que significa no tener recursos. Es la perpetuación del poder en manos de aquellos que tienen la posibilidad económica. ¿Y qué es lo que va a pasar con todo esto? En las encuestas hay mucha polarización, se ve que todo está muy dividido.


 

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