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La persecución a Rafecas lleva la marca de la mafia Magnetto

Por Fernando M. López

La solicitada aparecida esta semana en los diarios Clarín y La Nación contra el juez federal Daniel Rafecas congrega a lo más rancio de la derecha, el partido judicial y los grandes grupos económicos beneficiados por el presidente Mauricio Macri desde que asumió al frente de la Casa Rosada.

Estos sectores piden al Consejo de la Magistratura el juicio político y la remoción del juez, fundamentalmente por haber cerrado la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Y lo hicieron en momentos en que la Sala I de la Cámara Criminal y Correccional Federal, que integran Jorge Ballestero y Eduardo Freiler, debe resolver sobre una solicitud de la DAIA para que se reabra esa denuncia.

La respuesta de un amplio arco social no se hizo esperar. Referentes de los derechos humanos, periodistas, representantes de la cultura, dirigentes políticos y sociales, abogados, fiscales y magistrados, entre otros, suscribieron un documento en respaldo de Rafecas.

En tanto, desde la plataforma Change, el Llamamiento Argentino Judío comenzó a juntar firmas contra lo que considera una persecución motorizada por el actual diputado de Cambiemos y ex vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff.

“Los ciudadanos que buscamos una Justicia independiente de los intereses corporativos y ajenos a las presiones geopolíticas repudiamos la ofensiva desatada contra funcionarios que no claudican y permanecen fieles a la verdad y a los intereses de la Nación”, remarca la convocatoria que al cierre de esta edición reunía más de 8.200 firmas.

Jorge Elbaum, presidente del Llamamiento Argentino Judío, dijo a Contexto que “hay una sistemática persecución contra aquellos que tienen una perspectiva de los derechos humanos y el genocidio que no coincide con las posiciones de la derecha”.

“Rafecas hace una lógica correlación entre el Holocausto y los procesos de genocidio vividos en la década del setenta en la Argentina”, sostuvo Elbaum, y afirma que “la derecha de la comunidad judía” no se lo perdona: “Lo identificaron como una vulgarización de la Shoá”.

Wolff, de hecho, fue uno de los principales opositores a pedir perdón a los familiares de los desparecidos por los “fuertes vínculos de algunos sectores de la colectividad con la última dictadura cívico-militar”, subrayó.

Ahora, el ex vicepresidente de la DAIA encabeza la presentación ante el Consejo de la Magistratura para que se destituya a Rafecas.

“Se trata de un claro apriete para la Sala I de la Cámara Federal. Quieren que los camaristas abran la causa de Nisman, porque en última instancia lo que buscan es la proscripción de Cristina”, reflexionó Elbaum.

La mafia Magnetto

El abogado Eduardo Barcesat, que representa al juez federal Carlos Rozanski luego del pedido de jury que hicieron en su contra, afirmó que hay una embestida de Mauricio Macri y Héctor Magnetto contra los magistrados que le dieron impulso a la causa Papel Prensa.

“El comunicador oficial de Magnetto, Jorge Lanata, ya había anunciado el 24 de julio que el Gobierno tenía a tres jueces en la mira: Rafecas, Freiler y Rozanski”, recordó el letrado en diálogo con este medio.

Rafecas fue el juez que dictaminó que la apropiación de acciones de Papel Prensa por parte de Clarín y La Nación debía investigarse como un delito de lesa humanidad; mientras que Rozanski aportó a esa causa importantes elementos de prueba recogidos durante el juicio del Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata por los crímenes cometidos en los centros clandestinos del Circuito Camps.

En tanto, Freiler fue apartado de la causa Papel Prensa a fines de 2015, cuando se manifestó a favor de citar a declaración indagatoria a todos los involucrados, incluidos el propio Magnetto, la directora de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, y el director de La Nación, Bartolomé Mitre. En estos días, mientras se prepara para resolver sobre la denuncia de Nisman, lo amenazan con impulsarle una acusación formal ante el Consejo de la Magistratura.

Barcesat explicó que, en el caso de Rozanski, reabrieron causas archivadas del año 2006 y 2013 para “armarle un juicio político por acoso laboral”, algo que definió como “un procedimiento nulo, absurdo y bestial”.

También se solidarizó con Rafecas, a quien calificó como “un excelente juez y un hombre de una independencia absoluta”.

“Esto lo ha demostrado investigando todo lo que tenía que investigar en sede judicial, y desestimando todo lo que era absurdo, como la denuncia de Nisman. Todos los juristas que hemos examinado el texto de esa denuncia coincidimos que no tiene ninguna consistencia; es prácticamente una especie de patchwork de noticias de los medios hegemónicos e informes de los servicios, no acreditados ni probados”, remarcó Barcesat.

Esas mismas inconsistencias fueron las que llevaron a jueces como Rodolfo Canicoba Corral, María Servini de Cubría y Ariel Lijo a desestimar la denuncia de Nisman antes de que llegara a manos Rafecas.


 

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