Por un periodismo sin violencia de género

Por Eduardo Aller

Sin duda, uno de los reclamos que estará incluido en la amplia convocatoria de #NiUnaMenos será el de ponerle fin a la violencia psicológica y simbólica que se ejerce sobre las mujeres desde de los medios masivos de comunicación, ya sean gráficos, audiovisuales o electrónicos.

Sin bien las especialistas  coinciden en se han registrado avances en materia de género, todavía predomina un lenguaje sexista y machista al momento de dar las informaciones, donde se reproducen estereotipos, discriminaciones y señalamiento de las víctimas.

En primer lugar hay que decir que tanto el Ejecutivo nacional como el Congreso sancionaron dos leyes con el objetivo de frenar este ataque permanente desde el discurso periodístico. Así es como La Ley de Medios (26.522/09) establece la necesidad de “promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual (Articulo 3, Inciso m)”.

Además,  en el artículo 71 indica que  “quienes produzcan, distribuyan, emitan programas y/o publicidad velarán por el cumplimiento de lo dispuesto por la Ley 26.485″. Este último texto mencionado es la “Ley de protección integral para prevenir, sancionar, y erradicar la violencia contra las mujeres”, que busca “la eliminación de la discriminación en todos los órdenes de la vida”.

La 26.485 fue sancionada el 11 de marzo de 2011 y describe a la “violencia mediática contra las mujeres” a “aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad”; como así también “la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas”.

En ese marco, la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual declaró el 2014 como “Año de lucha contra la violencia mediática hacia las mujeres y la discriminación de género en los medios audiovisuales”. Bajo ese lema, según se informó de manera oficial, se organizaron más de 190 charlas y de las que participaron más de 6700 personas en todo el país.

No señalar a la víctima

De esas conversaciones, y a partir de las inquietudes que plantearon periodistas y comunicadores en las distintas actividades, se sistematizó el “Decálogo para el tratamiento responsable de la violencia contra las mujeres en los medios audiovisuales”. También se produjo el documento “10 preguntas frecuentes sobre el tratamiento de la violencia de género en la radio y la televisión”.

En uno de sus puntos, el Decálogo propone “focalizar la cobertura en la prevención y la sensibilización social sobre la problemática, sin frivolizar la noticia, ni confundir interés social con morbo”. En tanto, llama a “procurar que los testimonios y el tratamiento periodístico en general, no produzcan el efecto de desacreditar a la víctima”.

Uno de los espacios que trabajó en esta instancia fue Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación no SSexista, conocido comos la Red Par. “Recomendamos no poner el foco en la víctima, por ejemplo, no hablar de que una chica asesinada tenía una remera muy corta o una pollera muy ajustada”, dijo a Contexto Lucía García Ipzigsohn

“Tenemos que poder explicar estos sucesos en un contexto de violencia simbólica y no contarlo como un problema de pareja; hay que hablar de que los femicidios se dan en un contexto de desigualdad entre varones y mujeres, donde es un muy difícil separarse porque una no tiene la autonomía económica”, agregó.

No más el “crimen pasional”

En las “10 preguntas frecuentes…” se insta a los cronista a dejar de hablar de “crimen pasional”, ya que el calificativo “pasional” pone el acento en justificar la conducta del agresor. “La mató por celos, fue un ataque de furia, entre otras, son formas discursivas que en última instancia promueven la condena a la mujer que sufrió violencia”, dice el punto 6.

En ese sentido, García Ipzigsohn ve como un avance de que, en la actualidad, se hable “de femicidio, se habla de violencia de género, y de que se desterró la idea del crimen pasional, de que el amor puede llevar a la muerte”

Por último, García Ipzigsohn se quejó de los programas como el de Marcelo Tinelli, donde “el lugar reservado para la mujer es de objeto de deseo o para promocionar algo”. Empero, aclaro que no se trata de “no hablar de sexo o sexualidad”, si no cómo y condiciones igualitarias, “los dos con chances de elegir y no únicamente de ser elegidos”.

[quote_recuadro]

¿CUÁNDO SE EJERCE VIOLENCIA MEDIÁTICA?

Cuando se construyen representaciones que cosifican o estigmatizan a las personas. En el caso de las mujeres, por ejemplo:

-Representarla únicamente como objeto sexual de consumo o trofeo.

-Naturalizar que es la responsable de la limpieza del hogar, la cocina y crianza de hijos/as.

-Dar a entender que es una compradora compulsiva.

-Realizar juicios sobre su modo de vida (con quién sale, cómo se viste, por dónde circula).

-Visibilizar un único modelo de belleza deseable (joven, delgada, a la moda, etc.)

-Normalizar la división sexual del trabajo. Oficios, profesiones u ocupaciones exclusivas de mujeres (secretaria / enfermera / maestra jardinera / ama de casa) o de varones (gerente / médico / profesor / albañil).

-Adjudicar características especificas del “ser mujer”: débil, emocional, manipulable, celosa, histérica, chismosa, irracional, natural, etc.

-Revictimizar a la persona que fue víctima de violencia. El discurso que se pregunta qué hizo la víctima para ser agredida.

-Invisibilizar desigualdades sociales presentes en el diversos ámbitos: laboral, salud, educación, etc.

[/quote_recuadro]

ENLACES RELACIONADOS

Decálogo para el tratamiento responsable de la violencia contra las mujeres en los medios audiovisuales

10 preguntas frecuentes sobre el tratamiento de la violencia de género en la radio y la televisión

SECCIONES