La inocencia de Vidal

Por Carlos A. Vallina | Con colaboración de Franco Jaubet

El poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini* proponía la tesis siguiente: “es un error creer que el fascismo ha sido vencido”. Sobre las ruinas de ese fascismo había renacido el fascismo mismo, un nuevo terror más profundo aún. El régimen demócratacristiano seguía siendo la continuación pura del régimen fascista. Surgió algo más extremo, total e imprevisiblemente nuevo. Violencia policial, desprecio por la constitución y un atroz, estúpido y represivo conformismo de Estado. Contra el cual los intelectuales y los opositores de entonces alimentaban esperanzas insensatas de cambio político.

Este era el contexto de lo que anticipaba la situación italiana y europea de los tiempos presentes, y también la nuestra.

El padre del actual presidente trajo métodos que confluyeron con los que aquí aplicaron las dictaduras o los gobiernos entreguistas, para enriquecimiento de sus clanes y de sus clases.

“La inocencia es un pecado y los inocentes serán condenados porque no tienen ya derecho a serlo. No puedo perdonar a los que pasan con la mirada feliz de la inocencia por entre las injusticias y las guerras, los horrores y la sangre. Hoy por todo el mundo millones de inocentes como tú que prefieren borrarse de la historia antes que perder su inocencia”. Así se expresaba el autor de El evangelio según San Mateo.

Con ese marco preferimos ubicar la figura de María Eugenia Vidal. El de una supuesta inocencia que derrama en representaciones sistemáticas donde el eje de su geometría facial es atravesada por una eterna sonrisa que supone beatitud y ternura. Subrayamos supuesta, porque la autobeatificación militante de la gobernadora debe confrontarse con los terrores que, entre otros, produjo en el ataque por indiferencia y falsa inocencia a la educación pública, a la profundización de la descomposición policial, a la creciente marginalidad y a esa mise en scene, puesta en escena, performance y happening permanente en la que timbreo, fotografía o pantalla dinámica expone, actúa su recital político.

LA AUTOBEATIFICACIÓN MILITANTE DE LA GOBERNADORA DEBE CONFRONTARSE CON LOS TERRORES QUE ENTRE OTROS PRODUJO EN EL ATAQUE POR INDIFERENCIA Y FALSA INOCENCIA A LA EDUCACIÓN PÚBLICA.

Su formación educativa, desde la primaria hasta la Universidad, posee la confluencia necesaria con el actual presidente, dado que ambos concurrieron a escuelas privadas. Ella en su escuela de Flores, el Instituto Nuestra Señora de la Misericordia, luego politóloga egresada de la Universidad Católica; él, del Cardenal Newman.

La política argentina contemporánea y su relación con la religión presenta también el caso de la conversión religiosa de la Dra. Elisa Carrió: “Yo decidí ser pobre. Regalo todos los tapados y sacones de visón que tenía. Iba haciendo campaña por la calle e iba regalando los anillos. Me dio mucho pudor y mucha vergüenza descubrir la pobreza y lo que yo había hecho con el dinero legítimamente ganado. No creo en la sociedad del dinero. Estudié muchas religiones para ver qué tenían en común, sobre todo en el tema de educación. Y encontré rasgos de todas las religiones y de todas las 11 filosofías de vida, desde Confucio a la fecha, que es que no hagas a los demás lo que no deseas que te hagan a ti. La regla de que el otro no es un extraño, sino que sos vos mismo, es la regla del amor cristiano, y la del camino budista, etcétera. Ahí está la salvación del mundo”.

¿Cómo situar esta complejidad entre una alianza del gran capital, de las clases dominantes, de los antiguos y actuales represores y la religiosidad manifiesta de las políticas en cuestión?

Tal religión se expresa en una actitud contraria en el papa Francisco, que cuestiona y asume la miseria moral de su institución, y en su perspectiva la presencia de Mujica, Angelelli y todos los sacerdotes de la Opción por los Pobres y de la Teología de la Liberación.

Solo es posible pensarlo desde la hipocresía, porque en el momento decisivo de las soluciones a los conflictos de nuestra sociedad ambas expresan y destilan el más puro odio.

En nombre del Estado, de la República, de la Ley, promueven y avalan la liberación de los genocidas, el detenimiento de los juicios, las normativas más impopulares que se hayan dictado o pretendan imponer contra los derechos de los trabajadores, de las reivindicaciones feministas, de la ancianidad, y fundamentalmente de la posibilidad de educar al conjunto de las masas populares, de desmontar la educación pública, aniquilar sus centros de enseñanza, humillar a la docencia y despreciar la construcción de una conciencia transformadora, porque eso amenazaría las formas de propiedad, de privilegio y de explotación.

EN NOMBRE DEL ESTADO, DE LA REPÚBLICA, DE LA LEY, PROMUEVEN Y AVALAN LA LIBERACIÓN DE LOS GENOCIDAS, EL DETENIMIENTO DE LOS JUICIOS, LAS NORMATIVAS MÁS IMPOPULARES QUE SE HAYAN DICTADO O PRETENDAN IMPONER CONTRA LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES.

Debemos agregar un elemento aparentemente antitético como es el cinismo respecto de la hipocresía, porque han formado una nueva aleación, que se nutre de la prepotencia sin inhibiciones y del ejercicio metódico de la mentira.

Quizás el primer gesto en ese plano de orden discursivo fue el del dictador Jorge Rafael Videla, que en una conferencia de prensa teorizó sobre la inexistencia de los secuestrados-desaparecidos por su ausencia de entidad.

Parafraseando a Pier Paolo, la continuidad del terrorismo de Estado entre el mencionado y el actual gobierno, incluyendo la conversión de Carrió y la epifanía de Vidal, es conceptualmente coherente. Distanciamiento, extrañamiento y desapego, son la materia básica de las conductas cuestionadas en la presente nota, lejos de la compasión y el respeto humano.

 

*La referencia a Pier Paolo Pasolini se encuentra en el texto Supervivencia de las luciérnagas, de Georges Didi-Huberman.


 

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