“Justicia por Cristian” pidieron familiares, amigos y vecinos en la parroquia de Caacupé, en la Villa 21-24

“A la madrugada, tres pibes morochos ya de por sí son sospechosos. ¡Y no puede ser así! ¡No se puede pensar de esa manera! Es esta estigmatización y discriminación permanente en la que trabajan los medios hegemónicos […] Cristian era una persona valiosísima. No había derecho”, afirmó el martes profundamente indignado Carlos Desages, miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Villa 21-24 de Barracas durante un diálogo con Contexto, poco antes de un acto para reclamar “Justicia por Cristian”.

“¡Se tiene que hacer cargo alguien! No puede ser que porten armas así, cualquier persona. Que se ataque así de esta forma”, sostuvo Desages, que rechazó la versión policial según la cual los pibes que estaban volviendo al barrio intentaron robarle al bombero de la Policía de la Ciudad, Adrián Gustavo Otero.

En plena avenida Vélez Sarfield y Santo Domingo, en el barrio de Barracas, Otero disparó desde su auto contra el vehículo en el que iban los tres chicos. “Los policías armaron toda esta historia de que fueron a robar”, dijo Desages, antes de subrayar que “Cristian nunca salió a robar”.

A Cristian le decían el “Paraguita” porque era paraguayo. Trabajaba en la ferretería que está justo enfrente de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé y fue criado en el seno de una familia humilde y trabajadora. Su mamá trabaja en la Casa de Cultura y su tía en un comedor de la ONG del Padre Pepe.

“Este es un caso clarísimo de gatillo fácil”, sostuvo Desages, vecino de la Villa 21-24 que también contó que “los otros dos chicos estuvieron detenidos varias horas” y que gracias a la inmediata movilización del barrio salieron de la comisaría sin una causa.

“Estoy convencido de que si no nos hubiésemos movilizado rápidamente toda la comunidad, estos pibes seguían detenidos y les habrían armado una causa. Decí que había testigos, porque era una avenida y que no había armas de por medio, sino que había una sola arma, la del bombero… Entonces no hubo intento de robo ni tiroteo”, puntualizó Desages.

“En nuestro país, cada veinticinco horas muere un pibe por gatillo fácil. En general, en las barriadas populares es muy difícil sacar el tema a la luz. Acá hubo una reacción inmediata de todos los vecinos y vecinas que lo conocían a Cristian, de las organizaciones sociales y políticas, el cura-párroco, la parroquia de Caacupé, todos, todos, todos, inmediatamente salieron a denunciar lo sucedido”, enfatizó.

Tras conocerse lo ocurrido el sábado, vecinos y familiares se manifestaron rápidamente frente a la Comisaría 30 en medio de un operativo policial.

La Red de Organizaciones contra la Violencia Institucional de Villa 21-24 repudió el “accionar policial”. “Una vez más tenemos que ver cómo acusan a las víctimas de la violencia policial en lugar de investigar a los verdaderos responsables”, denunció la ROCIV.

El asesinato de Cristian Toledo se suma a las más de 5.000 muertes en casos de gatillo fácil en la Argentina desde 1983, según datos de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi).

Horas después de la muerte de Cristian, el párroco del barrio, Lorenzo “Toto” De Vedia, se declaraba “totalmente dolorido por este hecho de gatillo fácil”.

“En nuestros barrios se sufren muertes de jóvenes que padecen la desvalorización de la vida humana”, afirmó el sacerdote ese mismo día a Barricada TV. “Son vidas que valen menos que otras para mucha gente de esta sociedad. Son pibes humildes que arrastran años de exclusión, y se encontró con alguien que arrastra años de prejuicio. Le vio cara de villero, lo siguió y lo mató”, sentenció.

“A quemarropa, a quemanegro, a quemapobre, hoy nos mataron a otro vecino, a otro laburante, a otro inocente, por haber salido a bailar, por haber subido a un auto, por haber nacido en la villa”, afirmaba el mismo sábado la Garganta Poderosa en su página de Internet bajo el título “Nos fusilaron a Cristian”.

Desages insistió: “Del lado de los pobres, si no nos movemos, si no hacemos fuerza, si no nos movilizamos y nos organizamos, es muy difícil conseguir justicia. Tenemos que luchar contra la impunidad. Vamos a exigir que no se encubra a ningún uniformado y que se haga justicia”.


 

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