En un marco de ebullición tras la huelga docente y la movilización convocada por la CGT, el gremio de los aeronáuticos volvió a poner el foco sobre el Gobierno a causa de la inminente llegada de las llamadas low-cost al mercado local. Esta semana se anunció la profundización del plan de desregulación del negocio aerocomercial con el ingreso de más empresas, aunque Macri debió dejar afuera a Avianca, ya que conllevaría a un conflicto de intereses al tratarse de una firma vinculada con el propio presidente.
Mientras tanto, el sector trabajador del área ve con preocupación esta medida que habilita la entrada de firmas foráneas de bajo precio. “Esto representa un cambio negativo a los pasajeros y sobre todo a los trabajadores. En la Argentina en particular eso viene combinado con que los principales funcionarios del Gobierno, empezando por el propio presidente Macri, son accionistas o tienen intereses concretos en estas empresas de bajo costo”, dijo a Contexto el referente de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA) Hugo Perosa, quien sostuvo que los propios miembros del Gabinete de Cambiemos “son competidores objetivos de Aerolíneas Argentinas”.
“Gustavo Lopetegui con una empresa chilena, el propio Macri con Avianca, pareciera que cada miembro del Gobierno tuviera su propio negocio aeronáutico privado”. Sin ir más lejos, el vicejefe de Gabiente, Mario Quintana, tiene vinculación directa con la empresa low-cost FlyBondi a través de su dueño Richard Guy Gluzman, quien había sido vicepresidente del fondo de inversiones Pegasus, propiedad de Quintana. Cabe señalar que el funcionario macrista logró que la empresa FlyBondi no fuera dejada de lado de la apertura a las low-cost, como sucedió esta semana con Avianca, vinculada con Mac Air, compañía propiedad del apellido Macri.
En esta línea, el referente de APA aseveró: “Todo esto luego se ve traducido en la precarización de las condiciones de trabajo de los empleados, que se ven obligados a cumplir múltiples tareas por salarios inferiores. Además, los pasajeros que creen beneficiarse con los bajos costos van a tener que pagar aparte gastos como embarque, comida, equipaje. Y las low-cost usan aeropuertos alternativos”.
La llegada de las low-cost constituirá una competencia desleal, ya que a las nuevas empresas se les asignaron rutas que opera actualmente Aerolíneas Argentinas. A las 135 rutas concedidas, el presidente anunció que en abril se abrirá una nueva licitación para que “más empresas participen” en el negocio. En lo que refiere a los aeropuertos, se anunció una inversión de “22.000 millones de pesos para mejorar la infraestructura e instalaciones de 19 destinos”.
En un marco de pleno descontento desde el sector sindical con las principales medidas del macrismo, el referente de los trabajadores aeronáuticos expresó: “Hay que luchar por las condiciones de trabajo y de salario, pero además por la aviación como un servicio público para todo el pueblo argentino”, dijo Perosa, y agregó: “En los peores momentos fuimos los trabajadores los que pusimos la lucha al hombro. Salvamos Aerolíneas Argentinas hace quince años y estamos dispuestos a salvar a todas las empresas que sean patrimonio nacional frente a este avance que es en favor de la liberalización y desregulación del mercado aeronáutico”.
Perosa advirtió que otro de los ejes de precarización que impulsan las empresas de bajo costo, además de los salarios, se manifestará a través de la seguridad y control del servicio. “Para las empresas, la capacitación del personal y la seguridad son un costo. Una forma de bajar los costos es bajando la seguridad y la capacitación”.