Ezequiel Fernández Moores: «Es imposible que exista un nuevo Grondona en AFA»

Por Franco Moretti y Pedro Gutierrez

-¿Se puede pensar en una Asociación del Fútbol Argentino antes de la figura de Julio Grondona?

-Sí, la AFA históricamente en sus orígenes perteneció al poder económico del país. Si uno ve los apellidos que allí había, son apellidos de las élites porteñas. Luego fue acompañando los tiempos políticos, cuando había radicales había un radical, cuando había peronistas había un peronista, cuando había dictaduras había algún interventor, en general fue así. Lo de Grondona fue atípico, porque él fue radical, peronista, fue militar, estuvo en todas las formas que le fueran beneficiosas, por eso fue atípico y es también difícil pensar en un recambio. Cuesta pensar en fáciles recambios después de treinta años de la conducción de Julio.

-Hablando particularmente de la etapa de Grondona, si bien siempre fue criticado, también se habló y se habla de que él habría mantenido la AFA en “orden”, quizás en comparación con los momentos que vivimos hoy en día. ¿Cómo ves su proceso en la AFA que parece tener esta contradicción?

-Decir que mantuvo la AFA en orden es demasiado generoso. Sobre todo para el período en el que estuvo Grondona, que tuvo de todo: desde huelgas de árbitros, jugadores, muertos en las canchas. Pero Grondona supo mantenerlo con un cierto equilibrio. De hecho, supo jugar con Boca, con River, los grandes cuando tenía que hacerlo, luego se recostó con los clubes chicos cuando era el momento de jugar con los clubes chicos, y después jugó con el tiempo político que quiso jugar. Hubo tiempo televisado para grupo Clarín y con el kirchnerismo. Grondona en ese sentido fue hábil, decir que eso fue su orden no sé si es la mejor descripción, pero sí que supo jugar donde mejor soplaba el viento.

 -¿Qué etapas podrían llegar a venir ahora que hay una especie de recambio? ¿Creés que se va a venir un recambio verdaderamente, o será un poco más de lo mismo?

-No, recambio siempre. Es imposible que haya un nuevo Grondona, un Grondona “bis”, digamos. Es un cambio esto, claramente un cambio, porque nadie va a ser como él. En un sentido uno podría decir “bueno, pero es una continuidad”, porque inclusive “Chiqui” Tapia expresa su admiración por Julio y tiene un estadio con su nombre. En ese sentido uno puede decir que ahí hay similitudes. Pero no tiene el poder de Grondona. Todo es muy nuevo, y además llega con un padrinazgo fuerte que sería el de Hugo Moyano y con otro que sería el de Daniel Angelici, el presidente de Boca. Entonces, el poder no es tan de él, sino uno que se lo han prestado, por decirlo de alguna manera.

-¿Qué relación tuvo la AFA, en el período particular en el que estuvo Grondona, con la FIFA?

-La inicial relación de Grondona con la FIFA no fue buena. Cuando asume en 1978 en AFA, y pasados unos años llega la democracia al país, se siente presionado por la flameante democracia en el año 83 y decide que Carlos Alberto Lacoste no sea más el representante argentino en el máximo organismo internacional del Fútbol. Lacoste era un oficial de la dictadura militar, que había ingresado en la FIFA porque João Havelange le quería agradecer los negocios del mundial 78. Entra ahí Lacoste, se mantiene varios años, pero cuando vuelve la democracia le dicen a Grondona “señor, este hombre no puede estar más en la FIFA”. Así decide sacarlo y ahí Havelange se enoja con él y la relación se torna muy fría. Después recapitula y se convierte en una de sus manos derechas Grondona, y fundamentalmente con su continuador, Joseph Blatter, hasta el punto inclusive que Blatter le debe alguna que otra reelección a través de algún armado político que Grondona le facilitó. Años después, Julio entiende que la vicepresidencia de la FIFA es más importante que hasta el propio Maradona. Durante el mundial de Estados Unidos en 1994 decide que Diego se retire de la competencia por doping. Ahí se puede decir que se realiza su “casamiento con la FIFA” y se queda como un hombre de la misma. De hecho, la FIFA, cuando lo quieren echar a Blatter, le ofrece a Grondona la presidencia interina y este la rechaza, porque asegura que no va a traicionar a Joseph. Grondona es en definitiva de esa vieja guardia de la FIFA que ahora no está más. Hoy no sabemos, si Julio viviera, si tal vez estaría preso; todo indicaría que sí, según lo que dijo el FBI, pero no lo sabemos.

-¿Creés que la muerte de Grondona significó de alguna manera la posición que ocupa la AFA en la FIFA?

-Durante mucho tiempo el fútbol argentino cobró peso en la FIFA primero por lo que significó el mundial de Mexico 1986; tuvo el de 1978, es cierto, pero el del 86 fue muy fuerte y además estaba Maradona, entonces esto colocó al fútbol argentino en un lugar de privilegio. Eso le dio esa fortaleza, acompañada con Grondona, sus maniobras, sus juegos políticos, sus protecciones o como lo quieras llamar. Después yo diría que la aparición de Lionel Messi también colocó al fútbol argentino o lo mantuvo en ese lugar de poder, y ahora como hay una conducción nueva en la FIFA, no digo mejor, digo simplemente nueva, entonces es como que hay una especie de revancha hacia lo que fue toda esa vieja conducción, y tal vez esa revancha incluye en algo al fútbol argentino, que ha perdido algo de poder en ese organismo.

-¿Se puede pensar en una democratización de la AFA?

-En el presente, la votación en la AFA es definida de forma democrática según marcan los estatutos, así que yo soy cuidadoso con las palabras. Entonces, si a lo que te referís es a que vote más gente, que voten más clubes, sería bueno. Pero no en todas las asociaciones son iguales los sistemas de votación: en algunas participan más representantes de jugadores, de entrenadores, de árbitros, y esto creo que lo hace más interesante en términos de votación.

Recuerdo cuando estuvo Vila, que fue el empresario de televisión que intentó desbancar a Grondona, y él hablaba de tres mil y algo de votos para que votaran también todos los clubes del interior del país, pero la verdad no veo sistemas así con tantos votos, ya que no puede valer lo mismo el voto del club más pequeño de salta que el de Boca o River, no pueden valer uno y uno porque son representaciones distintas en lo que significa la importancia del fútbol argentino.

-¿Qué crees que debería hacer esta comisión directiva que representa a la AFA para mejorar en algunos aspectos como las selecciones juveniles, que últimamente vienen teniendo algunos fracasos deportivos?

-Por un lado, la elección de Jorge Sampaoli me parece interesante en cuanto a que es un técnico de prestigio y que tiene un claro sistema de juego que, a uno le guste o no, sabe a qué juega. Y eso me parece interesante. Ese proyecto parece incluir también a las inferiores. Ahora terminó el mundial, entonces las juveniles empiezan una nueva etapa, y en este comienzo estoy seguro que va a haber cambios en la conducción, y esa nueva conducción va a estar en cierto sentido alineada con la conducción de la selección mayor. De esta manera, creo que se va a resolver el desastre que se hizo en donde se presentaron 44 carpetas y el elegido fue un tipo que ni siquiera había presentado una carpeta. Y creo que mejorar eso no es difícil. La verdad que eso fue un papelón y los resultados fueron producto de ese papelón.

-¿Cómo ves la relación del periodismo en cuanto a la información que se maneja de AFA? Vos has escrito muchas cosas al respecto, con miradas muy interesantes, pero da la sensación de que es difícil acceder a cierta información y que hay mucha complicidad.

-Casi te diría que es como cualquier otro conflicto de la prensa y las instituciones. El poder por lo general quiere ocultar las cosas y, como todo poder, suele tener a veces alguna complicidad con el periodismo, y el periodismo se respalda más en el poder antes que en investigar. Hay periodismo que intenta contar mejor, pero también hay periodismo que hace lobby, que juega a intereses, porque a veces están los contratos televisivos que no permiten contar todo, pero forma parte histórica entre el periodismo y el poder.


 

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